martes, 29 de marzo de 2016


—Caracaballo —las risas de un grupo de adolescentes se cuelan rabiosas en mis orejas.

Intento alzar la vista, pero una señora muy grande, más ancha que alta, tapa toda mi visión de la esquina opuesta. Hoy el ascensor del metro está más lleno de hormigas que nunca. Ni las sardinas se encontrarían cómodas hoy aquí.

—Caracaballo, relincha un poco, porfa —el grupito de adolescentes comienza reír. El pobre aludido no dice nada. La señora estacionada delante de mí comienza a toser. Tengo que darme la vuelta.

—Pues el otro día Caracaballo se cagó en el patio del colegio. Tendríais que haberlo visto.

Las risas se multiplican. Por las voces calculo son tres niños, además del pobre caracaballo, víctima silenciosa del asqueroso acoso escolar.

«Malditos», pienso, y al pensar rememoro mi propio pasado, repleto de zancadillas, collejas, golpetazos en la espalda, burlas y risas. Y me enciendo. Dentro de mí, ya no se encuentra aquella pobre víctima, ahora soy el portaestandarte de la justicia, el adalid de los débiles. Malditos, como osan reírse de un indefenso.

La señora sigue tosiendo, mi espalda es un buen escudo contra este ejercicio de guerra bacteriológica. Me es imposible girarme, anulo cualquier intento de ver el lado contrario del ascensor.

«Tranquilo caracaballo», me autoconvenzo en mi soliloquista discurso. «Te salvaré».

El triple pitido, al fin, la señal inequívoca de nuestra llegada a la andana. Las puertas del ascensor se abren. Surjo al exterior con un giro brusco, la señora más ancha que alta mira con extrañeza detrás suyo. ¡Ajá! También está indignada del trato al pobre chaval, denominado canallescamente caracaballo. Me encaro en dirección a las puertas con mi posición más aguerrida, barbilla alzada, estómago hundido, hombros decididos. De haber tenido una capa negra y un estoque, la pose hubiera sido digna del zorro. Y hoy, estos malandrines, probarán toda mi furia.

La señora surge del ascensor. La cara de la señora muestra cierto asco.
«Está claro. Indignación. V de vendetta. Mi momento ha llegado».

Los visualizo. Tres chicos riendo y al fondo...

«¿Un caballo?»

—Venga Caracaballo, muévete —Un adolescente agarra una brida sujeta a un pequeño poni. Con la otra mano libre acaricia dulcemente la crin del pequeño equino—, o llegaremos tarde al colegio.

El poni mueve aquiescente la cabeza, y los tres críos surgen del ascensor.

—¿Nos permite pasar señor? —me dicen extrañados ante mi postura.

Balbuceo algo y ellos se encogen de hombros.

—Buenos días tenga señor.
—Caracaballo, relincha un poco.
—Sí, pero no te cagues como el otro día, aquí estamos en el metro.

Mi móvil no tiene batería. Adiós foto. Os juro que en mi barrio suceden cosas muy extrañas.

Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia

domingo, 20 de marzo de 2016


«Estimados, este relato está escrito para servir de partenaire a la siguiente canción: Rock ‘n’ Roll Kids. Me gustaría animaros a que la escuchéis mientras leéis la narración. Espero disfrutéis ambas por igual. Abrazos».

Era el año 1994, sonaba la maravillosa pero poco conocida «Rock 'n' Roll Kids» de Paul Harrington y Charlie McGettigan. En aquella época no existían las facilidades de hoy día para conseguir canciones. Quería aquella melodía a toda costa. Pero no se vendía, y tampoco la conseguía en ningún lado del naciente y aún poco explotado internet.

