«Un seguidor de Facemook se denominaba
mooker o seguidor de mook; pues Mook, a principios del siglo XXI, representaba la
deidad de los muertos y los mediocres»
Surgió este credo a principios del
siglo XXI con el auspicio del imperante internet de aquella época. Hay datados múltiples
registros que desvelan sus inicios en una página web, categorizada como red
social y que era lugar de peregrinación diaria de millones de usuarios. Las estadísticas
recuperadas de antiguos servidores indican que los seguidores del portal se
multiplicaban cada año.
El profesor Charlest Mortimer, de la
universidad de Harvard, compara este crecimiento, con el auge del catolicismo durante
el siglo IV. La equiparación no anda desacertada, pues acabado el primer cuarto
de siglo, más del 88% de la población, estaba adscrita.
Aunque al principio los usuarios se
acercaban hasta ella como un acto lúdico, esta tendencia, después de casi
setenta años fue variando, modificándose y adquiriendo el nuevo significado que
tiene hoy día.
La privacidad desaparece de la vida de
los acólitos, que derrochan horas de su existencia en documentar sus
experiencias vitales en la plataforma. Narraciones de viajes, fotografías de
eventos familiares, vacaciones, enamoramientos, despedidas, intercambio de
bienes... Cualquier acto imaginable, por íntimo que pudiera parecer, es
aceptado dentro de la creencia que se gesta en esos primeros años.
Aunque al principio fuera denominado como
vouyerismo buenista, pues los
acólitos únicamente compartían experiencias de índole positiva o de exaltación
del ego, con el tiempo comenzaron a compartir otras clases de experiencias que
convirtieron a la plataforma en Facemook.
El nacimiento de este culto extinguió
muchas de las anteriores religiones.
Los tres preceptos básicos o mandalas
del mooker son:
1. Darás Megusta siempre que puedas.
2. Volverás viral al Compartir cualquier publicación.
3. Publicarás
una vez al día.
Según algunos apuntes del citado
profesor Mortimer:
«Los seguidores de mook eran
especialmente narcisistas en sus prácticas. El uso habitual de sus quehaceres
facemookistas consistía en compartir materiales propios de baja calidad. También
existían entre sus filas casos de plagio flagrante de la propiedad intelectual:
copiado íntegro de textos sin cita, imágenes sin derechos de autor, apropiación
de canciones ajenas, entre otras muchas malas praxis. Entre estas actitudes, que
conformaban el escalafón más bajo de originalidad en los tiempos de la
humanidad, resaltaban aquellos que copiaban aforismos —de filósofos y literatos fallecidos— que variaban ligeramente en la forma para evitar el plagio.
Sin embargo, en el periodo inicial de
gestación del facemookismo o simplemente Facemook, la imaginación estaba a la alza.
En un periodo de diez años hubo comparticiones originales, como el Gato de Nyan, Gangman style o La he liado
parda. Pero en los postreros años después de este despertar, el prosaísmo plagístico alcanzó cotas elevadas entre sus
miembros, dejando la creatividad para un segmento muy pequeño de mookers.
También aumentó agresivamente el requerimiento de noticias en los respectivos clanes
mookers, pues los acólitos comenzaron demandar, en grado de paroxismo, la obligación
de compartir experiencias íntimas. La obligatoria conversión al credo
facemookista de cualquier usuario adscrito a la plataforma tuvo su auge en la
mitad del siglo XXI, veinte años antes de su decadencia».
Facemook: megusta, comparto y publico.
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
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