After the Storm - Viernes 15 de Junio de 2012 - Sala Monasterio |
- Abad, abad...abad... – gritaba el joven Anselmo desde la otra punta del patio mientras se acercaba corriendo al lugar de reposo donde se encontraba el venerable anciano. Arrastraba mal asidas sus sandalias por todo el suelo empedrado. Y a punto estuvo su sandalia izquierda de salir despedida del atolondrado pie.
El Abad, entrado en años, dejó de contemplar apenado el bonito oleaje que arrastraba a su costa el temible mar mediterráneo. Aquellas arcadas daban sombra en verano y cobijo en invierno. Se levantó de la silla apoyada contra el muro donde se había sentado. Anselmo, que ya había llegado a su lado, aprovechó para tomar un leve resuello.
- ¿ Que sucede Anselmo ? ¿ A que viene este griterío y estas denostadas prisas ?
- Ya vienen Abad. Dios nos proteja.
El Abad conocía la respuesta sin haber formulado la pregunta. Pero como una superstición estúpida, tenía la creencia que quizás si formulara la pregunta aquello que había evitado durante los últimos meses... no sucedería.
- Explícate Anselmo, ¿ quien viene ?
- After the Storm.
El Abad rememoró algunos rumores extendidos por la comarca. Evaluó las perdidas y los efectivos. Dos años atrás eran más monjes y aun poseían un par de soldados del rey. Hubieran podido convencer por la voluntad de Dios a aquellos temibles bardos forajidos que asolaban aquellas tierras. Sin embargo, los soldados habían marchado a la guerra, y el Rey olvidó las promesas. La voluntad de Dios nunca se encontraba con el bando menos numeroso.
- ¿ Como impediremos que vengan al Monasterio ? – arrastró Anselmo pesadamente las palabras aun recuperándose del esfuerzo.
- No lo impediremos. Dejareis el paso franco a After the Storm.
Anselmo lo observaba con ojos desorbitados. Como solo un loco puede examinar a otro loco intentando descubrir cual de los dos esta más perturbado.
Mientras, el Abad maquinaba concienzudamente las perdidas. Una docena de gallinas, tres o cuatro monjes apaleados, una barrica de cerveza, y quizás el robo de la inocencia de alguna desafortunada moza. Ese es el precio que tenían que pagar, después de todo era mejor perder algunos instrumentos materiales... que perder el Monasterio.
Solo rogaría a Dios que After the Storm fueran benévolos.
SBP
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Y los bardos forajidos han tenido la delicadeza de hacer llegar a Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia la primera entrada. (001) :-D
ResponderEliminarDesde aquí un gran abrazo.
Una vuelta de tuerca más a "El nombre de la rosa" en plan hard rock.
ResponderEliminar¡No habrá paz para los malvados!
ResponderEliminarPepe Cahiers: ¿ Como me leyó el pensamiento Sr. Cahiers ? Una graciosa burda imitación de "mi" humilde mente. :-> gracias por el comentario.
ResponderEliminarAmalasunta: ¿No habra paz para los malvados ? Estoy seguro que Coronado le paga incentivos para ir haciendo publicidad en todos los blogs que conoce... ahora me pregunto Sra. Amalasunta... ¿ que tiene que ver esa película con After the Storm ?
Un abrazo a todos.
la verdad es que nada... que yo sepa, vaya
ResponderEliminarme salió así, sin más... pensaba en el sentido literal de la frase :) igual fue enagenación transitoria... era una hora muy tardía y la mayoría de mis neuronas se habían ido a dormir...
un gran concierto por cierto :)
Lo que no se cuenta en esta historia es que el Abad no pudo aposentarse en una silla durante una semana. No sabemos el porque.... Estos de After the Storm cuando se ponen con su musica arrasan con todo. Pero son buena gente. :D
ResponderEliminarHola Sr. slim,
EliminarPorqué el abad tenía unas molestas almorranas, ¿ verdad ?
ja ja ja
Ya tenemos ganas de acudir a otro evento.
Un abrazo muy grande Henry.