Por suerte para mí existía Napster, una potente y todavía «no-ilegal» red social de intercambio de archivos musicales. La última esperanza. Y como han cambiado las cosas desde entonces. En aquel tiempo las personas aún creían en las redes de compartición de ficheros, eran algo más que un mero bazar de intercambio, se chateaba, se conocían personas, no sólo se mercadeaba gratuitamente sin ninguna clase de implicación emocional como hoy día. En Napster se podía hablar con los usuarios, solicitar temas. Cuando un proyecto se inicia, suele hacerlo con la sana inocencia de la inexperiencia.

Busqué en la caja de texto, al lado del literal «Search: Rock 'n' Roll Kids». Un usuario la poseía. ¡Increíble! El nick del usuario, LoneWolf, pero no la tenía compartida. Inmediatamente abrí un canal de mensajería con él.

—Hola LoneWolf —escribí—, ¿puedes compartir «Rock 'n' Roll Kids»? —Tardó unos segundos en contestar.
—Claro, ¿por qué la quieres?
—Me encanta esa canción.

Recuerdo que rió ante mi espontaneidad, y se puso a compartirla, así, sin más. Después escribió...

—Soy Gay.

Yo era mucho más joven y eran otros tiempos. Lone Wolf fue la primera persona que reconoció abiertamente ante mí su homosexualidad. En cierta manera me daba vergüenza hablarle. Pues no sabía muy bien sobre qué hablar a un gay. Ahora, me resulto estúpido al recordarme, como si hablarle a un gay tuviera que formar parte de otro nivel de conciencia. Cuanta pueril estupidez.

La canción tardaría un rato en descargar, 56kb de ancho de banda no daba para muchas alegrías. Yo estaba incomodo al principio, pero recuerdo que hablamos mucho rato.

—Y a ti, ¿te gustan las chicas o los chicos? —continuó.
—Las chicas —contesté presuroso, como si algo de mi orgullo varonil se perdiera sin la inmediatez de una respuesta rápida.

Rió.

—Recuerdo la primera vez que supe que me gustaban los chicos —me dijo— yo no sabía que era gay hasta que lo conocí a él.
—¿Y qué sucedió?
—Fuimos amigos, pero no podía ser, simplemente no podía ser. En ocasiones la vida te dice que no puede ser y tienes que escucharla. Aun así, lo recordaré con cariño toda mi vida.

Yo era muy joven, no podía entender sobre qué me estaba hablando LoneWolf. No podía entender la perdida con todas sus consecuencias, de cómo los bonitos recuerdos de érase una vez se pierden por la maldad de las personas y las horrorosas circunstancias. No poseía la experiencia suficiente, pues la vida aún no había maltratado a mi corazón lo suficiente para poder entender todo aquello. Además, yo sólo quería «Rock 'n' Roll Kids». Fuí educadamente egoísta. Sin embargo, por una fingida educación, comencé a escuchar toda la historia de LoneWolf, una historia maravillosa, repleta de tristezas, de un desinteresado amor y de una esperada ruptura. Una historia que por respeto no transcribiré aquí. La canción ya había acabado de descargarse hacía rato. Pero LoneWolf y yo continuamos hablando muchos minutos más. Finalmente, cuando ya no hubo nada más que decir, nos despedimos cordialmente.

Y aún recuerdo aquella historia.

Deseo agradecer con cariño a LoneWolf aquella canción. Pero, sobre todo, deseo darle las gracias por compartir un rato de su vida conmigo. Gracias, no sólo por darme aquella maravillosa canción, si no por hacerme entender que el amor, por encima de todas las mezquindades de este mundo, es universal.

93% imaginación, 7% realidad
Pero es ese 7% lo que realmente importa


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Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia

sábado, 12 de marzo de 2016


Catorce minutos después...

—Brigada anti Hortera. Han hecho bien en llamarnos —un corpulento hombre, vestido con un traje rojo ignífugo responde a Bea que lo mira embelesada. Malina retuerce el labio en una mueca de desagrado—. Esto es el peor asesinato que he visto desde ayer. Pobre buen gusto, descanse en Paz. ¿«el que diran»? ¿Saben si ha llegado lejos?

