domingo, 24 de diciembre de 2017

«El peón es la causa más frecuente de la derrota»

(Ajedrecista austríaco, primer campeón del mundo oficial)
Author photography: Klimkin



«En la jerga ajedrecista existe el principio básico e inmutable de controlar el centro. Esto es, controlar las cuatro casillas centrales con el máximo número de piezas; el jugador que realice esta acometida posee innumerables posibilidades de ganar el juego».

En ajedrez existen dos sistemas para poder llevar a cabo las transcripciones de las jugadas de tan noble juego. La notación algebraica y la descriptiva. El gran Maestro Seigi T. siempre prefirió la notación algebraica, a pesar de tratarse de la más arcaica y menos eficaz a la hora de transcribir las partidas del noble juego, ya que le permitía evocar de manera más explícita los nombres de las figuras: caballo, alfil, torre, peón, rey, dama.
Así, la apertura más común, avanzar el peón de rey hasta en medio, se comentaba como P4R (peón cuatro rey). La segunda apertura más común, P4D (peón cuatro dama), consistía en avanzar el peón de dama hasta la posición central.
Como se podía observar de la observación de este noble juego, las variantes de las aperturas clásicas se centraban en la imposición del terreno central, ya fuera con P4R o P4D; relegando la importancia del resto de zonas a la nada. Durante siglos, maestros de todo el mundo centraron sus esfuerzos, tácticas y estrategias en dominar la ansiada zona central.
El maestro Seigi, a muy temprana edad, comenzó a darse cuenta de este empecinamiento de los antiguos maestros; su obstinación le llevó a pensar que quizá hubiera una nueva táctica esperando en algún lugar... y la encontró. Un día, leyendo a Sun Tzu, en su tratado sobre el arte de la guerra leyó la siguiente línea...

«No existe enemigo lo suficientemente fuerte si la sorpresa juega a tu favor. Aprovecha su fortaleza. Si el enemigo es fuerte en el centro, atácale los flancos. Es más eficaz el ataque de flanco que el central».

Cerró el libro y se quedó pensativo dando vueltas a aquella idea. Le sorprendió que nadie hubiera reparado en los flancos. Al acto, dirigió la mirada al tablero que tenía delante de él, situado encima de la mesa; apoyó los codos y bajó la mandíbula hasta tocar con ella la superficie de madera. Las fichas se alzaban majestuosas a pesar de su pequeñez. Los ojos se fijaron en las torres, las fichas situadas en cada esquina del tablero, estas poseían delante de ellas sus respectivos peones. ¿P4T? ¡Elucubró internamente! ¿Y qué continuaría a aquella locura? Entonces... lo vio muy claro. Le sorprendió que nadie hubiera reparado antes en los flancos.


Ya llevaba años preparándose para el título mundial. El primer torneo lo ganó con su espectacular apertura recién estrenada. Su contrincante, el Maestro español J. Mercadillo no pudo hacer frente al ataque de flancos, sacrificando Seigi los peones laterales para abrir filas con caballos y torres en lo que parecía un ataque suicida...
Ese desproposito resultó ser su escandalosa primera victoria en la primera ronda de partidas dobles. La prensa especializada comenzó a imprimir la noticia «Espectacular apertura del Maestro Seigi». Al mismo tiempo, los críticos de dichos rotativos aseguraban que aquella apertura recién nacida no resistiría los envites de otras aperturas de grandes Maestros de talla internacional y resaltaban que ese primer match, entre dos aspirantes al título mundial, no era más que una mera anécdota.
Las palabras vertidas en muchos diarios de ajedrez pronto estuvieron en entredicho. Seigi ganó la segunda, la tercera y la cuarta ronda; esta última contra el gran Maestro Joseph Louis Pescu, quien no pudo detener el avance de los caballos y torres por los flancos. Habituado el gran Maestro a enrocar, Seigi hizo gala de un componente muy importante en el ajedrez: la psicología. Atacó a su rival hasta la extenuación, no permitiéndole poner a salvo a su rey en una esquina, y lo arrolló.

