¡ El indomable Jordi J. Romero ! |
¿ Pero quien es Jordi J. Romero ?
Es nuestro particular director de cine del barrio, es nuestro inquietante alfred hitchcock, nuestro sorprendente alex de la iglesia, nuestro visionario santiago segura, y es nuestro "nomecansariadeenumerarmilcualidadesmás".
Pero ante todo es una gran persona. Imaginativo, carismático, diplomático, constante y sobretodo entregado. Dejo volar la imaginación y sueño que en cada barrio de cada gran urbe existe una persona como Jordi.
Hace años vi un reportaje en Tve1 , creo que trataba sobre la vida de Santiago Segura. ¿ Sabíais que quemaba las casitas de muñeca de su hermana para sus entonces noveles aspiraciones de director ?
¿ Como puede alguien que se dedica de niño a quemar casitas de muñecas llegar a ser un referente en la industria cinematográfica ? No existe un elixir mágico, el secreto de la inmortalidad posee un ingrediente básico, la constancia.
Y os preguntareis que tienen que ver los anteriores párrafos con Jordi J. Romero...
Sus cercanos ya conocéis la respuesta...
¿ Acaso no mostraba Jordi la misma entrega al filmar a su paciente familia con cintas de super ocho e imaginarlos como hombres-lobo ? ¿ No nos sigue demostrando cada día que el trabajo bien hecho solo nos llega con el esfuerzo ?
Gente con más recursos no consigue los mismos resultados. Y más aun si cabe reseñar, que conciliar la vida familiar con los sueños propios de los maestros debería ser aplaudido con mucho ahínco. Es fácil ser un genio entregado cuando no se tiene familia. Es por todo esto que muchos admiramos a Jordi J. Romero.
Recuerdos:
Entraba en el bar plaza. Lugar de encuentro de pensionistas, lugar de reunión donde los amigos se toman unas cervezas al salir del trabajo; y las familias se brindan un día de descanso el fin de semana. Sus paredes han visto extensos trances, muchas y distintas tesituras a lo largo de todos estos años, situaciones y personajes se mezclan en este pequeño baluarte de historia. Un tranquilo y elegante bar de barrio, que atesora con cariño todos los recuerdos y vivencias de las personas que lo hollaron. Los sentimientos acumulados en esas cuatro paredes, esas sensaciones que viajan del pasado al presente, nos arropan con su esencia.
Jordi como el buen anfitrión, se encontraba en la puerta, brindándonos un cariñoso recibimiento con su sempiterna sonrisa de medio lado y sus oscuras gafas de pasta. Su tranquila mirada nos dio la bienvenida. La cálida voz nos habló.
- Bienvenidos. - y con franca alegría nos estrechó la mano.
Acto seguido, sus ojos se posaron sobre mi cámara fotográfica que llevaba pendiendo del hombro..
- ¿ Podrías hacer fotos de todas las personas que vengan ?
- Pero...no hago muy buenas fotos, soy muy amateur.
- No importa, solo son para colgarlas en la web.
Muy ilusionado saque mi cámara del estuche, y como un buen soldado comencé a disparar cegadores flashes a todos los invitados. Algunos se sorprendieron, otros se alegraron, otros suspicazes sonreían, los que menos lanzaron una leve mirada de reproche.
Pero todos se alegraron cuando supieron que detras de aquello se encontraba el deseo de Jordi.
El título del cortometraje prometía... "Pinchito español" , un titulo que ha permanecido en mi memoria durante muchos años ... / ... simpática comedia con pequeños tintes gores, y un elenco de actores noveles, entre ellos Henry Slim, gran cantante y amigo donde aparece interpretando a un hosco personaje.
Me reí mucho con aquel corto. Un guión ágil, fresco; personajes "borderline" pero terriblemente creíbles. Disfruté como solo uno puede disfrutar ante algo tan grato e inesperado.
Durante años asistí a otras grandes obras de Jordi. En todas ellas pude observar las mejoría en la técnica. La calidad humana de todas las personas que se agregaban poco a poco a su equipo. Año tras año Jordi iba mejorando. Por desgracia ninguna obra suya volvió a transmitirme la intensidad que viví durante el visionado de aquel tierno cortometraje
Es muy posible que idealizara esa obra, pero es la maldición de las personas, mezclamos la valoración de las cosas con nuestros propios estados de ánimo. Somos de una subjetividad brutal y desgarradora. Nuestro sentir altera nuestra percepción de lo que realmente fue, aumentando o disminuyendo el gozo, magnificando o destruyendo la puntuación final.
Y así pasó el tiempo...
Presente:
Un nuevo corto. Zona de caza. La cabeza de un monstruoso lobo se dibuja en un gran cartel. Entro en la sala, el centro cívico una vez mas ha cedido su espacio a este pequeño gran director. El aforo es completo, una centena de personas se apiñan...se apagan las luces, algunos susurros, últimos estertores de un vocerío que ya finalmente se apaga, la gente calla. Y miramos embelesados.
Comienza el corto. Me emociono. Con un vaso de plástico lleno de palomitas hasta el borde, rememoro "pinchito español". Es una noche mágica, la sensación es nueva pero conocida. Engullo palomita tras palomita mientras no quito la vista de la pantalla. La historia se sucede. Grandes actuaciones. Grandes efectos especiales. Es increíble describir la emoción que siento. La entrega, la pasión, el trabajo que existe detrás de todo ello, me aturden... Después el pase del "making of" es enternecedor, es el colofón perfecto a una guinda que se pone sola al pastel.
Jordi ha realizado su mejor trabajo hasta la fecha, pero eso no importa, no al menos para mi.
Ahora recuerdo porque me gustó tanto aquel corto...
Mientras aplaudo, sigo mirando fijamente las letras de crédito pasar, y pienso...
"lo ha vuelto a conseguir".
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