Cuando ya no te quede esperanza...
Durante años fue un trashumante enfrascado en su trabajo diario. Sin rumbo fijo. Deambulaba de pueblo en pueblo y castillo en castillo. Su antiguo amo y señor le habÃa impuesto aquella penitencia.
No existirÃa puerto, plaza, pueblo o castillo donde pudiera reposar.
Era su maldición...
La bendición, por contra, era que al menos poseÃa un trabajo que amaba.
Un dÃa llegó al poblado de Foedusville. Vendió pomadas. Curó heridas. Fracturó huesos mal soldados. Quitó pústulas. Cosió heridas supurantes. Lo dió todo.
Los lugareños se le acercaban para probar sus remedios. Algunos sanaban, otros no, los que menos morÃan. El daba todo su conocimiento a aquellas gentes. Toda su experiencia acumulada a lo largo de los años. Pero no era suficiente, nunca era suficiente.
Siempre fallaba en algún diagnóstico. En ocasiones emitÃa un juicio equÃvoco. No era ni mejor ni peor curandero que otros. Simplemente no podÃa ser perfecto. No podÃa dejar de no equivocarse.
Como aquella ocasión que perdió al primogénito de su amo...
En el pueblo conoció a una hermosa chica. Era dulce. Bastante joven. DesprendÃa la alegre dicha de la juventud. Ese mágico momento de la vida en que el corazón aun no ha sido malogrado por las malas acciones que nos obligamos a acatar ya de adultos.
La mirada de ella era tan intensa que él pensaba que arderÃa, no una, sino mil veces.
Ella también le atraÃa, de una forma que no podÃa explicarse.
A la semana ella se acercó a su carromato. Hicieron el amor con dulzura. Se prometieron amor eterno. Dejó aparcado el vehÃculo a las afueras del poblado. Y con el sueño de los inocentes que miran a otro lado en vez de mirar al futuro de cara se asentó. Lleno de esperanzas y júbilo latÃa su corazón enamorado. ¡ Y porqué no decirlo ! ¡ Ilusionado !
Se olvidó de partir. Su dicha era muy grande. Se olvidó de la maldición.
Se olvidó de aquellas embrujadas palabras de su amo...
Se instaló con la muchacha a las afueras del poblado. Foedusville les brindaba trabajo. Cobijo. Un mal disimulado hogar. Suficiente a pesar de todas las estrecheces.
Pasó algún tiempo. Un dÃa, ella comenzó a toser. A enfermar. Partió durante dos dÃas enloquecido a recolectar las mejores semillas y bayas. A lo más profundo del bosque. No querÃa dejarla sola, pero debÃa hacerlo.
TemÃa volver y encontrarla muerta. Pero cuando volvió ella estaba mucho mejor. Entonces recordó su vieja maldición.
Los dÃas pasaron y ella volvió a enfermar. En esta ocasión estuvo una semana fuera. Y volvió. Ella estaba mejor que nunca. La fiebre, el malestar, desaparecÃan en cuanto el no estaba a su lado. Ella no parecÃa darse cuenta de ello.
Cuando ya no te quede esperanza, le susurró su amo, sólo el trabajo te quedará...
Recogió sus aperos. Tentado estuvo de besar la frente del amor que abandonaba. Que tantas horas de dicha le habÃa proporcionado. Pero aquel gesto hubiera podido despertarla. Como un triste legado le dejó su carromato. Algo que ella pudiera utilizar y considerar suyo.
El camino desolado tanto tiempo olvidado se postró ante él.
Otra vez de nuevo.
Sólo el trabajo te quedará.
Lily-Fu es la ilustradora del dibujo de esta entrada. Pulsa aquà si quieres ver su portafolio. |
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
Primera vez que caigo por aquà pero ya te he visto en blogs de otros amigos, y hoy me dio curiosidad y te he visitado. Me ha gustado tu cuento. Pensé cuando arrancó que era Jesús pero después me paso que era un tipo que cae en la envidia o venganza de su oficio, me parece muy sugerente, dejas una puerta amplia a varias interpretaciones. Yo también escribo cuentos y poesÃa, algunos las he subido a mi espacio, pero lo mÃo es el cine y por ello te invito si gustas a dialogar del tema cuando gustes. Un saludo.
ResponderEliminarHola Mario,
EliminarEn efecto. ^_^ Tiene varias interpretaciones. La que comentas de la envidia y/o venganza sobre el trabajo es una de ellas.
Me acabo de pasar por tu blog.
Espero que nos sigamos blogueando.
Un abrazo Mario.
Que triste UTlA, pero que buenos tus relatos. Un saludo.
ResponderEliminarHola Javier,
EliminarMuchas gracias por pasarte por aquà y por tus palabras siempre amables. ;->
Lo que parece triste no siempre lo es en esta vida.
Un abrazo Hikari Javier.
Jooooo, qué triste! Aunque podrÃa haber sido peor, por un momentó pensé que te cargabas a la chavala. Muy bueno, UTLA! Un saludo :)
ResponderEliminarHola Andrea,
EliminarTampoco quisé ser tan cruel. No iba sobre Romeos y Julietas. :-O
Era una idea que me asalto a raÃz de unas circunstancias que le sucedieron a un compañero de trabajo. Entonces se forjo esta historia en mi cabeza y tuve que plasmarlo.
Tan solo esperaba un bonito dibujo como el que me han realizado para publicar.
Gracias por pasarte por aquÃ.
Un abrazo Fabricadora de Historias.
Y no podrÃa haberse llevado a la chica con él o la maldición especificaba que tenÃa que ir solo?
ResponderEliminarDibujo y relato una conjunción perfecta.
Un saludo.
Hola Chelo,
Eliminar¿ Quien sabe realmente el alcance de la maldición ?
La decisión cosa del curandero, y no siempre las personas tomamos las decisiones acertadas, aunque nosotros creamos que asà son.
Muchas gracias por tus palabras, aunque la conjunción perfecta es veros por aquÃ.
Un abrazo Chelo.
Muy triste, pero también muy bueno, me ha encantado.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Aglaia,
EliminarTriste como la vida, asà son los cuentos, me alegro mucho que te haya gustado.
Nos vamos blogueando.
Un abrazo Aglaia.
Maravillosa historia, aunque de final triste. Mis sinceras felicitaciones, es un relato que llega al alma.
ResponderEliminarHola Mr. Cahiers,
EliminarSi maestro, no todo iban a ser finales felices en Un tranquilo Lugar de Aquiescencia... pero la felicidad o la tristeza sólo la determina la mirada crÃtica del tiempo.
Un abrazo Pepe.
¡pero qué triste manera de mostrar amor!
ResponderEliminarbesos,
Hola maslama,
EliminarEs un sacrificio. En todo amor existe un sacrificio implicito que ambas partes deben aceptar.
Siempre un placer verte por aquÃ.
Un abrazo y un ronroneo maslama.
UTLA que relato tan triste y tan maduro. Creo que es el que me ha gustado más. Cada dÃa mejor!
ResponderEliminarEste cuento alberga muchas interpretaciones, y ese fondo del amor tan desdichado pero a la vez que cura una vida.
Hay muchos errantes de esta clase.
Felicidades!
Un abrazo.
Que cuento tan triste, demasiado para mi gusto, no soy capaz de cogerle el punto a los cuentos con final triste y menos cuando como en este caso el protagonista no tiene la culpa de su desgracia.
ResponderEliminarDebe ser inmensamente doloroso saber que eres la causa del mal y el dolor que sufre la persona amada.
Saludos.