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¿Es la distancia el desapego?
, eso decimos
, y Robert está lleno de distancia.
Nuestro protagonista avanza lento, bosteza, Morfeo aún retiene parte de su mente en el cómodo colchón. Se frota los ojos, las legañas caen, a pesar de ello, la edad y el glaucoma de sus ojos no le permiten ver muy bien en la penumbra del oscuro pasillo.
Avanza lentamente.
Es un largo pasillo, de noche parece más largo, a los lados de las paredes aún cuelgan viejos carteles con frases perturbadoras: «Hoy es el primer día, del resto de tu vida», «Cuida tu actitud, es lo primero que la gente observa»... Los carteles, desconchados por la humedad, aún se mantienen anclados en la pared.
A lo lejos, en la distancia que tanto teme Robert, observa una extraña luz en el antiguo pabellón de natación. En la entrada solo queda en pie una de las dos mitades de una gigantesca puerta, el antiguo doble portalón de acceso a la piscina. Por la abertura carente de cierre, se escapan furiosos unos haces de intensa luminosidad.
continuará...
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
Dudo que el ruido en la piscina en la entrada anterior y este juego de luces sean pura locura de Robert, ¿no?
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