«Meetup letraheridos.
2017-09-30.
Consigna: Narrar un cuento clásico según un género literario obtenido de forma aleatoria. La papeleta, escrita a mano, que me tocó en sorteo contenía la palabra "erótico"».
S. Bonavida Ponce
2017-09-30.
Consigna: Narrar un cuento clásico según un género literario obtenido de forma aleatoria. La papeleta, escrita a mano, que me tocó en sorteo contenía la palabra "erótico"».
S. Bonavida Ponce
Talía, dormida por un profundo hechizo, me espera al final del torreón.
Recuerdo las palabras de Hada Madrina y me fijo en la escalera de caracol. Los
peldaños, demasiados para mi ansia, me separan de la joven; pero no impiden a
mi corazón desbocado, peldaño tras peldaño, ascender en busca de su salvación.
Al fin, llego a lo más alto. Abro la vieja puerta de madera que cruje ante mi
empuje y Talía, una durmiente bella, me espera estirada en el lecho de piedra.
Me acerco. Desde mi elevada perspectiva observo la esbelta figura, senos que
conforman una ligera protuberancia, pelo largo que retiro con el dorso de mi
mano y entonces me fijo en los labios carnosos. Mi dedo índice recorre la
superficie ovalada de la boca, después acaricio la mejilla con el mismo dedo y
recupera el color. La palma de mi mano masajea el cuello, arriba, abajo. Un
leve suspiro surge de la bella garganta. Mi mano abandona el rostro para
deslizarse, por encima del vestido, hasta la altura de los senos. El vestido es
suave, muy fino y mi dedo nota el pezón endurecido al contacto; no pretendo ser
grosero, por eso mi otra mano, acude presta al otro pecho y, disculpándose por
la tardanza, pellizca con dura suavidad el pezón gemelo.
Arquea la espalda y emite un pequeño jadeo, pero continúa sin abrir los ojos.
Mientras abandono una de mis manos a los envites de los senos, deslizo la otra
en la desesperada búsqueda del despertar. La mano, la que baja, se introduce
por el interior de la falda. Extiendo toda la palma por la covacha baja y, al
igual que las antiguas lavanderas, froto con ahínco mano contra roca; prestando
especial atención en el mágico dedo corazón. Arriba. Abajo. En círculos. Y otra
vez vuelta a comenzar. Jadea ella, jadea sin parar. Hasta que en un momento de
dicha, apoya la cabeza contra la piedra, arquea de forma desmedida la espalda y
exhala un pequeño grito, pero continúa sin despertar.
De repente, un olor, un fulgor y un estruendo mágico; retiro las manos del
cuerpo de Talía.
—¿Se puede saber qué haces? —pregunta Hada Madrina.
—Lo que me dijisteis. Un manoseo.
—¡Un beso! Dije un beso.
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
Mucho mejor el cuento en esta versión,sin duda. Mucho más interesante. Más gratificante para el héroe y más placentero el despertar de la bella. El héroe clásico es un soso. Saludos!
ResponderEliminarHola Marcos, ja,ja,ja sobre todo placentera, pero no sé yo si la pobre bella durmiente se habrá enterado de algo o solo fue una respuesta física. ^^
EliminarEn todo caso, si en el cuento clásico el héroe era soso en esta, queda claro, que es un sordo listo. ^^
Saludos Marcos.
Una buena variante de la Bella Durmiente. Beso, magreo, sobeo... ¿qué más da si se despierta? Una vez escribí un relato en el que el principe le pinta bigotes a la bella cuando aún duerme.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
ja,ja,ja Solo tú podrías tener esa idea Miquel.
Eliminar¡Qué atrevimiento, pintarle un bigote a la bella! ^^
Un saludo inmenso Miquel.
Cómo has cambiado el cuento y lo que me ha gustado. Quién fuera Bella Durmiente.
ResponderEliminarUn besazo!
Hola Reina Eowyn,
EliminarPues no fue culpa mia que me tocara esa consigna, pero si algo merece ser hecho, merece ser hecho bien.
No sé yo, la pobre chica creo que estaba un tanto dormidica, pura reacción física.
Unabrazo muy grande. ^^