Hasta ese momento, el único rival que, al igual que él, había ganado cuatro partidas seguidas era el gran Maestro S. Goodlife Khazagz. Un temido adversario, de padre ruso y madre española, que competía bajo bandera de la federación Rusa. Este presumía de tener la mente más fría del mundo ajedrecístico. Poseedor de un estilo agresivo, que mostraba sin pudor ante la prensa, anunció: «Freírre la apertura Seigi como una tostadora frríe pan».
En las siguientes partidas Seigi acusó el agotamiento mental y empató contra sus rivales. La prensa lo desinfló cual globo, las únicas palabras que pronunció antes de retirarse a su habitación del hotel fueron: «Ahorita vuelvo». No abrió la puerta a nadie, no agarró llamadas a ninguna persona y durmió veinticuatro horas seguidas. Decía una antigua leyenda que cualquier buen Mexicano, con un buen sueño reparador, podía conseguir todo lo que se propusiese.


En la séptima partida, en aquel ciclo de rondas eliminatorias, se decidiría el campeón del mundo. Los flashes de miles de fotógrafos tornaron blanco, por un segundo, el escenario donde los dos titanes se enfrentarían. El ruso Goodlife, con su descomunal tamaño, sonreía como un toro antes de una carga; Seigi, por su lado, más pequeño en altura y no acostumbrado ante tal remolino de periodistas sonreía esquivo a los lados.
El match comenzó.
El ruso comenzó con el cásico P4R, Seigi continuó con P4T, después de las irreconciliables aperturas de ambos, el juego se tensó cuando el maestro ruso comenzó a avanzar sus peones centrales más allá de la línea establecida por un tímido alfil y un caballo de Seigi que custodiaban el centro. En aquel momento Seigi realizó un movimiento extraño, sacrificó en un par de jugadas, caballo y alfil; a cambio de dos peones centrales y un caballo de su rival.
Era el movimiento número trece; algunos analistas quisieron ver en esta jugada el fin de la apertura Seigi, pero este continuaba tranquilo examinando con concentración el tablero. La captura de un caballo y de un alfil, tres puntos por cada pieza, aumentaba el total de puntos del ruso a seis; por su parte, Seigi obtenía tan solo cinco puntos con el intercambio, dos puntos por cada peón y tres por el caballo.
Sin embargo, el gran Maestro Ruso no vio la trampa que se cernía sobre él, ni tampoco la supieron ver la mayoría de estadistas. Seigi había actuado con una desproporcionada táctica sibilina. El alfil que le quedaba al Ruso no ocupaba el mismo color de casilla que los peones cruzados de Seigi. El intercambio, aunque favorable en puntos al ruso, era tácticamente inútil. Una de las paradojas del ajedrez residía en que, a pesar de poseer un mayor valor en fichas del contrario, la posición siempre gana a la puntuación.
Avanzados tres movimientos más, el ruso también se dio cuenta de ello, pero para entonces ya era demasiado tarde; intentó recuperar una posición hostil debido a su ventaja de inicio blanca, forzando intercambios de fichas y apostando por trueques posicionales, pero Seigi no cayó en las trampas.
A pesar de todo ello, el maestro ruso comenzó a poner todo su empeño en avanzar el único peón del centro hasta el extremo opuesto. Si conseguía coronar un peón conseguiría la ansiada dama. Seigi comenzó a realizar intercambios de torres, alfiles y peones para contrarrestar el inevitable avance de su rival.
El ruso comprometió la débil posición defensiva de Seigi con su alfil inútil, ofreciéndolo como sacrificio, en un ardid similar al ofrecido por Seigi movimientos antes. Este aceptó el sacrificio. Las puntuaciones se tornaron y el ruso coronó. El gran maestro Goodlife sonreía. Seigi también.

Nuevamente, la posición resultó mejor que la coronación.

Seigi agarró con el dedo pulgar e índice su caballo negro y lo deslizó hasta la posición C6R (caballo seis rey) efectuando un doble jaque, al rey rival y a su recién coronada dama, que dadas las circunstancias sería capturada en breve.



