Este relato esta basado en una experiencia real.
Las fechas, localizaciones y nombres de personas han sido modificadas.
La visita al lago Kinzig había sido esplendida. Les había acompañado un sol radiante, el dulce trinar de los pájaros, y una mágica brisa deslizándose entre las ramas de los árboles. Un picnic precioso. Una postal de ensueño tal y como les había prometido su hostelero.
Al menos esa era la opinión de David Hurmann, un americano de treinta y cinco años. Y la cara de felicidad de su pareja, Nancy Whitecat, otra americana de treinta y tantos como el, parecía reflejar la misma opinión.
Alquilaron un Plymouth, un potente coche americano, bastante raro de encontrar por aquellos lares. A Nancy le entró la risa al recordar la aseveración de David sobre el vehículo. Según el, aquel Plymouth era el modelo Satellite del 65, pero ella estaba casi segura que era el modelo del año 67. Los faros cuadrados dejaron de fabricarse a finales del 65 y ese coche los poseía redondos. Tenía que ser el modelo de 1967 el de hacía dos años. En todo caso, no quiso discutir este tema con David. El era el entendido en coches.
La región de la Selva Negra, al sur de Alemania, les estaba resultando embriagadoramente encantadora. Sin embargo, esta zona también es traicionera para los turistas. El sol desaparece muy rápido en las colinas. Y la inexistente luminosidad del atardecer da paso rápidamente a la oscuridad de la noche. David y Nancy ni siquiera sabían que hora era cuando ya no había luz a su alrededor.
David repicaba nerviosamente el dedo índice contra el volante. Era casi medianoche, la luna brillaba blanca y reluciente en medio de la bóveda celeste. Sin embargo, las estrellas aun no habían decidido realizar su aparición en el firmamento.
David volvió a mirar de reojo el mapa que llevaba Nancy desplegado encima de su falda.
- Joder, Lossburg solo esta a cinco kilómetros. - farfulló David.
- ¡ Tranquilo querido !
- Mierda, mierda y mierda. Debimos salir antes... cinco kilómetros no deberían costar tanto de recorrer. No me gusta conducir de noche.
Nancy agachó la cabeza sumisa, pero le dio tiempo a ver como los faros del Plymouth iluminaban la pendiente de aquella carretera de alta montaña mal asfaltada. Los ojos de Nancy volvieron a posarse sobre el mapa. Reseguía mentalmente el camino seguido e imaginaba aquella ruta en su cabeza. No estaba segura de haber aconsejado bien a David en el último desvío. Pero prefería no arriesgarse a aumentar su creciente enfado.
- ¡¡ Lo que nos faltaba, Joder !!
Unos potentes faros les iluminaban desde detrás. La luz se abría paso como si de un potente reflector de cine se tratara. El otro coche les seguía muy de cerca.
- No pienso correr. Joder Cabrón. - murmuró David - Adelántame ostia.
David apretó el embrague, sostuvo con su mano derecha la palanca de cambios, y bajó a segunda. La aguja del velocímetro bajo diez kilómetros.
Nancy giró la cabeza para atrás. Quería ver los detalles de aquel coche. Pero los potentes faros la cegaban, ni siquiera podía intuir cuantos ocupantes había en el vehículo. La fuerte claridad solo le permitía ver la silueta oscura sobre fondo negro del otro automóvil.
De repente, una claridad cegadora la deslumbró. Instintivamente se llevó la mano derecha delante de los ojos.
- Cabrones, han puesto las luces largas, han puesto las luces largas. No veo una mierda por el retrovisor.
La voz de David salió temblorosa de su garganta.
- Acelera querido... no deberías acelerar. ¿ quizás deberías correr un poco más ... ?
- No pienso correr más. No conozco esta maldita carretera, que corra su madre. Se van a joder.
David volvió a apretar con fuerza el embrague y nuevamente disminuyó la velocidad. La aguja roja osciló unos breves segundos y obedientemente descendió.
- Estos cabrones alemanes van como locos.
- Eres tu que vas muy lento querido !!
- ¿ Irías tu más rápido querida , que apenas sabes conducir por Queens a más de cuarenta ?
- No hace falta que me chilles pisahuevos.
- Eres una histérica querida.
- Y tu eres más lento que una tortuga. ¡¡ Pisahuevos !!
- Ahora eres tu la que me esta chillando. Que cabrones. Ya podrían pegarse al culo de una vaca y no venir a tocarnos los cojones. Maldici...
