martes, 24 de abril de 2012

Alfredi (Copyright Creative Commons) 

"En esta tierra en la que nací existe un día donde se regalan libros y rosas."


Un abrazo a todos.

Desde esta línea en adelante esta entrada contiene la versión EXTENDIDA del relato.



“Maldito trabajo”, piensa quejicosamente Puckel mientras apoya la cara en el cristal del vagón. El hollín cubre parte de su arrugada mejilla izquierda; y una gota de grasa negruza reposa olvidada en su barba. Para sumarse a sus problemas, una desconsiderada rasta salta vigorosa enmedio de su ojo derecho. Gruñe. Da un fuerte soplido a aquel rebelde pelo suyo, pero este sigue sin apartarse de donde se ha estacionado. Finalmente su regordete dedo índice aparta de un empujón la molesta trenza. Debería cambiarse el peinado, debería...

Una niña le mira fijamente boquiabierta interrumpiendo sus pensamientos. Odia a las personillas pequeñas. Le regala una mueca terrible. La niña, visiblemente asustada, se abraza fuerte a su madre, que no comprende el nerviosismo de su hija. No obstante, la cobarde curiosidad impele a la cría a seguir escudriñando aquel rostro. Ahora Puckel, con una sonrisa aquiescente mira malevolamente satisfecho a la cría y le muestra pícaramente la lengua. Pero... sacrilegio... la chiquilla le responde de igual manera.

¡¡Que horror!! Que falta de respeto, por el sagrado árbol de espino, piensa Puckel. Si su santa familia originaria de escocia, hubiera imaginado tan solo por un segundo las vulgares atrocidades que habrían de padecer sus descendientes, ya hubieran pensado seriamente en emigrar a una ciudad como Barcelona allá por 1900... ¿ o era 1910 ?

