domingo, 26 de marzo de 2017




«Muy frecuentemente 
las lágrimas 
son la última sonrisa 
del amor».
Stendhal (1783-1842)




No le gustaba llorar, pero no podía evitarlo.

Se pasaba horas estirado en el sillón de su casa mirando aquel techo, como si la sola contemplación de aquel pedazo liso de masilla blanca pudiera redimirlo de su tristeza.

Las lágrimas rodaban calientes por sus mejillas. Embriagadoramente tiernas.

Los recuerdos no menguaban por más llanto que produjese. Ni siquiera podía interiorizar su frase preferida, «Vive el ahora», diluida en el absurdo bucle de lamentos pasados.

Y la manida expresión, «Llorar es un bálsamo para el alma», no producía el efecto descrito por el taimado escritor anónimo.

Entonces, sus lágrimas empezaron a bajar por la pendiente de la calle.

Una tras otra, como un tímido manantial lastimero, comenzaron a anegar la playa de su ciudad.

El torrente no disminuía y los ríos de su país comenzaron a inundarse de agua salada debido a la abundancia de este elemento en su llanto.

Los animales y personas escalaron a lugares más altos, para intentar escapar en vano de aquella tristeza que les acabaría ahogando.

En poco tiempo, las aguas de los mares y océanos vieron incrementado su caudal.

«Cuando se llora, como lloraba aquel ser, ni toda la alegría de un mundo puede contener la implosión de infelicidad acumulada».

Y así, el agua salada fue desbordándolo todo. Se extinguió su especie. Más lágrimas. El planeta rebosaba líquido, la gravedad expulsó, en un intento vano por ganar la partida a la tristeza, el agua sobrante al espacio. Pero el sistema se hallaba comprometido, la entropía estaba cambiando...

La estrella, un pequeño sol amarillo de apenas cinco mil millones años, se apagó por aquel desbordamiento de acuosa tristeza.

Más tarde, el cosmos entero acabó convertido en una piscina de rebosante tristeza.

Finalmente...

«Splasssh»

El acontecimiento cósmico del «Big Splash» sucedió en apenas 10-35 segundos. Toda la materia se contrajo en una infinitesimal gota salada, la esencia de aquel universo remodelada en una pequeña lágrima y un nanosegundo de tristeza después... explotó.

Porque la tristeza, únicamente finaliza, cuando revienta.


Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia


4 comentarios:

  1. Increíble relato. Casi tan creíble como todas las distintas posibilidades de la creación del universo.
    Tu imaginación no tiene límites.
    Saludos.

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    Respuestas
    1. Estimado Raúl,
      Debería haber añadido la coletilla de 93% imaginación, 7% de realidad... Hay relatos, la realidad detrás de los cuales...
      Ja,ja,ja Ojalá no tuviera límites. Sos muy amable Raúl. ^^
      Un abrazo bruto escritor.

      Eliminar
  2. Impresionante relato. No cabe duda que tu imaginación es un don!
    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aiya Eowyn,
      El don son poder leer vuestras palabras, que me hacen muy feliz.
      Abrazo muy grande Reina Eowyn.
      Namarië Eowyn, Tenna rato.

      Eliminar

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