La aguja del velocímetro marcaba veinte kilómetros por hora, a menos velocidad el motor del Plymouth se calaría. El otro vehículo comenzó a alternar las luces largas con las luces cortas.
Luces Largas... luces cortas...
- ¡¡ Están locos estos alemanes !!
Luces Largas... luces cortas...Luces Largas... luces cortas...
Y de repente... la oscuridad. El otro vehículo apagó todas sus luces.
- David tengo miedo. - apenas susurró Nancy con voz queda.
Los ojos de David se posaron fijamente en el retrovisor. No se vislumbraba nada. Ni siquiera podía adivinar si aun seguía detrás el otro vehículo. No se veía absolutamente nada.
Y de repente, otra vez de nuevo... el otro vehículo puso... Luces largas.
Sin previo aviso David, se desvió al arcén y frenó, aunque no paró el motor. El otro vehículo les adelantó lentamente por el lado izquierdo. Ahora David y Nancy pudieron fijarse en el interior. Las siluetas eran de dos hombres, el copiloto era más delgado que el que conducía. Cuando el otro vehículo llevaba un par de metros recorridos, paró en seco.
- ¿ Que están haciendo querido ? ¿ Porque paran ? ¿ Que hacen ? ¿ Que hacen ?
Nancy aferraba fuertemente el mapa contra su pecho. Estaba tan asustada que ni siquiera fijaba su vista en la silueta del otro vehículo para intentar adivinar de que modelo y marca se trataba como normalmente acostumbraba.
La puerta del piloto se comenzó a abrir lentamente.
- ¿ Que cojones ... ?
El piloto del otro vehículo salió del coche. La luna iluminaba su silueta recortándola claramente contra el fondo negro de arboles. Comenzó a caminar lentamente hacía la puerta de David. Este instintivamente se aseguró que los seguros de su coche estuvieran cerrados.
- Tengo miedo.
- Calla.
El piloto del otro vehículo estaba ahora a la altura de la puerta de David. Los ojos de Nancy y David se fijaron hipnóticamente en la cara de aquella persona. Una cara totalmente inexpresiva. De faz blanca y pelo corto. Su aspecto físico no delataba más de treinta años. Las sombras de la noche jugaban malas pasadas y a Nancy le pareció a adivinar una barbilla extremadamente protuberante.
- ¿ Que quieres ? Ya me has adelantado.
La voz de David se quebró al pronunciar la frase. Era muy difícil asegurar que el otro hubiera podido escuchar su amonestación a través del cristal. Entonces lentamente, sin ninguna clase de empatía en aquellos ojos, el piloto del otro vehículo intento abrir la puerta de David.
- ¿ Que... ?
David se puso nervioso. Intento arrancar el Plymouth pero se le caló. Mientras, el piloto del otro vehículo seguía completamente recto delante de su puerta, intentando tranquilamente abrir la puerta del lado de David. Los intentos se repetían a intervalos regulares. Acercaba su mano, apretaba el manillar y tiraba de él sin éxito. Los seguros del Plymouth estaban bajados. La puerta no se abría. Toda la operación se repetía al cabo de un segundo. Acercar la mano al manillar, tirar, no se abría.
Finalmente David salió de su asombro. Apretó el embrague y puso la marcha atrás. El coche retrocedió lentamente a trompicones.
- ¡ Que le jodan si lo atropello ! - pronunció David sin convicción en su voz. Sus palabras temblaron. Aquello no era normal. Realizaba un repaso mental de toda su vida. Jamás le había sucedido una cosa similar. ¿ Le estaban intentado abrir el coche en sus propias narices con el dentro ? Era una locura. Pero lo peor era aquel personaje. En el rostro pálido del piloto del otro vehículo no se mostraba ninguna clase de sentimiento. Ninguna clase de empatía. No mostraba enfado, ni desilusión, ni tristeza, ni cólera. Nada. Absolutamente nada. Parecía un rostro de una estatua tallado en piedra. Sus ojos fríos como la noche solo les miraban fijamente. Y su mano solo intentaba abrir la puerta como si de un autómata se tratara.
El Plymouth recorrió un par de metros marcha atrás. Una fría gota de sudor bajaba por la sien de David. La atenta mirada del conductor del otro vehículo seguía el lento movimiento de Nancy y David dentro del Plymouth. El desconocido tan solo giró su cuello para poder seguir mejor su recorrido. Su cuerpo rígido estaba completamente quieto en medio del asfalto.