Un nuevo campeón de ajedrez del mundo, de origen mexicano, arrancó portadas por doquier; incluso consiguiendo eco en revistas no especializadas. Algunos titulares arrancaban así: «Seigi T. imparable campeón del mundo», «México saluda a su gran Maestro»,  «P4T: ataque mexicano », «El nuevo Repetto tiene nombre: Seigi T.».




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Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia


domingo, 17 de diciembre de 2017







Estimados,


El día 19 de este mes de Diciembre celebramos 7 años del nacimiento de nuestro blog.

Además el día 20 tenemos presentación en La Llagosta junto con nuestro compañeros Resistentes Literarios.

Por eso queremos hacer un resumen de este año 2017 repleto de cambios, penas, alegrías, enfados, pasión y sobre todo... ilusión.

Vídeo resumen:

Gracias a:
· Club QWERTY
· El Edén de los Novelistas Brutos
· Asociación Resistencia Literaria
· Librería Sagitari

Gracias a todos por hacer de nuestra existencia un lugar más interesante, más rico y aquiescente.

Aquiescencias Tomo I (Libro físico)


Abrazos. ^_^
«Solo existe el amor»


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Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia


domingo, 10 de diciembre de 2017

«No podemos permitirnos ser ingenuos al tratar los sueños. Se originan en un espíritu que no es totalmente humano sino más bien una bocanada de naturaleza»


[1]

1515 - Primavera Amarilla - Abul’ Synov - Primer Manuscriba

Yo, Abul' Synov, primer manuscriba escogido por los sultanes Janybek y Kárey, Dios tenga en su gloria, dejo constancia de los acontecimientos acaecidos en la ciudad de Kazakh.
En la cueva más escarpada al oeste de la ciudad los sultanes han abierto un portal de extraños brillos; de él surgen grandes tentáculos viscosos, colmillos en rostros sin ojos y uñas afiladas como guadañas. Me han prohibido escribir el nombre real del Morador, quien de ahora en adelante recibirá solo ese nombre.

2015 - Mayo - Lub'a Vonys - Doctor Adjunto Universidad Politécnica de Tomsk

Yo, el doctor Lub'a Vonys, voy a tomar nota en mi grabadora de todos los acontecimientos que sucedan en esta singular población.
Dia 3 - 18:00 - Población: Kalachi. Una tercera parte de los habitantes presenta un extremo cuadro clínico de desorden del sueño. Realizo un recuento de población en el archivo del alcalde: viven 257 personas. El médico local me informa de los porcentajes: un 18% se encuentran profundamente dormidos, un 22% presentan desordenes del sueño, 7% insomnio. Es una broma de mal gusto pensar que mi sueño sea estar aquí y desentrañar el misterio de este lugar.


[2]

1515 - Primavera Amarilla - Abul’ Synov - Primer Manuscriba

La negociación se inicia pintando con tiza el sello de Salomón en el suelo. La punta Akhasiana se orienta en dirección al interior. Después ordenan las tripas de la cabra según el orden de la constelación Hydra. Los eunucos remueven constantemente la sangre en los cuencos.
La desgracia se ceba en nosotros, perdemos a Abdel, el primogénito de Janybek. No es un sacrificio, el príncipe pisa en un descuido el exterior del sello; el Morador acecha, una garra repleta de colmillos arrastra al príncipe al interior del portal. Un atroz alarido  es la última palabra de despedida de Abdel. Grande fue su gloria.

2015 - Mayo - Lub'a Vonys - Doctor Adjunto Universidad Politécnica de Tomsk

Dia 4 - 09:00 - Asisto a un par de enfermos. Relato de manera breve el caso más relevante [ver Ref:Kalachi-T15-54].
Mujer anciana, sesenta años, viuda, antigua trabajadora en sala de despiece cárnica. Despierta alucinando después de un largo sueño. Ha estado ingresada una semana. Habla acerca de tentáculos, garras y horribles alaridos. Esta muy nerviosa. Por la noche vuelve a quedar profundamente dormida. Quedo a su lado por si volviera a despertar. En la medianoche despierta frenética. Me mira fijamente a los ojos  mientras desesperada vocea El Morador. Después de eso muere.


