y al fin de tanto esfuerzo, de tanto afán prolijo [...]
La tristeza, el trabajo y el amor para nada»
Confiaba en que el oloroso cordón
invisible la llevara al destino. Subió un terraplén, delante de ella una
hermana seguÃa a otra, que seguÃa a otra, asà en una interminable hilera, y,
detrás de ella, en idéntica situación, la misma interminable sucesión de
hermanas.
Pasado el terraplén, torció a la derecha,
las raÃces de un gigantesco pino le trajeron una evocación al vislumbrar un
agujero oscuro y afianzado en torno a las raÃces, rodeado de una tela viscosa,
en él reposaban patas, antenas y cabezas; el lugar de una batalla, el mismo
árbol donde mataron, tiempo atrás, a una araña rojiblanca, la exreina de ese
dominio; lo blanco y lo rojo es enemigo de lo negro, ellas eran de ese último
color, negro, seis patas peludas negras, antenas negras, dermis de igual
pigmentación adornada con una cintura fina; la naturaleza no las moldeó fuertes
contra los enemigos, pero afortunadamente las hizo numerosas. La batalla contra
la colosal reina araña, desmedida, decenas de hermanas muertas, despedazadas
por abdomen, antenas, cuellos o, las más afortunadas, alguna pata. Los miembros
oscuros se resecaban al sol en el campo de batalla, y, a pesar de las numerosas
perdidas, mataron a la enemiga. La colonia sobrevivÃa.
De vuelta con la comida, asida entre las
pinzas de la boca, la depósito en el habitáculo recién excavado por las hermanas-constructoras,
debajo del habitáculo de los hongos cultivado por las hermanas-granjeras.
Nuevos habitáculos se abrÃan cada dÃa, de regreso, pasó por la estancia de las
pupas, capullos traslúcidos con las nuevas crÃas. Las antenas le transmitieron las condiciones óptimas del entorno, calor y humedad apropiados, una tarea de la que se encargaban
las hermanas-parteras, sabÃa de su nombre y condición por otras, pero de
esas hermanas y de la Reina solo las conocÃa por rumores antenados,
transmitidos en los minúsculos asuetos en torno al agua depositada en alguna
hoja, el único descanso diario. Gracias a los rumores conocÃa a las escogidas hermanas-guardianas
de la entrada a la cámara real. Se escogÃan entre las hermanas de pinzas más
grandes, armazón más resistente y antenas cortas, tras ellas la Reina, y a su
espalda, los capullos resguardados del frÃo, lejos del alcance de los enemigos,
defendido por la laberÃntica red de túneles y las propias hermanas-guardianas.
AsÃ, en perfecta armonÃa, la colonia sobrevivÃa.
El tiempo del frÃo se adelantarÃa, lo
notaba en sus antenas con una intuitiva percepción, un cambio asociado a los
olores del fin de la época caliente. La comunidad no soportarÃa el tiempo frÃo
si no recolectaban comida, más comida, cantidades ingentes de alimento y la
colonia sobrevivÃa.
¿Qué importa la individualidad si la
colectividad supervive?
Revivió con dolor, le vino a la memoria
esa lÃnea de feromonas infinita que era su vida de hermana-obrera. Las hermanas-granjeras
con sus hongos, ella misma, una hermana-obrera portadora del sustento
vital, las hermanas-constructoras que erigÃan precisos pasadizos y
habitáculos, la Reina con su cohorte de impresionantes defensoras, los capullos
la esperanza y la nueva vida.
¿Qué importa una misma si viven otras más?
El fugaz pensamiento, anclado en un dolor
profundo, un dolor que se intensificaba, le evocaba a la familia. Y sintió una
última punzada mientras el escarabajo negro le oprimÃa más y más el cráneo,
revolvÃa frenética e indefensa patas y cuerpo, ella a su vez atenazaba
inseparable la antena del enemigo, aunque la partiera por la mitad no la
soltarÃa, troncarÃa aquella antena enemiga con su propia vida. Las otras
hermanas atacaban en igual frenesÃ; cayó descoyuntada al suelo, percibÃa los
últimos movimientos a su alrededor, desde las puertas del túnel de salida olió
los lejanos puntos luminosos anclados en la infinita oscuridad, su fugaz
leitmotiv estuvo a punto de completarse en una última evocación: «La colonia...».
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
Que terrible destino!!! perfecto y extraño relato, Abrazosbuhos.
ResponderEliminarM'agrada.
ResponderEliminar