El trabajo en las minas era duro, si, claro, tenía que reconocerlo. Pero allí al menos, un esforzado trabajador podía quizás en un golpe de suerte encontrar unas pepitas de oro y quedarselas... al menos eso es lo que aseguraba la tradicional leyenda familiar. ¿ Porque escogieron una ciudad como Barcelona ?
Recapacita: ‘¿ Que parada es esta ? Ay, maldita niña, casi me hace perder mi parada.’ De un salto se apea del vehículo. El blanco vehículo cual carruaje, lanza el habitual y molesto pitido de seguridad antes de cerrar sus puertas y darse a la fuga. ‘Alguién habrá que le haga caso’, sonrie Puckel. Gruñe de nuevo, para animarse silba una antigua canción escocesa, Auld Lang Syne, se la enseñó su abuelo, sirve para levantar el ánimo y despertar la lluvia. Bueno, su abuelo siempre decía muchas cosas. De un brinco salta a las vías. El andén esta prácticamente vacio,  aunque a decir verdad, nadie repara en su presencia nunca. Lentamente comienza a internarse en la oscura boca del túnel siguiendo los raíles, sigue silbando ’...en los viejos tiempos...’
Camina un centenar de metros en penumbra. La falta de luz no es problema para sus acostumbrados ojos. Internandose por aquel hueco secreto, atraviesa una bifurcación medio derruida que a duras penas se sostiene sobre una columna que antaño emulara un pilar románico. Avenida de la luz, reza un pequeño cartel de desgastados colores anclado en la pared. El polvo se acumula en los bordes superiores. Es irónico que una estancia situada a diez metros bajo tierra pueda llamarse avenida de la luz. En ocasiones piensa si acaso la raza humana estará completamente alienada. La estancia es pequeña. Él no necesita grandes espacios, justo en el medio una olla de hierro preside la improvisada alcoba.
Rufus, Obe y Tita se acercan vigorosamente a recibirle. Gruñe. Después de las personillas pequeñas, lo que más le desagrada son los cuadrúpedos. Rufus le lame la cara con su rosada y aspera larga lengua. Mientras Obe y Tita le regalan un cariñoso empellón de cabeza. Su regordeta nariz llega a la altura del hocico de Rufus, un viejo mastín abandonado. Le es imposible imaginar como encontrarón esos estúpidos cuadrúpedos el acceso a su Sancta Santorum. Al principio les asustaba con muecas, terribles gritos, alardes de palmas. Pero fue en vano, al cabo de un par de días Rufus se acercó con más hambre que miedo y se quedo acostado en el suelo de la sala. Completamente impávido ante las vacias amenazas. Ese día le ofreció una patata caliente que el can devoró con entusiasmo. Al día siguiente, Obe y Tita, unos pequeños Terriers, con la misma insigne estrategia corrieron la misma suerte.
Los tres chuchos se deshacen en zalameras carantoñas alrededor suyo. Para ser perros abandonados son extremadamente silenciosos o quizás es que en el fondo de sus almas conocen la tercera molestia de Puckel, los ruidos. Su mano acaricia suavemente los hocicos de cada uno de ellos, por orden de antiguedad. Los tres podencos se vuelven locos de alegría. Rufus tose pesadamente rompiendo el júbilo general. Esta muy enfermo. Si hubiera aparecido dos meses antes... Puckel se dirige a la pared norte. Cuatro baules equidistantes reposan junto al tabique principal de la estancia. En el primer baúl guarda sus escasas ropas, en el segundo los utensilios de su trabajo, en el tercero algo de comida. El cuarto jamas ha sido abierto en presencia de ojos extraños. Espera que siga así por infinidad de lustros.
Un reguero de agua simula una cascada al colarse por una pequeña cavidad. La improvisada alcoba posee infinidad de oquedades desde donde se puede oler el exterior. Puckel intuye la lluvia, la bajada de la temperatura, el olor a tierra mojada. Sino fuera por el estado del pobre Rufus se encontraría animado. Abré el tercer baúl, saca cuatro patatas, un apio y una cebolla. Esta noche van a celebrar la venida de las primeras gotas de lluvia. ‘ Benditas sean’ piensa. La olla esta llena de un agua cristalina. Añade el apio regalo de Hans, el  amable tipo irlandés que reside bajo la parada de Correos en idéntica situación a la suya (todo el mundo sabe el mutuo odio que se profesan irlandeses y escoceses). Gruñe y se enfada al recordar a Hans. A cambio él le regalo un martillo. Como odia a ese irlandes.
Engulle su patata, mientras realiza un repaso mental sobre sus quehaceres en su trabajo cotidiano de mañana. 'Hay un intercambiador algo oxidado cerca de Lesseps. Los técnicos siempre se olvidan de revisarlo'. Sigue su memoria. 'Un reguero de salitrosa agua se filtra cerca de la parada de Barceloneta'. Si no pone orden en esos menesteres un día sucederá una desgracia. Todo lo que pasa en esos túneles es un compromiso familiar adquirido. Su sagrado contrato, guardado en el interior del cuarto cofre, lo indica claramente. Recuerda. 'Honorable Casa de Puckel & Puckel: se hará cargo... bla, bla, bla... en el devengo de los años del estado de túneles, raíles...mil bla,bla después... Firmado: Señor bla, bla bla. Barcelona 1919'. En fin, un trabajo de índole familiar casi ad eternum, a menos que se cumpla una de las condiciones de la letra pequeña. A saber: a) Puckel muera. b) los túneles del metro de barcelona desaparezcan. 'Improbable Puckel' le dijo en una ocasión su padre. Gruñe. Su familia poseyó otrora el contrato de las minas de Crawford Moor. Aquellos preciosos túneles ahora extintos apuntalados con la vida de miles de robles. Nuestros mayores... Gruñe.
Rufus tose más fuerte. Justo se estaba acabando su patata. Que felicidad en su rostro escasos minutos antes. La muerte merodea cerca. Rufus se recuesta encima de sus cortas piernas. Le lanza una languida mirada. No es fácil la vida cuando te abandonan. Ahora respira con más dificultad. Puckel le acaricia suavemente el lomo, rasca sus caidas orejas. Apoya delicadamente su mano en su hocico. 'No sufras más buen perro.'
Obe y tita permanecen recostados en el suelo sin decir nada. Pesarosamente Puckel se levanta. LLeva algo en sus manos. Se dirige hacía el cuarto baúl con cierto esfuerzo. Lo abre. Murmura para sus adentros: ‘Cuantas almas muertas por la estupidez humana. Descansa corazón de dragon muerto en tu hogar por el infame caballero. Descansa última raíz de Mandragora, así tal hagas corazón de lobisome...’
Puckel ya no gruñe mientras deposita amorosamente el corazón de Rufus en el baúl.

Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.

jueves, 19 de abril de 2012

La princesa prometida
Toda esta entrada contiene avances (spoilers) de la trama.

(... esta entrada continua desde 'La princesa prometida (Acto II de III)')


¿ Llegarán a tiempo nuestros héroes de impedir la real boda ?
¿ Evitarán los héroes el matrimonio sagrado ?


Westley, Iñigo y Fezzik urden un plan magistral. Aprovechar el renombre de pavor y temor que recorre a los hombres cuando escuchan el nombre del temido 'Pirata Roberts'.

Fezzik el gigante - Soy el pirata Roberts, no habrá supervivientes. Mis hombres están aquí, y yo estoy aquí. Y vosotros pronto no estaréis aquí. El pirata Robert no deja supervivientes, vuestras peores pesadillas están a punto de volverse realidad.


Y con esta teatral puesta en escena salvan el escollo de la muchedumbre, los cuales salen huyendo como alma que lleva el diablo.


Es un claro símil de como los rumores pueden en ocasiones más que la propia realidad. No hay nada tan peligroso como un rumor aceptado como verdad absoluta. El tumulto actúa como el buen rebaño de borregos que son. No paran a pensar si realmente todo es cierto o están siendo presa de un engaño.

La heroína, Buttercup muestra elevarse su confianza al presagiar como su destino se esta cumpliendo. Ha aprendido de sus errores. Una vez dió por muerto a su amado, esta vez no lo creerá hasta que no lo vea con sus propios ojos.


Buttercup - Ha llegado mi Westley.
Príncipe Humperdinck - Tu Westley está muerto. Yo mismo lo maté.
Buttercup - Entonces, ¿ porque hay miedo en tus ojos ?




Nuestro héroe y aliados consiguen entrar en el castillo. Más el histriónico Conde Tyrone acompañado de sus guardas personales realiza su aparición.

Conde Tyrone - Matarles.


Un sequito temible. Sin embargo, nuestros héroes ya han afrentado mayores proezas, ahora vienen para cumplir su destino. Para desgracia suya, el Conde se queda sólo.

Su meta se acerca, se puede leer en la determinación de esos ojos.



Iñigo Montoya - Hola. Me llamo Iñigo Montoya. Tu mataste a mi padre. Prepárate a morir.

En un alarde de cobardía el conde huye. Iñigo lo persigue con gran tesón. Se acerca el climax de la historia del propio Iñigo.


El Duelo final entre Tyrone e Iñigo Montoya.

Iñigo obliga a humillarse a Tyrone. Es sublime esta escena. Es el anhelo del espectador. Es la magia de ver cumplida la ansiada venganza.


En primer lugar, Iñigo le devuelve primero el daño moral... (humillación).


En segundo lugar le reembolsa el daño físico... (heridas)... las mismas que el propio Iñigo sufriera a manos suyas.


Iñigo Montoya - Ofreceme dinero. Y tambien poder. Ofreceme todo cuanto te pida.
Conde Tyrone - Todo cuanto me pidas...
Iñigo Montoya - Quiero que vuelva mi padre maldito bellaco.


La cara de Iñigo lo dice todo. La caústica solicitud de tan imposible tarea que no esperaba respuesta será el epitafio del malvado Conde. Iñigo pone de manifiesto que ningún bien material o inmaterial de ese mundo podrá refrenar su justa venganza. Iñigo, el hijo pródigo, el ángel vengador, el héroe en su propia historia, ha superado todas las pruebas, solo necesita su seguridad y pericia para culminar su venganza ensartando la espada de su padre en el vientre del impío enemigo.


El fin ha llegado para el Duque Tyrone Rugen.

La princesa esta triste, ¿ que tendrá la princesa ?


En un desesperado intento por reunirse con su amor la princesa hallará fuerzas en la flaqueza para realizar el único acto que cree le acercará a su amado... pero...


Es nuevamente nuestro héroe Westley quien llega a su propio clímax. Tendido en la cama el príncipe Humperdinck le acosa peligrosamente. Se acerca amenazadoramente. Pero Westley ya ha superado todos los retos. Un buen héroe triunfa llegado el momento armado tan solo con su voluntad. Le infunde previamente un terrible miedo mortal tan sólo con palabras. Y léntamente se levanta de la cama. Dirige la punta de su espada al cobarde príncipe. Y este se rinde. Solo le ha hecho falta 'voluntad pura' para detener el avance de su enemigo.