[3]

1515 - Primavera Amarilla - Abul’ Synov - Primer Manuscriba

Después de la muerte del príncipe, los dos sultanes discuten acaloradamente, pero el sultán Kárey es más rápido, extrae su espada del cinto y clava la punta afilada en el abdomen de Janybeck. Las tripas del difunto se esparcen por encima del sello sagrado. Dios lo tenga en su gloria para siempre.

2015 - Mayo - Lub'a Vonys - Doctor Adjunto Universidad Politécnica de Tomsk

Dia 7 - 23:30 - Estoy en el exterior de una antigua mina abandonada. Todas las pistas apuntan a este sitio, sin embargo los pocos lugareños aún despiertos rehúsan venir. Morador es la palabra que susurran para sus adentros. Son las típicas supersticiones que los científicos debemos eliminar. Es muy posible que una alta concentración de radón sea la causa de estos desequilibrios, y que ese componente se halle disolviéndose en la atmósfera en grandes cantidades por esta apertura. El resto de doctores, una docena, ya se encuentran aquí. Algunos descartan el radón como el agente desencadenante. Entre los doctores se encuentra mi prometida, Martha, una prometedora bióloga y más bella mujer. Avanzo con la comitiva cueva adentro.


[4]

1515 - Primavera Amarilla - Abul’ Synov - Primer Manuscriba

La sangre derramada del sultán Janybeck ha desdibujado el sello marcado en el suelo, abriendo una pequeña brecha. El sacerdote Damrä se percata tarde del terrible hecho. Los tentáculos surgen a docenas del portal, la cabeza del sacerdote rueda bajo mis pies. La voz aguda de los eunucos retumba por toda la cueva mientras son despedazados por colmillos y garras afiladas. Ningún tentáculo se acerca a mí. ¿Quizás se deba a que agarro con fuerza el libro sagrado? Leo el título: Todos muertos.

2015 - Mayo - Lub'a Vonys - Doctor Adjunto Universidad Politécnica de Tomsk

Dia 8 - 01:30 - Llegamos al final de un túnel ciego. En el suelo hay multitud de huesos humanos esparcidos en lo que parece un mosaico caótico. Los doctores Klaus y Sigfried descubren también huesos de animal, presumiblemente cabras. Yo acabo de encontrar un brillante libro Amarillo en una esquina. Está escrito en una antigua variante dialectal Kazaja. Leo el título en voz alta: Todos muertos.
Las linternas se apagan...


[5]

1515 - Primavera Amarilla - Abul’ Synov - Primer Manuscriba

No puedo dejar de escribir, en el momento que lo hago los tentáculos comienza a avanzar sobre mí. Si intento escribir a la par que andar, y las palabras escritas no son nítidas, los tentáculos también avanzan. Llevo muchas horas despierto. Dios, encomiendo mi alma a ti, que aunque el Morador destroce mi cuerpo, mi alma permanezca a tu lado. Dios nos tenga a todos en su grandísima gloria.

2015 - Mayo - Lub'a Vonys - Doctor Adjunto Universidad Politécnica de Tomsk

Arranco de un mordisco el corazón de Martha de su pecho; con ojos llorosos da su último aliento. Un resplandor verde inunda la cuenca de mis ojos y la oscuridad del espacio se cuela en mi interior. Vislumbro fuego de antorchas al otro lado... Los Kazajos son un pueblo orgulloso. Quinientos años atrás intentaron eliminarme. Pero yo siempre vuelvo. Alimentándome en las pesadillas recurrentes reabro el brillante portal en este instante de negrura cósmica. Justo en el momento de regresar a 1515. Les confundo, os confundo y me confundo, pues al igual que la confusión es presente en los sueños y pesadillas, así me autodescubro como el artífice de todo este caos. Me deslizo por el bucle de eternos retornos de los sueños, ayudado por la sangre y los sacrificios.
Todo en nombre del Morador.
Loor al Morador.
Loor a mí.



