En un futuro muy cercano
los avances tecnológicos permitirán controlar el tiempo a gusto y uso de los
ciudadanos, se establecerán medidas de votaciones telemáticas para que las
personas puedan escoger a su antojo los días soleados, lluviosos o nublados.
La elección, por desgracia
o por suerte, quedará condicionada a los departamentos técnicos quienes se
encargarán de los pormenores que atañerán a elementos variados, tales como:
medio ambiente, climatología, ciclos de Milankovitch, etc... A priori resultará
sencillo evaluar aquellos días mínimos, según zonas y regiones, de
precipitaciones diarias, los vitales milímetros de agua de lluvia necesarios
para flora y fauna, saneamiento de calles, nubosidad presente en la atmósfera
para atemperar el efecto invernadero, cantidad diurna de luz solar —en el
futuro la demanda de sol para edificios con placas fotovoltaicas aumentará—,
perpetuar y mantener el ciclo fotosintético de las plantas... y un sinfín más
de datos, variantes, y cuestiones meramente científicas, que los responsables
técnicos se encargarán de establecer con baremos confiables para evitar
catástrofes medioambientales.
Una vez establecidas las
franjas mínimas de lluvia —a nadie gustará acudir al empleo bajo el efecto de
la lluvia—, las franjas nubosas y aquellas en las que aparecerá el ansiado sol
—elección de la mayoría—, se abrirá el proceso de elección y votación mensual
para los ciudadanos.
¿Pensábamos que en el
futuro se eliminarían las castas sociales? Pensar eso sería una utopía por
nuestra parte, sucederá un hecho curioso. La mayoría de ciudadanos, aquellos
que se moverán en franjas de oficina más habituales, como son los trabajos de
lunes a viernes, de 08:00 a.m. hasta 20:00 p.m., apartarán en su mayoría las
horas de lluvia para las noches o algunos fines de semana, sacrificando algunos
días entre semana para días lluviosos, para poder obtener así fines de semanas
completamente soleados.
¿Qué sucederá con aquellos
trabajadores nocturnos o de fin de semana?
La casta de los lluviosos. Trabajadores no solo denostados
por su habitual incomodidad horaria, ellos, además, se verán afectados por la
dificultad de acudir a sus puestos nocturnos, o de fin de semana, bajo la
lluvia. Se convertirán en una casta aún peor de lo que son hoy en día. Trabajos
que nadie querrá, ya no solo por el hecho horario, sino por la incomodidad de
la molesta lluvia, un día tras otro.
Deberemos sumar, pequeñas
casuísticas —nos comentan desde el futuro departamento de control de clima—,
tales como la nieve, la niebla, huracanes —¿son necesarios?— desgraciadamente tales eventos de
la madre naturaleza sí serán necesarios, según los estudios futuros que
revelarán desde el departamento.
Así, el control del clima,
tan ansiado, tan vaticinado y tan esperado con vítores por muchos, creará una
mayor desigualdad en muchos estratos de la sociedad, para los lluviosos, quienes convertirán en disfemismos de mierda su trabajo.
Soleados días.
Futuro Dpto. de Control del Clima (DCC).
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
Elegiremos democráticamente cómo ir contra natura. Me alegra pensar que es pura ficción (espero).
ResponderEliminarnosotras amamos la lluvia y los dias grises, confiemos en no llegar a este apocalipsis, muy imaginativo! gracias, saludosbuhos
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