miércoles, 24 de junio de 2015


«La felicidad es la eterna búsqueda de los necios. Cuando observéis a un necio con un pedazo de fugaz alegría desconfiad, pues el necio nunca queda satisfecho de su inacabable necedad».
NUTLA.

Cuando uno abandona los alegres años de la pubertad y comienza a adentrarse en esa jungla mal llamada "edad adulta" comienzan esa otra clase de miedos: el abismo insondable a la muerte, la innombrable enfermedad, el adiós a los padres, a la decrepitud, el vacío de la existencia o la siempre omnipresente soledad.

En momentos como esos entiendo a todas esas personas cobardes que deciden acabar con su vida en un pequeño hálito. Como quien corta la raíz de una planta.

Hoy estaba en mi casa, vinieron unos amigos a comer. Hacía casi un año que no invitaba a nadie a comer a mi casa. No desde la ruptura con mi última pareja "seria". Trajeron a sus niños. Los pequeños me dejaron la casa llena del barro de la calle. Y cuando se fueron habían dejado todo el suelo sucio de pisadas, de galletas roídas, habían dejado mi casa llena de pedazos sucios de vida. Esa vida que no sabemos apreciar de pequeños, y que al llegar a la edad adulta se convierte en una pesada losa. Leí en una ocasión que las personas pesimistas, en muchos casos, lo son por culpa de un gen tarado. Yo no sé si tendré ese gen tarado, pero hace tiempo que no pienso en un futuro prometedor, en un futuro feliz.

Y me puse a borrar esas pisadas. Entonces recordé las alegres caras de los niños mientras corrían de un lado a otro por mi casa. Y comencé a derramar lagrimas, sin darme cuenta, sobre las pisaditas de barro y polvo dibujadas en el suelo. Seguí frotando y frotando, porque quería que estuviera limpio, por ese fanatismo estúpido a la limpieza, como si la limpieza del suelo pudiera borrar la profunda suciedad instalada en mi corazón, #FromTheBottomOfMyHeart, y con esfuerzo, poco a poco, fui borrando ese paso de vida por mi casa desolada.

Pensaba que el trabajo físico me habría ayudado. Siempre pienso que tengo algo de bipolar, al ver el suelo tan limpio reí, comencé a reír con muchas ganas. ¡Qué bien!, pensé, una crisis más superada. Todo se puede superar con limpieza y esfuerzo. Me reincorporé, y al girarme, en el marco de mi ventana, vi una pequeña mancha; algo así como un extraño punto negro. Al principio pensé que sería algún otro regalo de los niños, otra pequeña muestra de esa vida tan ardiente, tan preciosa, tan sucia.

Pero al acercarme me sorprendí al descubrir aquel objeto extraño y atípico. No era ninguna mancha, era una pequeña araña. Desde siempre las arañas me han dado mucho asco, y miedo también, desconozco el porqué, pero siempre ha sido así, por más y más pequeñas que sean. Y sin embargo ese pavor irracional lucha con otra convicción que se ha ido adueñando de mi en los últimos tiempos: no soporto matar a ningún ser vivo. Incluso me da pena matar a las cucarachas que de vez en cuando veo en el trastero de mi casa. Una pena inmensa se adueña de mi cuando por algún motivo me obligo a mi mismo a matar a uno de esos pequeños seres, a esas minúsculas vidas, que por un azar el destino las ha interpuesto con su verdugo. Yo.

Y esa tarde, cuando observaba a esa pequeña araña en el marco de mi casa... Cruzó por mi mente un pensamiento fugaz, aplastarla con un pequeño trozo de papel. Juro que esa era mi intención, pero no llegué a coger ni siquiera un pedazo, porque me acerque a ella, a pesar de mi asco, de mi miedo, y la vi agazapada. Hubiera podido jurar que el insecto sabía de mis intenciones, que tenía miedo. Era una pequeña vida que yo iba a sesgar de golpe. Tan fácil como coger un papel de cocina, y aplastar esa minúscula vida contra el marco de la ventana, hacerla desaparecer en la incomprensible fugacidad de la existencia.

Y me puse a llorar de nuevo. Estuve llorando una hora en la penumbra de mi comedor. Aturdido, sin saber en qué pensar, sin poder decidirme a matar a la pequeña araña en el marco de mi ventana.

Y no pude hacerlo. No pude matarla. Al menos no esa tarde.
Dejé que se escondiera, que se marchara de mi vida.

Y pensé en la araña, ¿sentiría ella realmente miedo? ¿se agazapó ante mi como hago yo con la vida?

Es horrible tener miedo a la muerte pero es más estúpido todavía tener miedo a la vida.

Por NUTLA.

Mi hermano hubiera dicho: 93% Imaginación, 7% Realidad
Pero lo realmente importante: La negatividad os hará libres

Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia

domingo, 14 de junio de 2015


"Estimados,
Este relato me lo envió Tortajet, un ser mentalmente divergente e inquieto por naturaleza a quien conocí hace años; con su característica alegría me propuso la publicación en este pequeño espacio.
Cosa que por fin haremos, espero lo disfrutéis mucho. ^^
Un abrazo muy grande.
«Sólo existe el amor»."
UTLA

El doctor se encuentra sentado tras su despacho, es un hombre alto y pálido, varias arrugas surcan su frente desprovista de pelo mientras frunce el ceño. Su bata de laboratorio está impecablemente blanca y una pequeña chapa dorada con su nombre adorna la solapa izquierda, en ella se puede leer "Dr. Woltz".

- Esto es... ¡Imposible! - dice en voz alta.

El sonido de su voz reverbera en la habitación escasamente amueblada.