Un segundo después, el desconocido conductor dio media vuelta. Se dirigió hacía su coche y se introdujo en el. Nancy pudo fijarse en el copiloto. En ningún momento se había movido del asiento donde estaba. Cerró suavemente la puerta. Una pequeña nueve de gas brotó del tubo de escape. El otro vehículo arrancó lentamente sin más ruidos. Y tan fugazmente como había aparecido, desapareció carretera arriba.
David tuvo el tiempo justo para memorizar la matrícula.
../..
- ¿ No tienen un interprete ? ¿ No hablar inglés ?
Nancy y David se hallaban en una comisaría de policía. David era proclive a presentar una denuncia, Nancy sin embargo quería dejar pasar todo aquella situación. Al final, ganó la insistente propuesta de David.
El traductor llegó al cabo de dos horas. La Selva Negra es un rincón apartado de Alemania de pequeños pueblos montañeros, y es difícil su acceso. David explicó toda su versión de la noche anterior. El traductor tomaba nota en una libreta que llevaba consigo. Cuando estaba a punto de acabar la historia sacó triunfalmente un número de matrícula y se lo entregó al traductor. Después este tomó nota a Nancy, su relato fue más bien escueto, mostrando una completa apatía. Cuando el traductor acabó se dirigió a la sala del comisario. Pasadas otras dos horas les hicieron entrar a la sala del comisario. El jefe de policía era un hombre grande, de pelo corto rojizo, con un bigote fino igualmente rojizo. Lucía una camisa marrón con la insignia de la policía alemana en el hombro derecho. Les invitaron a sentarse.
- ¿ El jefe de policía quiere saber de donde sacaron esta matrícula ?
- ¿ Acaso no le ha traducido la historia ?
- Así es Mr. Hurmann . Pero insiste en que corroboren su versión delante de el.
- ¿ De donde va a ser ? ¿ Del vehículo que nos acosó ayer por la noche ?
El traductor se giró hacia Nancy.
- ¿ Lo corrobora así usted ?
Nancy se encogió de hombros.
- Estaba muy asustada señor. No me fijé en la matrícula.
- ¿ Pero corrobora la historia de Mr. Hurmann ?
- Si ... - dudó unos segundos - ... así es señor.
El traductor se giró. El jefe de policía deslizó suavemente una carpeta marrón por encima de la mesa, acercándosela de esa manera al traductor.
- Por una parte tenemos su versión, y en esta carpeta tenemos una historia donde aparece su matrícula. Quizás si la señora quisiera salir un momento de la sala, podríamos hablar sobre este tema con Mr. Hurmann.
- La señora tiene nombre. - replicó enfadado David, harto de oírle nombrar por su apellido, Mr. Hurmann era un mote que no le gustaba, prefería que lo llamara simplemente por su nombre de pila.
- Si no les importa me quedaré a escuchar lo que tengan que decir señor.
El traductor se encogió de hombros. Mostrando su aquiescencia con las palabras de Nancy. Seguidamente abrió su carpeta y sacó dos fotografias en blanco y negro de dos hombres y se las enseño a David y Nancy.
- Ajá. Ese es. - señalaba el dedo índice de David a una de las fotografías - Por fin la famosa eficiencia alemana salta a la palestra.
Nancy solo miró la fotografía y asintió.
El traductor estaba estupefacto. Sin decir ninguna palabra más sacó otra fotografía más de la carpeta. La siguiente fotografía mostraba un gran coche negro de grandes faros.
- Las dos fotografías se corresponden con Markus Gotfried y Jenfel Stratd. Ambos taxidermistas, su especialidad consistía en matar a personas en la carretera y vender sus órganos. Lo que no conseguían vender lo disecaban y lo almacenaban en el sótano de su casa. También bebían la sangre de sus víctimas y la guardaban en refrigeradores.
|
|
David y Nancy estaban atónitos. David fue el primero en recuperar el aplomo.
- Joder. - bramó David - Pues hemos tenido una jodida suerte.
- Han tenido algo más que suerte. - sentenció el traductor, mientras el jefe de policía, silencioso, les escrutaba detenidamente.
- ¿ Que quiere decir exactamente señor ? - se forzó a sonreír Nancy.
- Hace cuatro años la policía recibió una llamada. Acudieron a la casa de Markus y Jenfel . Allí encontraron todos aquellos cadáveres disecados. Al parecer ambos estaban por la zona y divisaron a lo lejos a la policía. Cogieron su coche negro y decidieron escapar. Sin embargo el ruido del vehículo alertó a los policías de los alrededores y se produjo una persecución. Markus y Jenfel huían a toda velocidad con su coche. Conducían tan rápidamente que en una curva salieron despedidos hacía el abismo. La altura era considerable, unos ochocientos metros en caída libre. Por desgracia, y aunque se realizaron varias maniobras de recuperación, nunca se encontró rastro del vehículo. - el traductor carraspeó. - Y mucho menos ninguna pista de los dos cuerpos. Nunca se había encontrado rastro alguno de Markus y Jenfel. Bueno... no hasta hoy.