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viernes, 8 de diciembre de 2017

«Entrénate a ti mismo para dejar ir todo aquello que temes perder»

Estimados,

¿Qué sucede cuando un niño se propone "ser"?

«Los cuentos de UTLA: Quiero ser Jedi»

Este videorelato se puede leer junto con otros en:

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Abrazos. ^^
«Solo existe el amor»


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jueves, 30 de noviembre de 2017

«Una forma divertida de leer, amena y con ganas de seguir leyendo.
Te engancha muy interesante.
Volvería a comprarlo sin duda»



Cuña publicitaria (gratuita) por cortesía de Radio Cita con Luna.

Ver vídeo en youtube en: Smoking Dead & Radio cita con Luna.

¿Qué harás cuándo lleguen los fumadores?


Abrazos. 🐼🐉😍😂🐉🐼


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domingo, 26 de noviembre de 2017

«SMOKING DEAD»
¿QUÉ HARÁS CUANDO REAPAREZCAN LOS FUMADORES?
(*Encuentra al gran héroe diferente*)



En el suelo de una inmensa cueva, atrapado el pie por una enorme piedra, reposaba un enjuto fumador, pero no era un fumador cualquiera, de ojos vidriosos y pequeñas venas rojizas, o con olor a nicotina mezclado con el de la putrefacción, o la humedad de la inmensa cueva. No, este poseía casi apariencia humana.
—Me maravillo de lo bien conservado que está... —Un hombre vestido con traje blanco, escafandra y bombona de oxígeno se agachó para observar mejor al espécimen—. ¿Llevas mucho tiempo aquí, chiquitín?
—Grrrrr... —De la garganta del fumador surgió un gruñido profundo. La pierna atrapada bajo el peso de la gran roca no le permitía escapar.
—No le pongas nervioso —Otro hombre, de idéntico traje que el primero, sacó un walkie-talkie de una mochila de mano—. Solo faltaría que se nos escapara. Ahora callado...
Zzz... zzz... zzz. La sonora estática del walkie resonó por la estancia.
—Charlie. Foxtrop. India. Cinco. Tres. Ocho —dijo a modo de mantra el segundo hombre—. Tenemos al último.
Zzz... zzz... zzz. Más estática.
—Recibido. Enviamos helicóptero de recogida. No se muevan de la posición y aguarden. Sobre todo vigilen que no escape. Corto y fuera.
El hombre guardó el dispositivo en la mochila y, en la prudente distancia, contempló al fumador sentado en el suelo.
—Grrr... —De nuevo, el pobre fumador emitió un gruñido, pero aquellos dos no le hacían ni caso—. Grrr... Grrr... —Con sus ojillos de fumador raquítico miraba al techo.
Allá arriba, una enorme estalactita cimbreaba peligrosa encima de todos ellos. Apenas un palmo de roca soportaba el peso del enorme clavo roquífero.
—¡Parece nervioso!
—¡Bah, ni caso! Los fumadores siempre gruñían.
Un zumbido grave y continuo de aspas. El primer hombre de blanco se giró; a la entrada de la cueva el vehículo aéreo aterrizaba con lentitud. Mientras, el aire impulsado por el helicóptero comenzó a cimbrear aún más la estalactita del techo, izquierda, derecha, izquierda... y de haber estado situados allí en las alturas los dos hombres hubieran podido oír el temible crujido en la estructura que no presagiaba nada bueno.
—Ya están aquí. Esta noche a dormir a pierna suelta.
Aire, más viento, más aire... un impulso nada deseado...
—Grrr... Grrr... Grrr... —Gruñía desesperado. Pero por más que lo hiciera, en aquel alarde de socorrida advertencia y mirara hacia el techo, aquellos dos no le prestaban atención.
Los hombres del helicóptero, media docena de soldados y un par de científicos enguantados en aquellas batas blancas de plástico, descendían a toda prisa.
—Pues sí, esta noche ya podremos...
Pero no le dio tiempo a acabar la frase, el pequeño resquicio que sostenía la estalactita  se quebró. En dos segundos, que son los que tardó en entrar en acción la fuerza de la gravedad, la gran masa de roca cayó como un palo de billar contra la bola ocho. Impactó de refilón entre la gran piedra y los dos hombres, a quienes chafó al acto. El golpe creó un curioso efecto carambola que liberó al enjuto zombi e hizo rebotar a la gran piedra contra el umbral de entrada de la cueva.
—¿Grrr...?
La estancia quedó cerrada. Al otro lado se escuchaban los sonidos de algunas metralletas intentando abrirse paso cenutriamente al interior. El fumador se encogió de hombros y con la pierna maltrecha olisqueó el aire; de repente, le había entrado hambre, captó un olor a aire fresco proveniente del extremo opuesto de la caverna... y hacia allí se dirigió.  