Westley - Arrojar vuestra espada. Átale. Y aprieta tanto como puedas.
Iñigo Montoya - ¿ Lo mato ?
Westley - No , dejaremos que viva con su cobardía.



Westley ha alcanzado una de sus metas. Ha dejado atrás miedos y fracasos. Perdonarle la vida es una muestra de su superación. Ya no le hará ningún daño ese mal, porque ya esta curado contra sus terribles garras. En todo caso parece más cruel abandonar a su enemigo al escarnio público y a su terrible soledad.


Todos los personajes han alcanzado su individual clímax, el entendimiento de conocerse a ellos mismos. Hasta el gigante, que ha entendido que no en todas las situaciones es necesaria la fuerza. Gracias a su inteligencia ha conseguido agrupar a tan majestuoso grupo de caballos.


La heroína, el héroe y los aliados huyen en sendos corceles blancos. Cual palomas blancas de la paz. Es un claro mensaje. Absolutamente todos han aprendido algo y han superado sus pruebas. Ahora pueden al fin partir.

Abuelo - Desde la invención del beso, ha habido cinco besos que han sido calificados como los más apasionados, los más puros. Este los susperó a todos.


¿ FIN ?

Y antes de que se produzca el difuminado a negro y aparezcan las blancas letras acompañadas de fondo con la excelente música de Mark Knoplfer...


... aún nos da tiempo a vislumbrar a la verdadera pareja de héroes del mundo 'real' despidiéndose de nosotros. Cerrando así el círculo de una historia perfecta que nos acompañará tan solo en nuestros sueños.

Nieto - Abuelito... ¿ podrías venir a leérmelo otra vez mañana ?
Abuelo - Como desees.



FIN

*nota*: no dijo dedícame esta eNtrada; pero saBe que lo haré. Como desees.

Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.

sábado, 14 de abril de 2012

La princesa prometida

Toda esta entrada contiene avances (spoilers) de la trama.

(... esta entrada continua desde 'La princesa prometida (Acto I de III)')


Ahora nuestros dos héroes han de superar nuevas pruebas pero esta vez de manera conjunta. Se acercan al umbral del mal, donde solo se tienen asímismos para poder superar los obstáculos.

El pantano de fuego es tan solo uno de tantos nombres, son los problemas que como pareja, o ya en solitario, nos acaecen después de haber superado un gran mal, para recordarnos que siempre debemos seguir luchando.

Los tres horrores del pantano:
  • Las erupciones de fuego.
  • Las arenas resplandecientes.
  • Los roedores de aspecto gigantesco.

Buttercup y Westley superan los peligros que les acechan. El pantano de fuego no ha podido con ellos. Más no obstante, al superar este duro trance, les espera una desagradable sorpresa al final del mismo...

Los malos malosos hacen su reaparición.


Llegado este momento, superados en número y con sus fuerzas muy denostadas, la heroína realiza su particular sacrificio.


Buttercup - Prométeme que no le mataras y volveré contigo.
Príncipe Humperdinck - Juro que así se hará.




Príncipe Humperdinck - Cuando estemos fuera de la vista arrójale a la fosa de la desesperación.

El héroe, antes de acabar con sus huesos en la más siniestra mazmorra, descubre con mucha sorpresa los seis dedos en la mano derecha del malvado acólito del príncipe.


Westley - Alguien os está buscando.


Las últimas palabras no son tenidas en cuenta por el amorfo secuaz. Westley tan solo percibe una negra oscuridad al ser golpeado en su nuca por un soldado del príncipe.


Albino - El príncipe y el conde insisten que estén sanos antes de romperlos.
Sobrevivisteis al pantano sin duda sois valientes, pero nadie resiste la maquina.

Un nuevo umbral, acaso sino una importante crisis se cierne sobre el héroe masculino, nuestro buen Westley, ya que con toda su experiencia y sus conocimientos no ve como podrá salir de esta tesitura.

Se nos presenta un pequeño interludio para dar más dramatismo... :-O


(Voz en off - Abuelo) - El Rey murió esa misma noche. Y antes del siguiente amanecer  Buttercup y Hamperkin se casaron. Al mediodía fue presentada ante sus súbditos pero esta vez como reina...