Estupendo relato que te tiene en tensión en todo momento. Además una buena historia para llevar a la gran pantalla. Una especie de "El diablo sobre ruedas" en plan taxidermista.
ResponderEliminarMuchas gracias Sr. Cahiers por sus amables palabras.
EliminarComo siempre ha dado en el clavo, el título lo extraje de la cinta de Spielberg "El diablo sobre ruedas".
Lo más pasmoso de toda esta entrada, es que gran parte de ella es real. Me paso a mi.
Un abrazo.
Por dios Que miedo, no me gustaría encontrarme con uno de esos... pero si finalmente se hace la peli yo me pido una entrada en primera fila,eh!!???
ResponderEliminarMuy buen relato, escalofriante, sobretodo sabiendo que esta basado en una historia real, eso es lo que más miedo me da. y a veces los personajes reales son mucho más peligrosos que los sueños o los fantasmas :)
...tiriruriruri... ( musica de Xfiles)
buena entrada y recuerda llevar ajos en tus proximas vacaciones, que nunca se sabe :)
Hola Amalasunta,
EliminarEncantado de volverla a ver por aquí.
Si se hace una pelí espero que al menos me den algo por la idea, pero como le cambiaran los nombres no me pagaran ni por los derechos ni por nada de na. :->
Eso si, lo que mas miedo me da, más que un buen relato de miedo... es ver un perfil sin un avatar personalizado. Eso si que da mucho miedo Señora Amalasunta.
;->
Un abrazo Amalasunta y gracias por sus cariñosas palabras y por su música (made in Xfiles).
Eso eso, ajos y cuchillos de plata para las próximas vacaciones! Que miedo de historia, por favor avisa a tus lectores que es mejor leer la historia en pleno día! Ahora no podre dormir de miedo. Ademas es la hora de los vampiro-s-s-s
ResponderEliminarHola Sra. Mia,
EliminarQuede tranquila, que no pienso descuidarlos para la próxima ocasion. Ajos, cuchillos de plata y grandes cruces de roble valyrio..
Aunque espero que mi próximo destino, Transilvania, sea más tranquilo y relajado.
Lo que realmente me da miedo, es que nunca la superaré escribiendo. :-O
Un abrazo muy grande Sra. Mia.
SBP
Se me ha helado la sangre MR.SBP...esa Nancy es demasiado correcta, a mi me da mala espina. Nunca te fíes de una Nancy en un Plymouth, decía mi abuelo. Seguro que ella sabia lo de los vampiros y les iba a vender el alma de David...
ResponderEliminarJa ja ja... un giro demasiado rebuscado.
Eliminar... O quizás Nancy estaba liada con el traductor y el jefe de policia, y habían sido ellos los que conducian, e intentaban volver loco al pobre David.
Muchas gracias por sus dos comentarios, espero que no lo haya pasado muy mal leyendolo.
Un segundo abrazo muy grande para usted Sra. Mia.
SBP
Menudo par esos taxidermistas. En Alemania hay impactantes episodios turbulentos como el Vampiro de Dusseldorf o el más reciente Canibal de Rotterburgo. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola Sr. Zueras,
EliminarSi, es realmente cierto.
Lo curioso es que comentando la parte verídica del relato (la persecución), hubo un compañero de trabajo que me dijo que una vez en alemania les había pasado exactamente lo mismo. Curioso, ¿ tendrá el carácter alemán algo que ver ?
Brrr... el vampiro gran película ... y esto del Canibal de Rotterburgo no me suena tanto.
Buenisima la entrada de su blog. Hacdock y ¿ existen las Bachi-Buzuk ? Con lo que no eran tonterias todo lo que decía el buen capitan. :-O
Me he hecho seguidor suyo Sr. Zueras. Gracias por su comentario y por seguirme.
Un saludo.
SBP.
Que miedooor !!!!! Me ha enganchado un montón. Bien hecho!!
ResponderEliminarPBC
Me alegro mucho que le gustara anónima seguidora "PBC". :->
EliminarLa realidad siempre supera a la ficción... y eso da mucho más miedo que cualquier relato.
Un abrazo muy grande PBC.
SBP