«Un gran poder conlleva una gran
responsabilidad»
Cuando era apenas un crío sufrí acoso escolar.
Extraña resultaba la semana que no recibía insultos, vejaciones, golpes,
arañazos o incluso heridas...
Después de aquellas sesiones de
interminable ensañamiento llegaba a casa, me encerraba en mi habitación, me
secaba las lágrimas y me sorbía los mocos; el ritual, aunque típico y patético,
me sedaba y me permitía arrastrarme hacia aquella otra realidad, donde mi
destrozado ego se evadía entre las páginas de aquellos viejos cómics de
superhéroes.
Recuerdo mucho a Spiderman, en aquel
entonces nuestro trepamuros favorito —nuestro amigo y vecino Spidey—, no
salvaba al mundo tan habitualmente como lo hace ahora. Sus historias combinaban
la excelencia heroica con la cotidianidad de su alter ego, el también conocido Peter
Parker.
Este último me resultaba fascinante,
un personaje cercano, un adolescente tan poco adaptado a la escuela y a la vida
como yo mismo.
¿Quién podía haber creado a un ser que
se pareciera tanto a mí?
El nombre y apellido del creador, Stan
Lee, aparecía en unas letras pequeñas en la parte inferior de la portada, como
si el propio autor no quisiera ensombrecer a su creación.
Durante años, crecí admirando aquellas
hazañas, no tanto del activo superhéroe, sino del hombre que se ocultaba tras
ella, de su particular heroísmo silencioso.
¡Y así, con aquellos cómics, crecí!
El bueno de Stan no hizo que mi
infancia fuera mejor, ni que los abusones dejaran de golpearme, tampoco
conseguí superpoderes que me ayudaran a defenderme, pero hizo algo
infinitamente mejor, consiguió hacerme creer que con esfuerzo y valentía podía
llegar a ser una mejor persona, a no
tener miedo y a convertirme en un ser más noble.
Gracias, estimado Stan Lee, por todas
tus enseñanzas.
Este homenaje resultó de una idea inicial de @Roger Wilson para...
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
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