domingo, 12 de junio de 2016


Hartazgo era un monstruo grande, gordo, desgarlichado en su modo de andar a pesar de su redondez, y con unas hambrinas perpetuas.

Nadie le invitaba a las fiestas por que se comía todo.

Los pasteles, los bocadillos, los dulces, y no sólo la comida, cuando su estómago rugía, y el alimento escaseaba, empezaba a devorar el mobiliario: mesas, sillas, floreros.

—Doctor, Doctor, Doctor —preguntó Hartazgo al señor médico—, ¿Cómo dejo de comer tanto? Nadie quiere invitarme a sus fiestas.

—Para empezar, deja de mordisquear mi mesa.

Hartazgo se sonrojó. No podía detener aquella hambruna atenazante de su tripita.

—Mira Hartazguito, eres un monstruo obsesivo-compulsivo —Hartazgo no entendía nada de aquel palabrerío psicomágico—, lo que debes hacer es obsesionarte con otra cosa que no sea la comida. Por ejemplo, la lectura.

—Pero —se rascó la tripa con su uña de abrir latas en conserva—, yo no sé leer.
—Es muy fácil Hartazguito, la S con la A, SA; la A con la L, AL. Así que SAL de mi consulta y comienza a devorar letras.

Hartazgo fue a la biblioteca más cercana, y agarró un volumen de iniciación a la lectura: «Aprenda a leer con Popi». Pero no quedo ahí la cosa, después de devorar al pobre Popi, continuó con su antropófago afán literario: Dickens, Dumas, King, Shakespeare, Austen, Márquez, Matute, Eco, Allende, Lorca, Tolkien, Hugo, Murakami, Kafka, Brönte, Cervantes, Kundera, Ende...

Y dicen que al bueno de Hartazgo se le subieron las cenizas a la cabeza de tanto leer, y se convirtió en crítico literario, pues cuando había acabado con todos los volúmenes del planeta, ya no quedó lugar alguno en su ser para la compasión.

—Yo soy hartazgo, el devorador de mundos —proclamaba feroz con sonrisa bobalicona. Por suerte para Hartazgo, el buen doctor le vigilaba de cerca y un buen día le pegó tal cachetada que se le quitaron todas las tonterías acumuladas.

—Gracias Doctor —sonrío el bueno de Hartazgo—, ¿qué me sucedió?
—Pedanteríum Comunis, un mal que se da en ávidos lectores.
—¿Y ya me curé?
—Si Hartazguito, pero a partir de ahora lee solo dos libros a la semana, y relee siempre a Popi.


Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia

3 comentarios:

  1. Pobre Hartazguito. No es bueno obsesionarse. Yo le recomendaría un calendario de obsesiones. Los lunes la lectura, los martes el cine, miércoles música... o incluso la escritura. Todos sabemos que los buenos escritores son los que han leído mucho 😉

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  2. hola!!!todos un poco de hartazguito.letras, letras, letras, hum, que rico!!!que genia eres, porfavoooooorrrrr!!!!

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  3. Te tengo abandonado, es verdad.
    Siempre lo mismo termina hartando, para eso es bueno una buena cachetada.

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