... cuando la soledad arropa tu presencia, olfatea tu hedor como una sucia perra arrastrándose con hambre a tu lado. Gime de dolor. Aúlla a los cuatro vientos su pesar. Y consigue conmoverte, hasta que lloras, lloras, y las lagrimas de tus ojos parecen que no vayan a acabar nunca. Entonces esa sucia perra enseña los dientes, te hunde su mirada, muerde, ataca, se lanza al cuello como un animal desahuciado, hambriento, enfermo... Tu no apartas el cuello, no te defiendes, dejas que muerda, con sus largos y crueles incisivos, desgarra, corta, mil gotas de sangre se vierten sobre tu sucio cuerpo. La sangre no para de brotar, pero sigues sin defenderte. El viejo y dolorido animal, esa sucia perra llamada soledad realiza su trabajo desconsoladoramente, sin ambición pero sin tregua. Cada dentellada es peor que la anterior, tus lagrimas no consiguen alimentarla, quiere tu sangre, tu vida, aun más, tu alma, esa pequeña carta secreta guardada en el cofre más bien defendido de tu ego. Una perra astuta, más vieja que el tiempo... No se detiene, no se detendrá nunca. Puedes intentar apartarla, pero tiene buen olfato, sigue detrás como un buen mastín preparado para la caza. Confundir su debilidad con su fiereza el peor error que cometieron muchos. No des tregua a la bestia sin corazón, atácala, no permanezca solo, no huyas, enfréntate, golpea su cabeza con una barra hasta reventarle los sesos. No te engañes, esto no es una broma, es cuestión de vida o muerte. Ella no tendrá piedad de ti. No la tengas tu de ella.
El alter ego de SBP
Texto contundente sin duda. Hay otra soledad, la que se busca deliberadamente, la que es una especie de remanso de la vida saturada. Esa soledad está domesticada.
ResponderEliminarHola Mr. Cahiers, aun así la soledad es una amante posesiva, no le gusta de compartir su compañía con otros. ;-(
ResponderEliminarGracias , como siempre, por sus palabras. ^_^