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domingo, 19 de noviembre de 2017

«El arte es seducción,
no rapto»






Comienza mi sueño en una localidad recurrente, París:

Estoy en la ciudad de la luz, estoy planeando secuestrarte, desconozco el motivo. Me encuentro en una vieja buhardilla que posee una vieja mesa roída por la carcoma, encima de ella el mapa de una casa con una dirección. Creo que es el lugar donde te alojas, pero tampoco estoy seguro de ello.
«¿Por qué en los sueños todo tiene que ser tan difuso?».
Me propongo dirigirme hacia allí y aparezco de repente. Si la difusión es el hándicap en el mundo onírico, la inmediatez es la gran ventaja. Es una casa grande, de varias plantas; observo a través de las ventanas y múltiples siluetas se deslizan por detrás. Más captores, me asalta esa idea en el sueño, y no sé el porqué deduzco que son unos peligrosos mexicanos mezclados con un par de árabes, estos últimos ataviados con kalashnikov.
Al principio me asusto y pienso que no te raptaré. Después me arrepiento y otra idea revuela por mi difusa cabeza: no debo raptarte, debo rescatarte. Entonces me introduzco por las alcantarillas, no recuerdo bien como consigo, a través de la intrincada red de túneles, dar con la entrada subterránea a tu vivienda. El caso es que lo consigo, me deslizo con sigilo y comienzo a buscarte por las habitaciones.
En una habitación estás tú. No estás asustada, como esperaba encontrarte, pero tampoco sonríes. No sé si sufres o lo estás pasando en grande. Te miro al rostro -que no me devuelve la mirada pero sonríe- y te agarro de la mano. Al principio pienso que leerás mi mente, que sabrás que inicialmente quería raptarte, y no querrás venir conmigo. Aunque aceptas mi mano de buen grado, sigues sin mostrar ninguna clase de sentimiento.
Nos conduzco escaleras abajo, la casa tiene varias plantas, paso asustado por todas ellas; observando de soslayo cada esquina, bajamos con lentitud las escaleras, tú al lado de mí, sin decir nada, avanzas impertérrita por los escalones.
Alcanzamos la planta baja, a través de las ventanas puedo ver la calle, suspiro aliviado; sin embargo, sin aviso, aparecen los hombres mexicanos. Tú les sonríes. Me quedo sorprendido. Entonces me doy cuenta que son amigos tuyos.
La puerta de la salida está repleta de luz, los árboles al otro lado brillan con la luz de la mañana...
«¡El tiempo! Un efecto de asincronía persistente en los sueños, que nos permite pasar de la noche, al día o a la tarde en cuestión de un fugaz pensamiento».
Quiero avanzar contigo agarrada de la mano y traspasar el umbral de la puerta. Ya casi estamos, los mexicanos no oponen ninguna clase de traba, pero entonces aparecen los árabes con sus khalasnikov. Los semblantes, serios, no anuncian una cálida bienvenida. Estoy realmente asustado, los mexicanos no intervienen, ni para socorrernos ni para ayudar a los recién malvenidos. La habitación me recuerda a una vieja escena de los hermanos Marx. Nadie dice nada.
Tú, con la sonrisa sempiterna de tu rostro, les sonríes a los árabes. Estos se quedan de pie, de espaldas a la pared y continúan sin decir ni hacer nada. Solo sostienen, como soldados de plomo, sus armas de pie en un rictus completamente marcial.
Y mi hermano aparece, está ahí, dentro de mi sueño.
«¡No sé qué narices hace mi hermano dentro del sueño!».
Aprovecho el momento de confusión difusa y pronunció en voz alta, aunque sin gritar, una cuestión para mi hermano: «¿Cómo podemos salir de esta casa?».
Entonces, en medio del comedor hay un escritorio -resalto este hecho, porque hace un momento ni siquiera había reparado en él-, pero sé, por esa clase de atemporalidad propia del ensueño que ha estado ahí desde el mismo momento en que bajamos; me fijo en el mueble, una antigua mesa de época, la clásica mesa victoriana con ribetes cincelados en la madera. Encima de ella, una caja registradora y, detrás de la mesa, una farmacéutica que sonríe.
—Salir cuesta quince euros sin receta. Orden del doctor Misi.
Parece ser la única personaje que posee voz. Introduzco, sin soltarle la mano a mi raptada-salvada, mi otra mano en el bolsillo. No tengo dinero. Recuerdo que soy pobre. Miro asustado en derredor. No podremos salir. Mi hermano acude a mi lado, me extiende la cantidad encima de la palma de la mano. La farmacéutica sonríe, mi hermano empieza a sonreír, los árabes empiezan a sonreír y los mexicanos los emulan en otro tanto. Los únicos que no lo hacemos somos tú y yo.
Miro la puerta, la luz, los árboles, la libertad nos espera al otro lado una vez superado el umbral, pero algo me impide avanzar. Me giro, observo tu rostro, por primera vez en el sueño me sonríes. Me estás mirando con intensidad a los ojos. Tu sonrisa se ve radiante, y yo me pregunto si quiero salir de la casa y...