La voz desgarrada del nieto es la propia voz del espectador, ¿ como es posible que todo finalice tan mal ?

- Espera, espera abuelito, lo has leído mal, no se casa con Humperdinck, se casa con Westley. Si no, no seria justo.
- ¿ Quien ha dicho que la vida es justa ? ¿ donde esta escrito ? La vida no es siempre justa.


Inocentes palabras que surgen de la voz de un niño. ¿ Acaso no somos todos en nuestro ego interno como niños que desean la bondad y la felicidad reine por encima de todas las cosas ? El espectador no desea este final. El escritor, la cinta, tan solo deja entrever la miríada de posibilidades donde podría haber desembarcado el final... las destinos son infinitos, por suerte el autor moldea a su antojo las vicisitudes de la historia.

Anciana - Su verdadero amor la salvó en el pantano de fuego y ella se casa con otro... La reina de la basura, la reina del lodo, la reina de la suciedad, la reina de la podredumbre...



Por suerte Buttercup despierta de este maléfico sueño. Aun habiendo realizado una buena acción, sacrificarse por su amado, los remordimientos la atormentan en forma de pesadillas

Y seguimos con los malos malosos. Ellos también poseen sus anhelos, sus sueños, sus planes. Los malvados no son meros elementos decorativos, también tienen que poseer objetivos por los que desean seguir viviendo. Normalmente los héroes y los villanos son antagonistas, simples personajes que se conplementan ya que cada uno busca lo contrario que busca el otro.


Príncipe Humperdinck - Tyrone sabes que me gusta verte actuar torturando. Pero debo organizar los festejos del aniversario del país, preparar mi boda, asesinar a mi esposa e incriminar a Guilder. Estoy ocupado.

No es absurdo este diálogo al contrario es demasiado real. La falta de empatía de algunas personas se hace tan patente.


Si a esto fuera poco, el malvado conde Tyrone se convierte en maestro de ceremonias para presentarnos un atroz engendroa mecánico.


La maquina succionadora de vida... representa el lado tenebroso, nuestro mayores miedos. Lo peor de ella, es que por más preparados que nos creamos, siempre existe una pieza, una maquina de la tortura dispuesta a despojarnos de nuestra seguridad, de nuestra tranquilidad, y devolvernos al estado inicial. Si sabemos aprender de nuestros errores la maquina supondrá un obstáculo temible. Pero a la larga solo será eso, un impedimiento más para alcanzar nuestras metas. Más sino reconocemos nuestros errores, la máquina puede ser letal.



Conde Tyrone Rugen - Seguro que habréis descubierto mi profundo interés por el dolor. Como sabéis el concepto de la bomba de succión es muy antiguo en realidad eso es todo, excepto que en vez de succionar aguar succiona la vida.


Nuestro héroe siente un inmenso dolor. Y todo se viene abajo, cuando el príncipe Humperdinck, aguijoneado por la desilusión de descubrir que Buttercup sigue enamorada de Westley decide poner al máximo el nivel de dolor del artilugio.


Príncipe Humperdinck - Si vuestro amor es verdadero, vuestra felicidad ha sido verdadera. Nunca pareja alguna ha tenido esa suerte aunque digan lo contrario los libros de historia. E igualmente creo que ningun hombre ha sufrido tanto como vais a sufrir vos ahora.

El malvado príncipe activa la palanca. La maquina de tortura unida al villano son dos elementos imparables... ¿ podrá el príncipe fin a la vida de su antagonista ?


Los olvidados guardianes del umbral se reencuentran, ahora convertidos en aliados de Westley. Ya sea la generosidad mostrada o la necesidad de restaurar su honor,  deciden descubrir donde se encuentra su amigo.


Encuentran al albino, pero la impetuosidad del gigante (Fuerza pura) no permite que Iñigo (Destreza) llegue a desvelar los secretos del acceso a la mazmorra.

Fezzik el gigante - ¿ Donde esta el hombre de negro ?

Como dijo Blake Snyder en su inmortal obra 'Salva al gato!' , en una película, un relato, una historia o ya sea en una narración, esta solo debe contener un pasaje de corte milagroso, algo que levante la suspicaz duda acerca de la veracidad que se nos cuenta. Un milagro es perdonable, de hecho hasta aconsejable, el público desea creer en algo; pero incluir más de uno no suele ser perdonable, la mayoría de las veces el público lo aborrece y la narración pierde toda su credibilidad.



