miércoles, 16 de mayo de 2012


Don nadie no nació de placenta humana. No vino a este mundo engendrado por el útero de una mujer. Nadie supo donde fue parido...

Creció en un hogar de adopción, sus cuidadores, en una aparatosa negligencia olvidaron anotar correctamente la casilla del formulario de inscripción donde debía figurar su nombre... así pues llegados a este punto, Nadie figuró como Nadie.

En el hogar de acogida, un triste eufemismo para el edificio que alberga a los parias desheredados de esta sociedad, creció en completa soledad. Los demás niños presagiaron en Nadie el estigma maldito de los que no buscan compañía. No se acercaron.

Pero Nadie detestaba estar solo. Hubiera preferido mil veces el atropello de esos matones forunculosos al olvido colectivo del que era objeto su persona.

Y sin quererlo, creció.

Se encontró de nuevo solo ante una sociedad en la que no encajaba. Malvivía de trabajo en trabajo, no lo habían preparado para el mundo. Ya fuera por su necedad, por desdén de sus superiores... de hecho el motivo no importaba, no conseguía encajar en ningún trabajo.

‘Nadie hablará de ti cuando hayas muerto’. Le grito, en una ocasión, un airado encargado mientras le empujaba a patadas, literalmente, hacía la puerta de salida.

Desde ese momento decidió no seguir frustrándose. Malvivía por la calle. Revolvía en contenedores las sobras aún comestibles de algún supermercado. Durante un par de años ese fue su devenir por la vida.

Un día, propiciado por esa perra llamada ventura, conoció a un grupo de vagabundos. Desamparados del colectivo al igual que él. Lo acogieron como a uno más.

En aquel grupo conoció a Ofelia. Intimaron rápidamente. Después de la primera semana comenzaron a dormir juntos uno al lado del otro, no por querer iniciar ningún tipo de relación sexual, sino para dormir pertrechados con calor humano.

Repartían la comida que conseguían. En ocasiones reían juntos ante la indiferencia del resto del rebaño que los miraban asombrados ante su disparatada felicidad. Una forzosa y cariñosa connivencia se estableció entre ambos. Un vínculo estrecho creado de la necesidad y la falta de cariño.
Era un veinticinco de diciembre. Dormían abrazados. Nadie se revolvía inquieto debajo del viejo cartón y las roídas mantas que les servían de improvisada alcoba.

‘Nadie me entiende’. Susurró con tenue voz a Ofelia.
‘ Yo te entiendo’. Le devolvió quedamente.

Había sido la noche más fría del año. Nadie intentó reanimar a Ofelia con un sorbo de alcohol que guardaba para aquella ocasiones. Su piel fría, los ojos cerrados, la boca desdentada de negros dientes que no volvería a sonreír...

Nadie abrazó fuertemente a Ofelia. Comenzó a andar. El resto de personas ambulantes del entorno se congregaron a su alrededor. Las miradas hoscas de los mendigos se cernieron sobre la extraña pareja de cuerpos.

‘Nadie me dirá como quererte’.

Anduvo un par de kilómetros agarrando fuertemente el cuerpo de Ofelia. El sol surgía, emanando tibios efluvios matutinos llenos de vida y esperanza. Se acercó a la barandilla para descansar. Besó la fría mejilla de Ofelia. Esta ya no le respondería ninguna tontería. Dirigió la mirada algunos metros más abajo. Las aguas corrían rápidas debajo del puente.

Un fuerte impacto. Una brutal inmersión. Dos cuerpos en un caudal gélido como la mano de la misma muerte.

Hay quien dice que vio hundirse un cuerpo en aquel fondo lechoso de aquel sucio  canal.
Sin embargo otros afirmaron categóricamente que no vieron a nadie hundirse.
Muchos más , la mayoría, se mostraron indiferentes y no dijeron nada , con la estúpida y abominable indiferencia de los bien nacidos.

La policía dragó el fondo del canal, pero no encontraron nada... ni a nadie.

Como única prueba de este atolondrado viaje, solo quedaron aquel viejo cartón y aquellas viejas mantas testigos de...

...Nadie !!

4 comentarios:

  1. Impresionante relato, si señor. Le felicito por contar algo tan frecuente y a la vez tan ignorado.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Señor Cahiers por su visita. Es una desgracia que el nacimiento condicione la suerte de unos y de otros. Yo me considero afortunado en ese sentido, y hay gente quejandose constantemente cada día sin darse cuenta de lo mucho que tienen.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. nadie conoce a Nadie.... Que triste verdad, que paradoja.. Buen relato, pero te animo a que el próximo sea más alegre, que ya van dos y al final me harás llorar!
    Es cierto que la realidad puede ser como poco más triste aún, por eso agradezco los relatos que aportan un poco de calor a la fría oscuridad. Ofelia fue el alguien de Nadie y me quedo con eso..

    ResponderEliminar
  4. Hola Sr,a Amalasunta.

    ¿ Los dos anteriores eran tristes ?

    "UTLA is coming" & "Eurovision 2012 is coming..." , bueno ya se que enviamos a Pastora Soler a la final, pero tampoco es para ponerse a llorar. :-D

    Un abrazo y gracias por sus comentarios.

    ResponderEliminar

Leer por email

Histórico entradas

Libros de S. Bonavida Ponce

*Information by Goodreads
Smoking Dead Smoking Dead
reviews: 5
ratings: 6 (avg rating 4.50)

Aquiescencias Aquiescencias (Tomo I)
reviews: 2
ratings: 2 (avg rating 4.00)

Antología letraherida Antología letraherida
ratings: 2 (avg rating 5.00)

Letraheridos: Boletín #1 2018 octubre Letraheridos: Boletín #1 2018 octubre
ratings: 2 (avg rating 5.00)

Antología letraherida: Volumen 2 Antología letraherida: Volumen 2
reviews: 1
ratings: 1 (avg rating 5.00)

Mis lecturas