La empecé a leer a destiempo. Es malo ser un trasnochador del éxito ajeno, es como enterarse del gol de River cuatro horas después. El libro te gusta, seguro, si te gustan las historias cortas, pero, ay, si te gustan las historias largas. Quizá te pase como a mí, que en las primeras cinco crónicas me reí, en las siguientes cinco empecé a divagar y, al llegar al ecuador, empecé a hastiarme, a cansarme de improperios, de improperios argentinos (¡de los que conozco y de los que desconozco!), de la repetición, del hartazgo, de la rabia, de la frustración, del odio, de la herida, del dolor, del dedo en la herida, del dolor del dedo en la herida, de la colera, de la rabia, de la frustración, del dedo, de la retahíla incansable de sustantivos… y del viaje lector.
Como conclusión: toma sopa en verano, no te fíes de los relatos de ficción y gracias por descubrirme a Lorrie Moore.
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia