Esta entrada es fruto de una colaboración con el Blog "Las gatas madrileñas"
Gracias Maslama por dedicarme tu tiempo
Érase una vez, en el antiguo y mágico mundo de los egipcios, cuando los gatos traspasaban el umbral del reino de los muertos y de los vivos...
Vivía una alta sacerdotisa en el tempo de UT. Se llamaba Maslama y era una mujer fuerte, sabia y con un gran corazón.
Esta fascinante mujer sentía debilidad y pasión por los gatos. Ellos eran sus acompañantes por sus peligrosos viajes astrales por el mundo de los muertos, un ancla imprescindible para poder regresar al otro lado con los vivos.
El gran faraón de aquella región la consultaba asíduamente sobre los asuntos del reino, de los hombres y también sobre los muertos.
Distribución de alimentos, preparación de exequias para altos cargos, organización de esclavos, defensas, festividades sagradas. Todo le era consultado a la Alta Sacerdotisa.
Así pues, el consejero marchó en un repentino viaje al extranjero; al lejano país de las tierras verdes.
Cuando al cabo del tiempo volvió, traía consigo un poderoso veneno en un pequeño frasco.
El mismo día de su regreso solicitó audiencia con la Alta Sacerdotisa.
La audiencia le fue concedida para esa misma noche.
"Que estúpida hembra. Así tendré ocasión de mezclar en su copa el líquido de este veneno." , este funesto pensamiento cruzó por la mente del envidioso Nuth.
Y llegó la noche.
La luna, silenciosa testigo desde su inalcanzable reino, no podía advertir a Maslama de la grave traición sobre la que ella se cernía. Y solo podía contemplar la escena inquieta.
Maslama recibió al consejero con un ceñido vestido blanco de lino, una prenda semitransparente que insinuaba discretamente sus gentiles formas.
Nuth llevaba puesto su sencillo Shenti, una faldilla corta atada con un grueso cinturón de cuero negro. Su cabeza estaba coronado por un oscuro nemes, el tocado masculino particular de las castas altas.
Las criadas de Maslama acomodaron a Nuth y sirvieron la comida.
Las decenas de gatos que ocupaban el templo-casa de Maslama se arremolinaban entorno de ella y de su invitado Nuth.
"Esta noche, Nuth, la luna esta inquieta. ¿ Es extraño verdad ? "
Nuth elevó la mirada hacia el estrellado cielo. No veía nada extraño en la luna.
¿ Quizas Maslama sospechara algo de sus verdaderas intenciones ?
Dudó por un instante en aplazar su plan pero enseguida se arrepintió.
"Maslama, veo que tenéis la copa vacía, permitirme bella Sacerdotisa que os la rellene."
El pérfido Nuth rellenó la copa de Maslama con unas gotas de su ponzoñoso veneno.
Maslama bebió. Sonrió cortesmente a Nuth en señal de agradecimiento.
"Ahora, gran sacerdote Nuth, acompañadme y beber conmigo."
Nuth, el gran sacerdote palideció, Maslama se incorporaba del suelo y se acercaba con la copa en la mano.
"Alta Sacerdotisa", dijo Nuth, "es una bebida demasiado cara para malgastar en un paladar tan pobre como el mio."
Entonces Maslama se acercó al oido de Nuth, y le susurró...
"¿ No notáis que la Luna esta inquieta esta noche mi querido Nuth ?"
El miedo recorrió los ojos de Nuth. Apartó la copa de un fuerte empujón la cual cayó rodando estrepitosamente. El líquido se derramó por el suelo. El gran consejero sacó el cuchillo que portaba escondido en su Senthi, y lo esgrimía dando veloces surcos al aire.
Una decena de gatos se interpusieron entre Maslama y Nuth. Los tiernos animales, ahora convertidos en fieras salvajes, se aprestaban en torno a la mesa. Colmillos, garras, bufidos, alaridos, siseos, la gran danza de gatos se concentraba alrededor del pérfido consejero.
En aquel momento el cuerpo de Maslama comenzó a convulsionar. Un fuerte ardor crecía por su garganta. Al instante siguiente sintió un inmenso dolor en su vientre. Su cuerpo cayó desplomado al suelo.
"Maldita.". Gritó Nuth. "Muere, muere, mil veces muere."
Entonces una ronca voz masculina surgió detrás de unas frondosas cortinas de la estancia.
Era el faraón. A su lado dos de sus más leales guardias se abalanzaban contra el pérfido consejero.
"Prender al traidor."
Nuth se quedó sorprendido ante esta aparición.
Los guardias del faraón lo redujeron ante su falta de resistencia.
"Llevaoslo. Mañana decidiremos sus tormentos."
El faraón, una vez a solas en la estancia, se acercó al inmóvil cuerpo de Maslama. El gran faraón, hijo de Seth y de los sietes oasis del firmamento, se acuclilló para contemplar mejor el cuerpo de la Alta Sacerdotisa.
"Maslama. Dejad el juego. Ya habéis cazado a vuestro ratón."
Entonces, lentamente, el cuerpo de Maslama se movió.
"Por supuesto mi querido señor. Pero a las gatas nos gusta jugar con nuestras presas."
Maslama se había incorporado. Pero su rostro ya no era el de una bella mujer, sino que se había convertido en el de un gato de pelo gris y profundos ojos de color esmeralda. Maslama se acariciaba los finos bigotes que nacían de sus mejillas.
"Querida Maslama, por un momento pensé realmente que habías sido presa del veneno."
"Y así fue, pero que mal gata sería si no pudiera apartar el velo que separa la puerta de los dos mundos. Y ahora... ¿ jugamos un rato mi faraón ?"
"¿ Soy acaso una presa también ?"
"Quizás mi faraón, pero de otra clase..."
../..
Y dicen que Maslama sobrevivió al faraón. Y vió como la antigua y poderosa dinastía de Egipto se convertía en polvo. Dice la leyenda que mucho tiempo después la vieron cerca de la bastilla al final de la revolución francesa, otros documentos históricos aseguran haber visto un furioso gato con forma de mujer en los últimos días de la caída de Berlín, a finales de la segunda guerra mundial.
Y aunque muchas leyendas indagan en el paradero de este singular ser, su rastro se pierde en la noche de los tiempos.
No obstante, hay quien afirma haber visto una sinuosa figura de mujer con cuerpo de gato recorriendo los tejados de la capital de cierto país europeo...
Esto es verdad y no miento, y como me lo contaron te lo cuento.
Colorín colorado.
UTLend.
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia