¿ Que soy ? No lo se.
Es evidente, me contesto al instante de haberme formulado la pregunta.
Soy un pequeƱo corpĆŗsculo. No se como lo se, pero asĆ es.
Alguien me ha creado, ¿ un humano tal vez ? Y ... ¿ como se yo que es un humano ? En el fondo no importa, ese ser, ha encendido el foco que me ha dado la vida.
Estoy vivo, es una sensaciĆ³n maravillosa. Surjo espontĆ”neamente de la negrura del vacĆo y aquĆ me encuentro. Pero ¿ que lugar es este que me ha visto nacer y que me verĆ” morir ?
Alrededor mĆo hay otros como yo. Redondos, algunos ovalados, otros alargados, la mayorĆa de distintas formas. Pero todos transmitimos una gran luz. Todos juntos flotamos ingrĆ”vidos en medio de la nada.
Nuestro peso nos engulle al vacĆo, nos sentimos caer. ¿ Adonde vamos ?
¿ Que es lo que veo ? Hay muchas personas, parecen sentadas, calladas, expectantes, fijando su atenciĆ³n en un sitio concreto. Siento una inmensa curiosidad. A medida que la gravedad me seduce impalpablemente hacia el suelo miro en la direcciĆ³n que miran todos esos ojos embelesados.
Una mujer acostada en una cama llora y canta sublimemente. Otros seres como ella la rodean. TambiĆ©n entonan un afligido canto que eleva la pesarosa melodĆa en toda la bĆ³veda.
Mis hermanos y yo seguimos cayendo, pero oblicuamente. La trayectoria nos impulsa al lugar donde se encuentra la mujer. El Foco todo creador sigue pariendo hermanos y mƔs hermanos luminosos.
Vuelvo a mirar hacia abajo. ¿ A que lugar nos dirigimos ? ¿ Escenario ? Si. Es un bonito nombre, asĆ le llamarĆ©. En el escenario la mujer canta su lĆŗgubre canciĆ³n. Cada vez me encuentro mĆ”s cerca de ella.
Otro ser como ella llora desconsoladamente. La besa.
Estoy tan cerca de la mejilla de la mujer que me excito. Estoy a punto de entrar en contacto con otro ser diferente a mi. AnsĆo tocarla de veras. Saber que se siente.
Oigo un leve ruido. Me vuelvo a girar. Alguien ha apagado el foco. AlgĆŗn humano cruel ha acallado a nuestro Padre creador y cortado nuestro hilo umbilical. Me vuelvo a girar angustiado, en milĆ©simas de segundo volverĆ© a formar parte de la nada.
Debo apresurarme. Tengo que alcanzar esa mejilla y descubrir porque me embelesa tanto. La mujer lanza un Ćŗltimo clamor estertĆ³reo. Su mĆŗsica muere con ella. Ya quedamos pocos. Los Ćŗltimos, al igual que yo, se apresuran por llegar a ese rostro. En un Ćŗltimo esfuerzo los pocos que quedamos iluminamos la faz de la mujer. El extasis me inunda. Es precioso el efecto de su rostro iluminado con nuestra vida. La mujer cae pesadamente en la cama.
En breves microsegundos ya no estarĆ©. Solo serĆ© un recuerdo efĆmero. Los humanos ajenos a nuestro desvanecimiento aplauden. Un riquĆsimo aplauso rellena la bĆ³veda que pensaba muerta hace unos instantes.
Me apago lentamente.
Es el Fin, pero no importa... porque todo este instante ha sido tan corto, tan breve, tan intenso...
... que volverĆa a vivirlo infinitas veces si me dieran la ocasiĆ³n.
Los aplausos continuan mientras me apago lentamente... lentamente... lenta...
SBP
Cierra tus ojos, encuƩntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Muy bonita historia SBP! Lo que me gustaria saber es si la lampara ha visto la Boheme o no!
ResponderEliminarLa lampara, el foco, el eterno dador de vida...
ResponderEliminarHa visto la boheme, ha visto la traviata, ha visto Aida... todas y cada una de las obras que pueda usted imaginarse han sido vistas por el.
Todo fluye, nada es.
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