—¿Qué? Espera.
Cariño, ¿Me puedes repetir?
—Sí, violé a Sorën.
Quería violarla, y lo hice. Era morboso.
—Continua cariño.
—Después pensé en
matarla, pero... no pude.
—¿Por qué?
—No podía, me
bloqueé. Pensé, «yo no puedo estar haciendo esto. No estaría bien».
¿Qué opinas?
—Debes matarla. No
lo dudes.
—Pero...
—Matar a alguien es
el clímax, te lo digo por experiencia. Debes hacerlo. Somos personas y nos
cuesta, pero lo más difícil es la primera. Aunque pienso que podrías acabar con
ella entre grandes tormentos.
—No sé, déjame que
me lo piense. La violación, cuando pensaba en ello, se me removían las tripas.
—Claro, cariño.
Tómate tu tiempo. Uno debe acostumbrase a estas cosas, para evolucionar, digo.
¿Me entiendes, no?
—Sí, claro, lo
entiendo, pero no deja de ser complicado.
—Nadie dijo que
fuera fácil. ¿Por cierto..?
—Sí, ¿vida?
—¿Decidiste ya el
título?
—Sí. «Los extraños
asesinos» no me acababa de convencer, así que decidí «No eran sádicos».
—Es mejorable, pero
me gusta. Te quiero cariño. Hablamos en otro momento, debo marchar a trabajar.
—Claro vida, muchos
besos, que vaya bien el día.
—Besos.
—Besos.
«No eran sádicos...eran escritores».
«No eran sádicos...eran escritores».
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
Me he quedado con la boca abierta! Y hasta se me han puesto los pelos de punta!
ResponderEliminarEl titulo... orginal.
Saludos!
¿Que estaban escribiendo una historia para un relato?
ResponderEliminarPues matala jejejeje.
holaaa!!!! que locura! me imaginaba para donde podias salir, pero esta buenisimo! gracias!!!!!!!
ResponderEliminarSi eran escritores entonces sí eran unos malditos sádicos!
ResponderEliminarGenial relato, UTLA.
Saludos.