«Había algo mágico en una isla, palabra que evocaba toda clase de
fantasías. Se perdía el contacto con el mundo. Una isla era un mundo aparte. Un
mundo del que tal vez no se volvía jamás»
El primer
letraherido usó una coma asesina entre sujeto y predicado. Así, él, murió.
El segundo
letraherido combinó el pasado, presente y futuro, escribe en un refrito
temporal en el que morirá.
El tercer
letraherido leyó toda la bibliografía de Bukowski, en una noche, por la mañana
lo encontraron ahogado en charcos de semen y vino.
El cuarto
letraherido te enfatizó tanto, segunda persona, que acabaste estrangulando a tu
creador.
El quinto letraherido
no leía, desapareció una noche, entre las brumosas calles de la biblioteca de
libros perdidos.
El sexto
letraherido... desconfíen sus mercedes de los lectores de un solo libro.
Al séptimo
letraherido, poeta de lo real, la asesinó la octava letraherida, escéptica de
lo imaginario, quién, después de leer a Schödinger y a su gato, no se supo si
vivió o murió.
El noveno
letraherido quiso hablar en público, agarró el micrófono, pero se atragantó con
su propia saliva.
El último
letraherido leyó a Agatha Christie... y se salvó.
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
Muy bueno. Faltaba un Letraherido atrapado entre un punto y una coma, porque ya lo decía Kurt Vonnegut: "El punto y coma es la muerte".
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Me ha recordado a una de las canciones que canto con mis hijos, "Yo tenía diez perritos" :D.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=2BRdh1mQsT0
Un abrazo
Isma