Iñigo Montoya - Padre te he fallado durante 20 años... necesito que guíes mi espada. Guía mi espada.




El milagro es obrado, Iñigo y Fezzik acceden a la entrada secreta. Pero para su desconcierto descubren con pesar que han llegado demasiado tarde a la fosa de la desesperación...


LA CRISIS

¿ Podrán Iñigo y el Gigante salvar a su amigo ? ¿ Es posible en este mundo fantástico repleto de magos, duendes y personajes con habilidades especiales encontrar a un ser que pueda socorrernos en este adusto trance ?




Max - ¿ Que, que, que ?
Iñigo Montoya - ¿ Sois el milagroso Max ?

Aunque los personajes están completos de experiencias y no necesitan mentores, la figura de Max se convertiría en la figura del anciano sabio, ya que no del mentor. El iluminará el camino oscuro cuando las sombras vengan a rodearnos y todo parezca perdido.

Max - Hola amigo, ¿ que es tan importante que tenéis que merezca la pena vida ?
Westley - A m o o o o r      v e r d a d e r o o o.
Iñigo Montoya - No podríais pedir una causa más noble.
Max - Si hijo, el amor verdadero es lo más grande del mundo, con excepción de un bocadillo de cordero, lechuga y tomate. Es tan sabroso. Me encanta.



La ironía se muestra en la antesala del miedo. Para Max, un anciano sabio, el arquetipo de la sombra también se ajusta sobre sus hombros. El personaje posee sus propias debilidades, sus flaquezas, en definitiva sus propios miedos. Todos hemos sentido el miedo al fracaso ante una gran tarea, aun antes siquiera de habernos embarcado en nuestra personal hazaña.


- Bruja ... atrás.
- No soy una bruja, soy tu mujer.

Dos personajes curiosos como la vida misma. Ellos también poseen su propia historia. Max se refiere con el diminutivo cariñoso de 'Bruja' a su esposa. Más ella le corrige. Y le obliga a realizar aquello para lo que esta predestinado.

SBP - Los siguientes párrafos... son mi pequeño inciso y aportación particular.

La escena de la resurección la he discutido en muchas ocasiones. ¿ Se trataba de un milagro al igual que la escena de la espada de Iñigo ?

NO, esto no es un milagro.

Me explicaré, Iñigo conoce la existencia de un ser maravilloso que podrá revivir a su amigo, insuflarle la vida que le han quitado (nunca mejor dicho). Esto en si mismo, y siguiendo con el arco argumental del mundo de la princesa prometida no es un milagro, en el mundo de la princesa prometida estos seres habitan por doquier, por lo que nuestra extrañeza no es tal, ya que se nos presenta a Max como el sujeto que obra tales hazañas a diario.

La escena de Iñigo y la espada es completamente diferente, ya que ni la espada de Iñigo ha poseído jamás tal poder, y aun el mismo Iñigo reconoce estar perdido sin saber que hacer, es un callejón sin salida en que ninguna experiencia suya, conocimiento o pericia podrá ayudarle. Por lo que el autor debe recurrir a un 'milagro', algo que nunca antes había ocurrido. Y aun en ese microuniverso resulta del todo inexpicable.

No es así con Max, aunque es maravilloso el poder recuperar la vida a un muerto, en nuestra historia que nos acontece no lo es, Max ha realizado esas hazañas en el pasado, por lo que debemos diferenciar que el milagro es aquello que ni los mismos personajes acaban de creerse, un suceso que no acaba de encajar en su universo; no es el hecho de que suceda algo increíble desde la perspectiva de nuestro mundo lo que obra el milagro. Es el desconocimiento de los personajes el que lo hace increíble, y por lo tanto algo milagroso.

SBP - ... fin de mi pequeña aportación.

LA RESURECCIÓN

Aunque malherido nuestro héroe ha renacido, y aunque esta acción pueda ser una metáfora, en nuestro caso particular es un hecho.

"Y aunque camine por el valle de las sombras, no temeré."


El héroe ha superado las pruebas, aprendido las lecciones. Ahora debe seguir para adelante...

...Continuará en 'La princesa prometida (Acto III de III)'...

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