«Una obra práctica y completa por su reducido tamaño»
En el interior de cada persona existe un pequeño
prontuario escrito con letras versalitas. Para Jaime, la palabra odio ocupa un
lugar importante en su particular volumen y la primera definición de su destacado
vocablo arranca tal que así:
Odios.
Primera acepción. Sustantivo masculino plural. Catorce
de agosto. Los grises disparan a mi padre por la
espalda, le dejan desangrarse en la cuneta.
Odio.
Segunda acepción. Sustantivo masculino singular. Lola
fallece a la semana de traer al mundo a nuestra hija. No me pude ni despedir.
Odia.
Tercera acepción. Verbo intransitivo. A mi hija.
Que los ángeles te cuiden por toda la eternidad, cariño mío.
⁂
En el prontuario de Jaime existen treinta y tres
acepciones distintas para la palabra odio, la última de ellas, engarzada
en lo más profundo de sus sentimientos, se la reserva como
un epitafio, una frase póstuma que espera, algún día, esculpirá en su
tumba.
«Odiad el amor, ese que tanto os quitará».
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
fantastico, nos gusta mucho! gracias, saludosbuhos
ResponderEliminarUf! Es inevitable pero procuro evitar el odio, es como un veneno que uno mismo toma esperando que haga efecto a otro u otros.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.