Se acaba el sueño.



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domingo, 12 de noviembre de 2017

«La dirección general de tráfico recomienda no aparcar nunca tus sueños»
Anónimo inspiracional
Author photography: markus53




Habíase un lugar, llamado Parchelona.

En esa pequeña población, situada a orillas del mar, los habitantes se desplazaban en los quehaceres diarios con sus estimados automóviles. La mayoría de parchelonistas se dedicaban a la caza de ostras -con perla- en las inmediaciones marítimas. Inspiraban, recogían aire -con grandes aptitudes apnéusticas- y solo a pulmón se sumergían metros abajo en el embravecido mar.
Se daba una desagradable situación geográfica que impedía a la población de Parchelona crecer a lo ancho. Pues los antiguos fundadores, en su carente falta de visión futura, instalaron la ciudad en un valle rodeado de escarpadas montañas.
Los actuales arquitectos del Apuyantamiento, muy imaginativos ellos, decidieron elevar edificios cada vez más altos para invadir la verticalidad de los cielos y ganar de esa manera espacio habitable. Sin embargo, ese hecho desembocó en una falta de espacio terrenal para los pequeños parchelonistas que no podían aparcar sus vehículos en las calles.

Primera orden del día. La zona Azul: Por orden del excelso Apuyantamiento -órgano gestor de la ciudad de Parchelona- creará las zonas azules de aparcamiento. Estas costarán 7 perlas -por uso- y se podrá depositar el vehículo un máximo de dos horas.

Aquellas zonas azules no eran más que pequeños rectángulos de dicho color pintados en el suelo, donde el parchelonista podía estacionar su vehículo, previo pago en perlas en máquinas habilitadas a tal efecto; y acto seguido recoger la emisión acreditativa, en un papelito blanco, que le autorizaba a aparcar durante el tiempo limitado establecido.