—No, aún estamos a tiempo —responde Bea mirando embelesada al capitán de la brigada anti Hortera. Malina por su parte solo piensa en cómo puede conseguir otra barrita de chocolate.

—Excelente. Aún estamos a tiempo de eliminar al maligno de raíz. Rápido, Bea y Malina, salgan de la casa. Brigada anti hortera —chilla el apuesto capitán lanzallamas al hombro—. Adentro.

—¿Lanzallamas? —chillan al unísono nuestras dos investigadoras del paranormal. Pero ya es tarde. El capitán de la brigada anti hortera se enfunda su casco y entra en la habitación con tres hombres más, todos con lanzallamas al hombro. Bea y Malina no tienen ni tiempo de replicar mientras salen corriendo a la calle. Desde el exterior observan las llamas iniciales.

—¿No crees que la señora Millonetis se enfadará un poco cuando vea su casa en llamas? —pregunta Malina

Una fría gota de sudor baja por la sien de Bea que mira preocupada como las llamas ascienden con rapidez hacia el cielo.

—¿Eh? No, claro que no querida Malina. Ningún esfuerzo es suficiente contra «el que dirán».

—¿Y por cierto —carraspea Malina— donde está la señora Millonetis? La última vez que la vi estaba en el comedor de su casa.

Otra gota de sudor baja por la otra sien de Bea.

—Malina, querida, has trabajado muy duro hoy. Te mereces un rico chocolate. Vamos al bar de la calle tocomocho.

Los ojos de Malina se abren como los de un búho. En menos de tres segundos Bea y Malina tienen enfundados sus cascos, la moto derrapa y parten veloces del barrio de Piedrálvez, alejándose del maligno «el que dirán».

«Pervivo para enseñaros»
IGNATIUSBP

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Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia

miércoles, 9 de marzo de 2016



Localización: Barrio de Piedrálvez. Planta número 2, del edifico Jopi, Avenida Distinguida, numero 33.

Una señora muy bien vestida, con un abrigo de pieles, falda de Luis Plutón y fulard a juego de topos blancos, les abre la puerta de la casa.

—Soy la señora Millonetis. Pasen, pasen —insiste visiblemente asustada—. Por favor, ayúdenme, Bea y Malina, son mi último recurso. Deben salvarme de «el que dirán» ¿Saben lo que sucederá si mis vecinas se enteran? «El que diran», el maligno, se ha instalado en esta casa, no lo podré soportar.

—Descanse señora Millonetis. Bea y Malina ya están aquí —Bea avanza decidida mientras Malina ayuda a sentar en un sofá a la compungida señora Millonetis— ¡Oh, es terrible! —exclama Bea—. Jamás imaginé un horror tan grande en todos mis años como investigadora del paranormal.

—¿Puedo tomar otra barrita de chocolate? —responde Malina con aire despreocupado entrando en la sala con Bea.

—Pero, ¿Cómo se te ocurre comer algo ahora? No te das cuenta del horror. Mira, míralo bien, ha habido un asesinato.

Malina se encoge de hombros. La habitación es amplia, adornada con sendas estatuas en bronce que representan dos ciervos, unas cortinas blancas de encaje bajan desde el techo, sobre la chimenea un cuadro de una escena de caza, en el suelo una piel de tigre a modo de alfombra. Al fondo, «el horror», una pared completamente pintada en negro a topos lilas.

—Han asesinado —respira Bea entrecortadamente— al buen gusto. Lo han matado con alevosía. ¿Qué depravado ser podría haber pintado una pared de negro en una habitación victoriana a topos lilas?

Malina se vuelve a encoger de hombros mientras piensa: «A mí me gusta el negro». Bea desenfunda su blanca cámara Réflex y comienza a sacar fotos a la escena del crimen para archivarlas en el dossier. Malina no puede evitar girarse y devorar ávidamente su última barrita de chocolate.

—Rápido, Malina. Llama a la brigada anti Hortera.

