Estas leyendo un libro en el metro de regreso a tu casa. Vives en un barrio de trabajadores. Sabes que hay mejores barrios y también que los hay peores. Las calles no son muy amplias. Y en más ocasiones de las que te gustaría huele a sucio. Cloacas, masificación de contenedores de basura, de personas, excesiva aglomeración de tantísima gente en un espacio minúsculo.
En el trabajo llevas corbata o vestido (según seas hombre o mujer) , ya sea por obligación o por simple supervivencia a la connivencia para con los jefes.
Te has convertido en un puto burgués solo por el hecho de tener un asqueroso trabajo con el que en muchas ocasiones no llegas a final de mes. O quizás si llegas a final de mes. Pero eso no importa...
Te miran en el metro. Llevas el traje de batalla, tu corbata o vestido, lees un libro, intentas ser educado, amable. En tu barrio sólo los Testigos de Jehová llevan traje, llevan libros e intentan ser amables. En toda tu jodida ciudad nadie lleva traje, lee libros e intenta ser amable. Esas personas existían en el siglo pasado. La modernidad no es amable. La gente huye de los Téstigos de Jehová pero el resto sois la puta escoria. Los parias sin grupo ni afiliación. Porque no creéis en nada, desentonando como la basura que se amontona en las esquinas.
No es que te importe mucho. Tu trabajas para sobrevivir. Pero las miradas que te dirigen son miradas asesinas, cargadas de odio. Se burlan a tu espalda o delante tuyo, no les importa demasiado después de todo escupen en el suelo cuando se saludan entre si, ¿ que más les dará insultar a otra persona en su cara ? Rezas a la nada porque no crucen nunca la delgada linea que separa la burla de la paliza.
Lejos, muy lejos de aquí, en el otro barrio están la gente bien. Ellos han superado el concepto de burguesía ya hace tiempo. No creen en tal concepto porqué simplemente es una idea pueril propia de masas aborregadas y sin estudios. Esta gente bien lee a Joyce, recitan párrafos del Quijote de memoria, saben 3 o más idiomas, aplauden o critican el existencialismo de Sartre, hablan de política, de filosofía, hasta de teología si hace falta según la ocasión. Y nunca se pierden en sus argumentaciones. Por supuesto, nunca jamas bajo ningún concepto, escupen en el suelo.
Naturalmente Tu intentas acercarte a este último grupo. Piensas poseer más afinidad con ellos. Pero la gente bien enseguida huele el tufillo desprendido por un pobre desharrapado únicamente bien vestido intentando leer algún libro clásico ocasionalmente. Todo eso no va a servirte para poder mantener un tema mínimo de conversación con la gente bien.
Tu no has ido a colegios privados. No tienes su educación, ni sus modales, ni su estudio de los clásicos. Tampoco tienes lo más importante, su dinero. Poderoso caballero es don dinero, abre las puertas de inmensas mansiones aunque seas el más mezquino de los hombres.
El desprecio de este grupo es brutal. Los desharrapados pueden darte una paliza, romperte las costillas, las piernas o en el mejor de los casos burlarse delante tuyo de su propia estupidez. Pero están sandeces no rompen tu ego, sólo tu cuerpo. Sin embargo el daño causado por la gente bien es más profundo, es más, como lo diría intentando encontrar la palabra justa, es más irreparable. Eso es. Irreparable. La gente bien no te golpea físicamente. Su dolor es mucho más sutil, mucho más profundo, desprecian tu compañía con su silencio, demostrando el fino olvido de la gente que se sabe superior.
Y sin saber que hacer sigues sobreviviendo.
Pero ya nada tiene sentido.
Incluso tus conocidos de la escuela, del instituto, de la carrera...
Muchos de ellos viven en tu mismo barrio. Pero son iguales que los desharrapados. Se han adoctrinado en la nueva fe.
Los miras con detenimiento. Ven los asquerosos programas de la televisión, los chillidos, los odios, la negatividad, las tertulias infames, los asco-programas informativos. Los supositorios mentales donde el Gran hermano ya no es recordado por ser el libro de Orwell sino por convertirse justamente en el borreguismo que pregonaba la novela.
Ellos se rindieron hace tiempo por tener una vida más tranquila. Por poder encajar en algún sitio.
Y por fin, después de tanto tiempo tomas una decisión.
Depositas todos tus libros en una bolsa y caminas hasta un lugar muy apartado.
La bolsa aunque grande no contiene todos tus libros. El exceso de equipaje en la travesía de la vida pasa factura. Harán falta un par de viajes más. Pero sin lugar a dudas el que acarrea más problemas y es más difícil será el primero. No lo dudes.
Llevas una caja de cerillas en tu bolsillo. Ya lo decía Bradbury, de que sirve encontrarse a uno mismo sino tienes a nadie con quien compartirlo.
Enciendes la cerilla. Y decides quemarlos.
Primero esa antigua edición del Quijote, después aquel libro que guardabas desde niño, Momo, La historia interminable, cuantos recuerdos. Algún libro de filosofía barata tan divertido, El mundo de sofía, alguno no tan barato, Los diálogo de Platón, los cásicos cuestan más en arder, demasiadas páginas, Moby Dick, El Conde de Montecristo, La Odisea, las lagrimas asolan tu cara...
Son muchos viajes de ida y de vuelta. Muchas lagrimas con una asquerosa bolsa cargada en la espalda llena de papel. Pero las lágrimas se extinguen. Cada vez hay menos libros. Pero...
Y ese infinito "pero" esperando a la vuelta de la jodida esquina.
Lo último que quemas será la jodida corbata o vestido.
Te olvidas para siempre del paraíso inalcanzable de la cultura. Nunca podrás ser como la gente bien. Lo triste es que tampoco serás nunca un desharrapado. Seguirás siendo un Don Nadie que no encajará en ningún lado. Pero es infinitamente más sencillo engañar a un pobre tonto que a una persona culta. Puedes ver sus programas, reír con sus estupideces, escupir en el suelo, saludar a gritos...
Puro mimetismo. Es sencillo. Son éstupidos, justo como vas a saberlo ser tu toda tu jodida vida.
Y adquieres un buen hábito, escupes en el suelo cuando saludas...
PD:
Para encajar siempre es mas fácil dar dos pasos atrás que uno adelante.
NUTLA agradece profundamente su regreso a Amalasunta Regna.