domingo, 11 de diciembre de 2016

En una realidad alejada de la nuestra por una gran separación de millones de años luz y, sin embargo, separada solo por dos pequeños cuantos de tiempo. Un extravagante concepto ontológico: lejos pero cerca. Esa realidad la conforman una raza de seres distintos a todo lo que conocemos. Son los difirientes.

Habitan entre la cuarta y quinta dimensión. El tiempo no deja de ser para ellos esa cuarta dimensión que se nos escapa, igual que para nosotros es evidente el ancho, el alto o la profundidad, y de igual manera que nosotros podemos retroceder o avanzar en cualquiera de esas coordenadas, los difirientes navegan por la cuarta dimensión con la misma facilidad.

Pero, ¿cómo son los difirientes?
Sus formas corpóreas son muy variadas, tantas como os podáis imaginar, otras solo alcanzables en vuestros sueños y algunas, simplemente, inimaginables. Describir esa amalgama de extrañas sombras de vida, es relativamente sencillo, distintos tamaños, geometrías, densidades, masas; los conjuntos forman sombras, algunas de aspecto humanoide, otras poseen simples formas esferoidales, o complejas formas, similares a copos de nieve.

¿Forma o presencia?
Ambas. Podemos expresar la esencia de un difiriente en tamaño. Algunos difirientes ocupan tan solo el cuenco de una taza de té, mientras que otros podrían ocupar todo un mundo.
Lo que más nos atrae de ellos, es sin lugar a dudas las propias sombras de los difirientes. Como es posible, os preguntareis, ¿qué una sombra proyecte otra sombra? Es por el efecto de la quinta dimensión, los difirientes son sombras oscuras, pero se aclaran por el efecto de la luz al contacto con la quinta dimensión.

Entonces, ¿qué proyectan?
La proyección, de sus formas oscuras, ilumina la mente de otras formas de vidas en el plano de nuestra realidad, normalmente acorde con la consustancialidad de la propia sombra del difiriente. Así, un difiriente con sombra humanoide puede reflejar amor a un terrestre, o a un reptiliano, o a un aquano, o cualquier otra forma similar. Estos cuerpos absorben parte de la energía emitida por el difiriente al que proyectan.

¿Somos tan solo el reflejo de los difirientes?
Pensamos luego existimos, somos autoproclamados seres de la individualidad, pero la aclarada sombra de luz de los difirientes penetra en nosotros, seres de la tercera dimensión, nos alcanza por el desdoblamiento de la luz en la quinta dimensión, pues sus sombras no son los reflejos típicos contra superficies densas, como sucedería en nuestra particular realidad, la dimensión temporal añade una característica nueva en nuestro mundo, en sus sombras y en nuestras psiques. Nosotros somos la superficie de sus reflejos.

¡La verdadera naturaleza!
Sus cuerpos no son proyecciones de la verdadera naturaleza difiriente, que es ajena a ellos mismos, las sombras de los difirientes son ajenas al propio concepto difiriente, igual que cada uno de nosotros somos la particularización del concepto humanidad. La verdadera naturaleza queda escondida para nosotros y para ellos. Quizá, algún día, podamos observar la realidad pasada la sexta barrera, en comunión con la séptima dimensión. Y entender el todo y la nada. Quizás...

¿Viajan, los difirientes?
Se desparraman erráticos por la dimensión tiempo ayudados por ondas lumínicas que atraviesan en transversal todo el espectro de la vida, del tiempo, de la realidad; aprovechan el caleidoscopio de la dimensionalidad para desparramarse por toda ella. Los difirientes observan de este modo sus propias proyecciones en distintas etapas de su formación: nacimiento, pubertad, madurez, vejez, incluso muerte.

¿Mueren, los difirientes?
Aunque este último aspecto, la muerte, es controversial, debemos anotar que ese concepto difiere mucho del nuestro. No podemos entrar en detalle, puesto que nuestra sesgada visión desde el simple modelo tridimensional no abarca el concepto de «Muerte» tal y como lo es para un difiriente. Ellos mueren, nosotros morimos, todos mueren, pero el concepto, la idea, el paradigma, no es igual, la muerte es vida, y la vida es muerte, solo una profunda compresión epistemológica de su mundo nos lleva a plantearnos una vorágine inmensa de preguntas, para las cuales aún no estamos preparados.

Comunicación
Los difirientes, con sus oscuras sombras alargadas, vagan tranquilamente por su esfera. No se comunican mediante ondas guturales, aunque necesitan vibrar para comunicarse. Muchos de nosotros podríamos pensar en un proceso similar a la telepatía, pero tampoco es exacto este planteamiento, partiendo de la base que todo es una onda, ellos usan ondas sentimentales. No es un lenguaje propio, es universal a toda la existencia, aunque cada difiriente posee su particular tonalidad, es por ello que no siempre, incluso después de haber aclarado que es un «lenguaje universal», no siempre son capaces de comunicarse ni entre ellos. Las ondas proyectadas por un gigantesco difiriente, de centenares de metros y con miles de años, no resuenan de igual manera que las de un difiriente de apenas centímetros y con apenas décadas de tiempo en su haber.

Conflicto
Por este motivo, también existen guerras entre los difirientes. Pero nuevamente, el concepto se nos escapa, puesto que el concepto «Muerte difiriente» es tan lejano como la idea de «conflicto bélico», la lucha tiene cabida en su particular mundo, pero es de una sutileza tan inmensa que no podemos apreciar el efecto devastador que causa en toda la existencia.
Los conflictos difirientes tienen lugar muy a menudo. A razón de ellos, nosotros los terrestres y todos los seres de la tercera dimensión podemos vislumbrar parte de estas fluctuaciones en nosotros mismos.

¿Dónde podemos observar todo esto?
En nuestros sueños, reflejos apagados de la emisión de las ondas propias de la cuarta dimensión divergidas en la quinta. Cuando vayáis a un lugar extraño, lejano, y os quedéis dormidos, ya sea en una montaña, en la playa, en una casa ajena, en un hotel, en el departamento de un familiar, al aire libre, en una tienda de campaña... Observar los resquicios de vuestros viajes oníricos, intentar dirigir vuestra mirada a esas esquinas que pasan desapercibidas en el mundo de los Oniros. Intentad ver vuestras propias sombras reflejadas en el suelo soñado.......
Si conseguís centrar vuestra percepción en ellas, descubriréis un reflejo que no es el vuestro, son las sombras de seres lejanos y cercanos, lejanos en el espacio, cercanos por una pequeña cantidad de cuantos.

«El tiempo es una sombra que nos atenaza, 
pero mientras podamos soñar seguiremos vivos».


Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia


2 comentarios:

  1. Muy inquietante y apasionante. Creo que esos difierentes pueden dar mucho de sí en esta entrada tan lovecraftiana, incluso he percibido algunos viscosos tentáculos en ¿Viajan los difierentes?
    Saludos!
    Borgo.

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  2. Fue como ver un documental. A partir de esta data tendrías que hacer un relato.
    Creaste unos seres increíbles.
    Saludos.

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