El calor:
En la película el calor resulta insufrible, se palpa en los
actores, se palpa en las calles resecas, en los estratos sociales, tanto bajos como
altos, que lo sufren, aunque no por igual (los ricos tienen carísimos sistemas
de refrigeración).
Por el contrario, en la novela la climatología posee mayor diversidad. No es únicamente el calor el actor principal, sino que también llueve, tanto, que se producen inundaciones que ahogan y matan a los niños incautos que juegan en las calles.
Mujeres:
En la película las mujeres que aparecen son poco menos que
prostitutas, por suerte, en el libro hay mayor variedad y elenco de personajes femeninos.
La muy rescatable señora Miles (inexistente en la película) que ayuda a Shirl
en las interminables colas del agua y sobrevive con su marido y sus hijos. La
propia Shirl, con intenso protagonismo en la novela, es un pálido reflejo en la
cinta. En el otro extremo, nada amable, la horrible matriarca de los Beliche.
Corrientes:
La novela bebe de la polarizada corriente sesentera: señor y
señora, hombre y mujer, buenos y malos, pobres y ricos, etc. La visión dual y reducida
de la época encorseta al relato que, aunque distópico, rescata en excesos tópicos
propios del tiempo de su publicación y que pueden alejar de la narración al
lector contemporáneo. Sin embargo, si nos olvidamos de dichas particularidades,
se puede disfrutar en general de un relato que anticipa una agónica distopía
climática.
Un
poco de trama:
A diferencia de la película, en la que Shirl
apenas es una figurante sexualizada (prácticamente una prostituta) y que inicia
una relación junto al detective Andy Rush donde no pasan de más de dos
revolcones; en la novela Andy invita a Shirl a su casa y viven juntos una
temporada, es decir, viven los tres juntos: Shirl, Andy y Sol. Lo que en un
principio aparece como conflictivo, se resuelve pronto. Sol, un hombre mayor, acepta
pronto la convivencia con la desconocida y hasta establecen entre ambos una
relación padre-hija. Gran personaje el anciano que tanto en ambos
medios, libro y película, representa la memoria colectiva, el gran receptáculo
de sabiduría, el conocimiento perdido, es una isla Atlántida en medio de un
mundo caótico y sin ideales.
No es de extrañar que sean los mayores (los ancianos) los
únicos que reclaman derechos sociales en las calles (esto se palpa en la novela
y en la cinta se les asigna el rol de grupo de intelectuales y ratas de
biblioteca).
En la novela, en las manifestaciones (Kid Reeves, personaje
inexistente en la cinta), jalea a la turba de ciudadanos a que griten y
recorran las calles reclamando sus derechos.
Más adelante, la relación Shirl-Andy, en la
novela, decae paulatinamente debido al trabajo excesivo de Andy, que no le
ofrece tiempo para convivir. Es la falta de tiempo en pareja lo que asesina la
relación. Ella no se queja de los pocos recursos de los que dispone Andy, no
anhela sus antiguos lujos, pero sí desea mayor tiempo con él.
En la película, la relación no pasa de dos revolcones y una
Shirl totalmente sexualizada, manipulada y encorsetada en su papel de concubina
de hombres ricos. ¡Una pena! Porque en la novela el personaje cobra otra
perspectiva.
En el tramo final de la película, el anciano se
dirige a la residencia, un eufemismo para designar al edificio público
donde se practica la eutanasia. Muere en paz, estirado en una cama, mientras en
pantallas gigantes ve amaneceres, ríos, bosques y animales. ¡La naturaleza ha
muerto, larga vida a la urbanidad!
En la novela Sol también muere, pero no en un
final con tan infladas imágenes. Tras acudir a una manifestación, la primera de
su vida, cansado de callar y soportar tanto, se rompe la cadera. A partir de
ese momento, iniciará su particular descenso a los infierno y se quedará en
casa sin poder pedalear en su añorada bicicleta estática, que, por otro lado,
proporcionaba luz al hogar. Shirl le hace compañía hasta el final. Tras morir el
anciano, según la legalidad de la ciudad, una familia debe ocupar la habitación
que ha dejado libre.
Y aparece la familia Beliche: padre, madre y
varios hijos. Muy invasivos y más guarros que invasivos. Queman leña en el
interior de la casa. Los niños defecan por los rincones. Y el comedor, un
espacio de tránsito común, se lo adueñan. De ese modo, Andy y Shirl quedan
recluidos en su propia casa en una habitación.
Shirl y Andy discuten continuamente. Él marcha a
trabajar, a diario, casi a todas horas, eso le proporciona cierto alivio, pero
ella debe convivir con los guarros Beliche. Finalmente, Shirl abandona la casa
y a Andy.
Finales
trampa/finales sorpresa:
La versión cinematográfica en el tramo final posee
una sorpresa final relacionada con la famosa comida Soylent Green, giro que la
encumbró y le permitió ser recordada. No así la novela que, ausente de
cualquier estridencia final, incide con mordacidad en una critica social y
ecológica.
En la novela en inglés:
soylent
steaks / soylent burgers
...holding
a white box of soylent
steaks
against his chest...
En
la novela en castellano:
...apretando
una caja blanca de filetes de carne sintética contra su pecho...
Lo
que no estuvo:
En la novela aparece… Billy Chung, asesino del
mafioso Mike, y toda su subtrama que es un bluf que no acaba en ninguna parte,
pues aparecen un montón de personajes secundarios, únicamente nombrados y sin
ser mostrados, que añaden una capa de conspiranoia absurda que nunca se acaba
de materializar, únicamente sirve para rellenar páginas y páginas con ella. Una
subtrama, la de Billy Chung que, los guionistas, en toda su sabiduría
revolucionaria, decapitan por completo.
¿Qué interesa del libro?:
Lo interesante de este libro sesentero (1966) es
la alusión a problemas de actualidad (2023), como son la cuestión del crecimiento
global, la escasez de recursos (debido al nombrado crecimiento demográfico
desmedido) y el antropoceno derivado (climatología y agentes geológicos y demás).
La novela retrata de manera más realista que la
película la angustiosa sociedad futura (el ahora) donde las personas viven hacinadas
en coches y calles debido a la falta espacio y vivienda. El calor extremo se
evidencia también en la cinta y, en ambos medios, película-novela, la suma de
calor y gentío se palpa como un elemento insoportable de cohesionadora decadencia
cobrando, así, el título de la obra original, mayor fuerza que el rimbombante
soylent.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
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