—Pero —Malina duda— son un poco...excesivos. La última vez...

—No hay tiempo querida amiga. Esto es demasiado grande para nosotras. ¿Acaso no lo notas? Ya está empezando, «el que diran» se está extendiendo, en una hora serán los vecinos, en dos horas todo el barrio, quizás mañana «el que dirán» ya habrá salido de la ciudad. Llámalos, ahora.

Malina se encoge de hombros, y como siempre, obedece resignada las ordenes de Bea.



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lunes, 7 de marzo de 2016


«Ya me conocéis, soy el gran IGNATISUBP, un gran artista y un ser sobre todo humilde. Y así me gusta sentirme, pequeño en mi grandeza, pues como dijo el buen Fray Enrique Ragado: "De la uva pequeña se extrae el mejor vino de misa". También me caracterizo por mi generosidad, y es esta la que me conmueve a hablaros de una artista singular y de su famosa compañera de fatigas. Me refiero a Malina Umi y su inseparable Bea Croqueta. Así pues, aunque detesto el uso de esa abyecta palabra anglosajona, Spin-Off, hoy realizaremos un documental sobre los inicios de la artista Malina antes de dedicarse a los lápices».
Pervivo para enseñaros.
IGNATIUSBP


Ring, ring, ring...

Un teléfono suena insistente en la agencia de investigación del paranormal Bea & Malina S.A.

—Aló. Bea y Malina, investigadoras del paranormal. ¿Dígame? —Es Bea quien recoge el auricular. Es una mujer bajita, pelirroja, viste siempre de un soberbio blanco, zapatos blancos, vestido blanco, y colgada a su cuello, cual amuleto africano, pende una gran cámara réflex también de ese color.

La voz al otro lado de la línea telefónica comienza a hablar. Su charla se escucha como un lejano resquemor.

—¿De veras? Continúe por favor —responde Bea con seriedad. Malina hace acto de presencia en el despacho con una barrita de chocolate en la boca. También es una mujer de baja estatura al igual que Bea, pero a diferencia de esta, Malina siempre viste de negro.

Al otro lado de la línea la voz finaliza el soliloquio.

—Ahora mismo vamos —sentencia Bea alarmada antes de colgar.

—Deja de atiborrarte de chocolate o de mayor serás una adicta —alza Bea el dedo en una fugaz advertencia—. Además, tenemos trabajo que hacer.

—Jamás seré adicta. Yo controlo —responde Malina un segundo antes de tragarse de un solo golpe la barrita de chocolate—. ¿De qué trata el encargo?

—Ha habido un asesinato en la Avenida Distinguida, número 33, en el barrio de Piedrálvez.

—Pero, querida Bea, nosotras no nos encargamos de casos terrenales, nosotras somos más «especiales». Un crimen me parece...

Pero la mano abierta de Bea es señal de silencio absoluto. Malina se calla.

—No hay tiempo, bajemos a tu moto y partamos raudas.

Malina se encoge de hombros. La voz de mando en la agencia la lleva Bea. La moto es una Kawasaki negra de 222 caballos de cilindrada. Malina conduce despacio, tan solo a 120 kilómetros por hora en medio del trafico atiborrado de la ciudad, como es una moto tan grande a veces es inevitable rozar un poquito las cubiertas de los demás coches. Es por eso que los amables conductores les hacen señas con sus manos, pero ella los ignora también amablemente. Tienen trabajo que hacer.




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domingo, 6 de marzo de 2016


hola guapísimas y guapísimos,

¿echabais de menos una saga, verdad que sí? ^^

pues en breve, es decir... jijiji mañanita mismo, en un tranquilito lugar, comenzamos una saga de 3 episodios, realizada por nuestro colaborador IGNATIUSBP, quien nos escribe la verdaderísima historia de Bea & Malina.

¿qué no sabéis quiénes son?

...mañanita mismo... ^_^

besitooos guapísimas y guapísimos.


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