Los pequeños conciudadanos, aunque indignados al principio con el cobro por aparcar en sus calles, acogieron como justa la medida. De esa manera todos rotaban en el aparcar y nadie se quedaba sin faenar. No obstante, los vecinos más cercanos a la zona costera, vieron reducidas sus capacidades de aparcamiento; y sin prisa ni desencanto acudieron a quejarse con gran vehemencia al Apuyantamiento, repleto aquel de funcionarios bien pensantes, con gran imaginación colectiva y magnánima.

Segunda orden del día. La zona Verde: Por orden del excelso Apuyantamiento -órgano gestor de la ciudad bla bla bla- creará las zonas verdes cercanas a la costa para favorecer en igual medida el aparcamiento a los vecinos; con el simbólico pago de 1 perla al mes en cesión vecinal.

De nuevo, durante un tiempo, algunos se molestaron; pero los parchelonistas, gente muy culta y tranquila, observaron de nuevo como justa la medida.

Un par de años después, la ciudad empezó a expandirse más y más a lo alto; y muchos turistas vinieron de allende los mares para reposar durante poco tiempo en la población que crecía sin parar. Y estos, los turistas, comenzaron a depositar sus vehículos -que también traían consigo- en las zonas azules. Sin embargo, debido a la picaresca turistil, estos pagaban cada dos horas y dejaban el vehículo estacionado todo el día.

Los parchelonistas, que veían peligrar su trabajos de «buceadores a pulmón recoge perlas», se quejaron con ahínco al Apuyantamiento. De nuevo, los excelsos funcionarios repletos de buenas ideas crearon una nueva variación zonil.

Tercera orden del día. La zona Lila: Por orden del excelso Apuyantamiento -órgano gestor bla bla bla- creará las zonas lilas cercanas a la costa. Estas zonas serán gratuitas para los faenadores a pulmón recoge perlas y en ellas se podrá estar un máximo de una hora. Los buceadores deberán probar sus respectivas aptitudes apnéusticas.

Las actitudes apnéusticas -la capacidad para para estar bajo el agua a pulmón libre- era comprobada por empleados del Apuyantamiento que recorrían las zonas costeras. Estos observaban los vehículos aparcados en las zonas lilas y esperaban a sus ocupantes. Cuando estos llegaban, les obligaban a aguantar la respiración dos minutos, tiempo pequeño para cualquier faenador recoge perlas... pero claro, la medida casi resultó de mortal uso para algunos aprovechados turistas. Muchos, viéndose en la tesitura de tener que aguantar la respiración, para evitar el multazo futuro, tornáronse lilas sus rostros cuando intentaron aguantar la respiración tanto tiempo. Un par fueron ingresados y uno casi pierde el oremus, volviéndose su rostro tan lila como las líneas pintadas en el suelo que daban nombre a esas zonas.

Los turistas pactaron con el Apuyantamiento la creación de párquines subterráneos; y al tratarse de turistas ya no hizo falta ninguna orden del día y se crearon ipso facto las estancias subsuelísticas necesarias que, a 12 perlas la hora, se habilitaron solo para los recién llegados a la localidad.

Y todos quedaron contentos: faenadores a pulmón recoge perlas, vecinos marítimos, parchelonistas en general y los bienvenidos turistas (que ya no debían superar la apnea, que para personas sin experimentación era un riesgo innecesario).


Esto es verdad y no miento,
y como me lo contaron,
os lo cuento.



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Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia


martes, 7 de noviembre de 2017

«Donde los sueños se...
disfrazan»


Estimados,


SALÓN DEL MANGA XXIII
Fotos del sábado 4 de Noviembre de 2017.
Gracias a tod@s por vuestro tiempo.

Podéis descargaros las fotos en Flickr...

Flickr (albúm): Salón del Manga XXIII
https://flic.kr/s/aHsmaFVhR9

El punto de libro corresponde con un recopilatorio de relatos del blog...
http://www.untranquilolugardeaquiescencia.com
... que podéis leer gratuitamente en LEKTU.
https://goo.gl/fZdKhW

Abrazos.
«Solo existe el amor». 🤭😇☺️😊😚😘😍


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Smoking Dead Smoking Dead
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Aquiescencias Aquiescencias (Tomo I)
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