La polvorienta nube de arena, en las
afueras de Rae Town, anunciaba la llegada de la banda de Gramática Kid.
En el interior de la taberna, cinco
ojos, pertenecientes a Billy el tuerto, Calamity Rose y Salvaje Jones,
observaban nerviosos el devenir de la polvareda.
Las espuelas de Gramática Kid resonaron
contra los tablones de madera del suelo, abrió con ambas manos el portón
batiente y, junto con seis de sus hombres, se sentaron en una mesa vacÃa del
local.
—¡Eh! Tú. Indio —Atronó Gramática Kid
señalando con el dedo a Salvaje Jones, quien se encontraba detrás de la barra—.
SÃrvenos un whisky.
Salvaje Jones apuró la secada de una
jarra de cristal en su delantal blanco y la depositó boca abajo encima de la
barra.
—¿Whisky
normal o whisky con sabor a Oeste?
—¿Pero qué dices Indio? Eso está mal
dicho. No se dice «con sabor a».
—Estar bien dicho, como Pato con sabor
a naranja.
Salvaje Jones secó otra jarra de
cristal con su delantal que, acto seguido, puso al lado de la otra.
—¿Pero qué vas a saber tú de gramática?
Aquà Gramática Kid soy yo, palurdo, sÃrvenos un whisky... y rapidito.
—¿Tener miedo de sabor a Oeste?
Las venas de los ojos de Gramática Kid
se inyectaron en sangre mientras miraba de soslayo a sus hombres. Estos repartÃan
risas burlescas y miradas nerviosas entre su jefe y aquel indio.
—Yo no tengo miedo a nada, Indio.
—Entonces, whisky con sabor a Oeste.
Salvaje Jones se dio la vuelta,
traspasó la puerta que daba al almacén y, después de unos minutos, reapareció con
siete jarras de un lÃquido entre parduzco y dorado. Se encaminó hacia la mesa
de Gramática y depositó delante de cada uno de ellos una jarra de whisky.
—¿Por qué has tardado tanto? ¿Has
escupido ahà dentro?
—Salvaje Jones no escupir.
—No me fio de ti, Indio.
—Los sioux no mienten —intervino la
buena de Calamity Rose.
—Tú calla, mujer. Nadie te ha dado
vela en este entierro, y lo mismo va por ti, Billy el tuerto, si no quieres
perder el otro ojo. —Gramática Kid buscó con la mirada a uno de sus hombres—. Tú,
Jimmy, bebe esto y dinos como sabe.
Jimmy tragó saliva, agarró
envalentonado la copa y la deglutió de un único trago.
¡Gluc!
—¿Y bien?
—Está bueno, un poco ácido, pero
bueno.
—Sabor a Oeste —anunció Salvaje Jones,
que miraba muy fijo a Gramática Kid—. Solo para muy hombres.
Ante aquellas palabras Gramática Kid
apuró de un trago la jarra, después se secó los labios con el dorso de la mano
y estrelló la jarra contra el suelo acompañada de una carcajada histriónica.
Sus hombres lo imitaron. Mientras abandonaban el local, el jefe de la banda
dedicó una sonrisa a Salvaje Jones y una mirada lasciva a Calamity Rose y, sin
pagar la consumición, se largaron.
Con una escoba, Salvaje Jones recogió
los pedazos de cristal del suelo, atravesó la barra y se dirigió al almacén.
Una vez dentro tiró los cristales y se levantó el delantal blanco. Su enorme
pene apareció por el agujero abierto de la cremallera, acabó de miccionar en
una barrica que ponÃa Whisky con sabor a Oeste e introdujo el pene en el pantalón
y cerró la cremallera.
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
Madre mÃaaaa. Jajajajajaja. Salvaje Jones (el indio ) que malo que es.
ResponderEliminarMuy bueno Gramática Kid no era nada tonto.
Excelente relato.
Un abrazo
¡Já, já! Creo que no pediré un cóctel "Salvaje Oeste" en mi próxima visita al bar Boadas.
ResponderEliminarPor cierto que estarÃa bien tomarnos una copa allà un dÃa ¿te parece?
Saludos!
Borgo.