«Un adicto no es un adepto»
Examino el diccionario de uso de la
RAE, con exactitud, la segunda acepción de la palabra que encabeza el tÃtulo de
esta entrada.
Adicción
...
2. f. Afición extrema a alguien o algo.
Hoy hablaré de la peor adicción de
todas, pero si me lo permitÃs, rebelaré el nombre de dicha droga al final del
artÃculo. Un juego para generar expectativa y, quizá, hasta una segunda
relectura.
Esta potente droga la consume la práctica
totalidad de la humanidad. Su alcance, una pandemia de siglos prósteros y
venideros, no asusta a nadie, pues la consumimos tan a diario que se ha
convertido en parte de nuestro modus vivendi.
Sin embargo, sus efectos, a largo
plazo, resultan devastadores. Además, la adicción crece con el tiempo; no
tiene uno nunca suficiente de ella, se quiere más y más. Cualquier persona, en
cualquier lugar del planeta, se levanta por la mañana aspirándola, sintiéndola
en cada poro de la piel, inunda pulmones, atraviesas pupilas, se clava en las
raÃces de los cabellos, no hay parte del cuerpo que, sin lugar a dudas, sea
susceptible de ser una zona de entrada del elemento.
Llevamos tanto tiempo, en nuestra
sociedad, consumiéndola, (quizá desde antes de los albores del homo sapiens),
que se ha vuelto invisible a nuestros ojos, no hay ninguna sustancia que
pueda compararse con ella. Genera más adictos que ninguna otra, no importa que
lleves 2, 10, 20, 30 o 90 años hollando el planeta, siempre quieres más.
En algunos casos, datos recientes
realizados sobre personas en coma podrÃan, según dichos estudios, no ser
afectados por ella. También, el rango de los informes arroja que, ciertos
inhibidores en las mentes de las personas depresivas podrÃan aniquilar en parte
la peligrosa substancia.
Para los amantes de las
estadÃsticas, estas no engañan, su consumo ha aniquilado a más
personas que ninguna otra plaga, epidemia, enfermedad o pandemia conocida, y,
sin embargo, obviamos su peligrosidad porque nos hemos adaptado a ella; incluso
las madres, esas que debieran protegernos de las adiciones, inconscientemente,
nos la inculcan desde el pecho materno, en una terrible cadena de
acontecimientos que nos llevan, a cada uno de nosotros, a ser unos enganchados
en los que nos resta de existencia...
Es posible que no haya dado
suficientes datos técnicos, pero creedme, la peor adicción de todas se
llama Vida.
La negatividad os hará libres.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia