Así ha sido siempre, y así será.
Una vez cada diez años el Rey Sapo
reclama la presencia de una centena de nosotras, que acude hasta su alcázar de
helechos y nenúfares batiendo alas.
Este año Madre ha sido elegida.
Recorre con sus antenas mi rostro, me besa la frente y efectúa un último vuelo,
por encima del lecho de nenúfares.
Así ha sido siempre, y así será.
Madre.
La sequía.
La cópula extenuante apegada al cuerpo
de mi compañero durante días.
Así ha sido siempre, y así será.
Él murió.
Deposito mi abdomen bajo el agua en un
lugar tranquilo bajo un enorme helecho del riachuelo.
Quinientos huevos con mis quinientas
crías.
Así ha sido siempre, y así será.
Algunos huevos no eclosionan.
Otros son arrastrados por la
corriente.
Las que salen devoran pequeños
mosquitos.
Deben crecer, hacerse fuertes...
Así ha sido siempre, y así será.
Cinco años y solo unas pocas llegan al
periodo de tránsito.
Las vigilo, se apegan a ramas y se
enroscan, la pocas que quedan salen de sus fundas convertidas en ninfas.
Mis hijas. La nueva guardia del
riachuelo.
Así ha sido siempre, y así será.
El tiempo pasó, el rey Sapo reclama
una nueva centena.
Beso con mis antenas a todas y cada
una de mis hijas y me despido con un último vuelo.
Avanzo riachuelo arriba con mis
compañeras.
El rey Sapo reposa sobre un lecho de
nenúfares.
Una lengua alargada que nos devora.
Miro por última vez las hojas mecidas
por el viento...
Así ha sido siempre.
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
muy bueno me a gustado
ResponderEliminarPrecioso UTLA. Resignación y tradición... ¡pobre guardiana del riachuelo!
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Uno de los cuentos que más me han gustado. Abrazos.
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