Aparte de su escritorio hay una taquilla que hace las veces de armario para la ropa y efectos personales, una litera de madera aglomerada con un colchón fino y sábanas verdes, un par de estanterías llenas de libros de química y geología y una mesilla de noche con un cuadro en el que se puede ver la imagen de su difunta esposa.
El despacho no tiene ventanas y está pobremente iluminado por un fluorescente con el cebador tan gastado que es incapaz de evitar un continuo parpadeo, emitiendo un ligero zumbido cada vez que se carga.
El doctor ojea una y otra vez el informe de laboratorio con el resultado de los análisis del espectrómetro.
Balancea su cabeza calva hacia los lados, como negando la evidencia de los resultados.
Emite un ligero suspiro y activa la micro-cámara implantada en su ojo izquierdo presionando su sien mientras empieza en voz alta y clara:

- Doctor Woltz, 23 de febrero de 2020, el análisis espectral de la sustancia X-808 revela la presencia de dos capas de electrones conteniendo en su último orbital 4 electrones de valencia. El peso atómico de la sustancia es insuficiente o demasiado elevado para la cantidad de electrones presentes, lo que lleva a sospechar...

El doctor se interrumpe cuando la puerta de su despacho se abre.

- Ahora no Cristine! Estoy realizando la grabación para el registro de hoy - dice sin prestar atención con la mirada fija en sus papeles.

- Estimado señor Woltz... - Contesta un hombre con marcado acento japonés.

El doctor levanta la cabeza y distingue la figura de dos hombres, pero el potente alógeno que utiliza para leer no le permite ver con claridad, alarga el brazo y lo gira en dirección a sus invitados.

- ¿Quién es usted? - pregunta con timidez per sin dejar entrever su sorpresa.
- Disculpe mis modales doctor, - contesta con seguridad el hombre de acento japonés y continua con gran frialdad - me llamo Hakura y este es Ando - señala con un ademán al otro hombre, tiene aspecto de militar y está embutido en una chaqueta metálica pesada, Ando sonríe y realiza una forzada reverencia.
Ninguno de esos dos hombres tiene intenciones amistosas, detrás del traje negro de ejecutivo y las gafas oscuras, se esconde un hombre realmente peligroso.
Sin pedir permiso Hakura se sienta frente al doctor Woltz.
- Tenemos entendido que está trabajando en un proyecto en el que mi cliente, por decirlo de algún modo, desea participar.
- Como usted se imaginará, el "proyecto" del que usted me habla no me pertenece, debería usted hablar con su legítimo propietario.
- Ya lo hemos hecho - contesta secamente Hakura.
- ¿Y bien?
- Desgraciadamente no supo apreciar el interés de mi cliente ni la generosa oferta que le propusimos.

Woltz guarda silencio y dirige una mirada furtiva al segundo hombre, Ando, que aguarda de brazos cruzados frente a la puerta.
Hakura continúa.
- Usted es un hombre culto y de renombrada inteligencia, suponíamos que sería usted más razonable.

Ahora Woltz lo tiene claro, esos hombres tratan de intimidarlo, e indudablemente le están amenazando. Woltz se apoya en el respaldo y cruza los brazos sobre la bata.
- ¿Qué es lo que usted propone señor Hakura?
Una sonrisa triunfal cruza la cara del japonés, apoya ambas manos en el escritorio antes de lanzar su propuesta.
- Recogerá usted todas las muestras de la sustancia X-808, junto con todos los análisis y resultados. Dejará este cochambroso sótano para trasladarse a unas nuevas instalaciones más adecuadas para alguien como usted y trabajará "exclusivamente" - pone especial énfasis en esta palabra - para mi cliente, no podrá contactar con nadie mientras dure la investigación.
- Entenderá usted que eso me llevará varios días por q...
- Tiene 24 horas - interrumpe Hakura.

Woltz cierra los ojos y se masajea el entrecejo, analiza sus opciones, cómo librarse de esos dos asesinos y marcharse...

- De acuerdo - dice finalmente - estaré listo a las 8:00 de la mañana.

Hakura se levanta, la luz parpadeante del fluorescente le confiere un aspecto siniestro pero parece satisfecho. Hace una señal y Ando desaparece, antes de salir de la habitación le dirige una última mirada.
- Es usted un hombre muy listo señor Woltz, tal como nos habían comunicado.

Eran las 3:00 de la madrugada. Desde que Ando y Hakura habían salido del despacho el doctor Woltz se movía con ritmo frenético. Ya había destruido todas las muestras de la sustancia X-808 junto con los análisis. Sólo quedaba una y la llevaba bien escondida en su bolsillo subcutáneo cerca del estómago.
Salía por la puerta trasera del edificio de investigación de materias peligrosas aprovechando la oscuridad de la noche, llovía abundantemente y las gotas de agua resbalaban desde su frente hacia su nariz en todas direcciones. Jadeaba y miraba frecuentemente hacia atrás, al torcer una esquina sacó su teléfono celular buscado el nombre "Luca". En ese instante un brazo metálico le golpeaba en el estómago, levantó la vista únicamente para poder ver la cara de su asesino.
Ando le miraba con cara de satisfacción mientras el destripador implantado de su cyber-miembro hacía su trabajo.
El puño de Ando se cerró violentamente mientras cogía la muestra oculta del doctor Woltz, al retirar el brazo los intestinos se le desparramaron por el suelo del callejón.
- Ya la tengo - dijo Ando tocando su comunicador de la oreja.
Woltz cayó de rodillas sujetándose el vientre mientras la vida se le escapaba, las lágrimas se acumulaban en sus ojos mezclándose con la lluvia y en un último suspiro sólo alcanzó a decir "Lo siento, Sofía".

By TORTAJET.


Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia

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