«La función del ser humano es vivir, no existir. No voy a gastar mis días tratando de prolongarlos, voy a aprovechar mi tiempo»
—Los Jalones. Fascinante pueblo. Viajaban por las
estrellas cuando la humanidad aún rompía palos de madera con las manos. Esa de ahí
es una nave espacial Jalona. Obsérvenla bien. Entrará en examen.
Un gigantesco orbe metalizado flota a la deriva en medio del
espacio. La inconmensurable vastedad cósmica, repleta de estrellas, es el escenario
idóneo para la enorme construcción. La colorida nebulosa de Magallanes es el telón
de fondo donde el improvisado actor metálico actúa de forma espontánea en esta
obra cósmica. Desde el puente de estudio algunos alumnos toman notas en sus
estimuladores neuronales, otros solo observan el avance del leviatán solitario,
los más desapegados con la asignatura se recuestan adormilados en las cómodas
sillas ondulantes.
—Profesor Aldous, ¿es una nave de guerra?
—Todas las naves Jalonas llevaban mecanismos de ataque y
defensa, pero no. Si se fija bien, le faltan los tubos retráctiles en la
mampara exterior, las naves Jalonas apoyaban en esa zona las fibras láseres. Si
se fija, el casco exterior está intacto, no presenta abolladuras ni haber
sufrido impactos de algún arma. Por esa carencia y su estado de conservación se
puede afirmar que no es una nave de guerra.
El alumno asiente y al acto envía más notas mentales a su
estimulador neuronal. El córtex activa una secuencia y todo queda anotado en el
banco cuántico de datos.
—Yo vi la nave museo Jalona en Tierra III —Alza la voz una
chica rubia con tres ojos negros que se ruboriza cuando todos la observan—,
pero no era tan grande como esta.
—En Tierra III exhiben la primera nave Jalona que
encontró la Bihumanidad. Es una excepción consensuada con la Academia
Cosmológica Universal debido a las extrañas leyes que rigen Tierra III —El
profesor señala con un puntero láser la nave exterior flotando en el espacio—.
El deber de un cosmogeólogo es conservar el objeto de estudio en su entorno natural.
Sin alteraciones. La exhibición de la nave Jalona en Tierra III contraviene el
código de conducta cosmogónico. Espero que no lo olviden. El lucro personal no
debe enturbiar la pauta marcada por el estudio.
La mayoría de alumnos asiente. Otros miran despreocupados
la grandeza de la nave exterior. Alguno anota por telepatía neuronal las
palabras del maestro en sus apuntes.
—Profesor —alza la mano otra chica—, ¿por qué se
extinguieron los Jalones?
—La respuesta a esa pregunta se encuentra en el manual,
señorita Dixit.
La clase ríe. El rostro de la señorita Dixit se enrojece
un poco.
—Yo quería saber... su opinión.
El maestro ríe. Parece satisfecho de haber puesto en
evidencia a la alumna, pero su sonrisa no es pedante, parece un mero trámite a una
interpretación que lleva tiempo ejecutando.
—Y la sabrá, pero por favor, señorita Dixit. Enumere las
causas más probables, según el manual, de la extinción Jalona.
La alumna realiza un gesto aquiescente con la cabeza.
—Propuesta uno de orden natural. La nebulosa de la tarántula
o alguna cercana creció en pocos millones de años, creando un polvo cósmico que
impidió la filtración de rayos solares, eliminando así la vida en los planetas
colonizados por los Jalones. Tampoco se descarta la aparición de convulsivos agujeros
negros en la región Jalona. Propuesta dos de orden interno. Se produjo un
conflicto bélico o una amenaza virológica de rango universal. Propuesta tres de
orden externo. Fueron exterminados por alguna raza alienígena o un causante alieno.
La explicación se atiene perfecta al manual. Los alumnos,
que antes reían, ahora aplauden con entusiasmo a su compañera.
—Y usted, ¿cuál es su opinión profesor Aldous?
—Ninguna de esas.
Hay algunas caras de extrañeza. Algunos alumnos se miran
los unos a los otros. En ese momento un timbre subsónico resuena en las cabezas
de los presentes.
—Bien, se acabó la clase, ya pueden retirarse. Para la próxima
semana quiero un análisis detallado de sus observaciones del orbe Jalón
observado en el día de hoy. Pasen buenos días.
Muchos alumnos, aunque intentan mantener la compostura, abandonan
la sala con una gran sonrisa. Les esperan días de descanso y muchos de ellos ya
no piensan en el trabajo que les aguarda por delante. El puente de estudio
queda casi vacío. Solo Aldous y Dixit contemplan la nave Jalona a través de la
gran pantalla.
La alumna se acerca con lentitud a la figura del profesor
que permanece extasiado en la contemplación del gran orbe.
—Yo... —La chica observa en dirección a la puerta de entrada
al aula. Está cerrada. En la estancia no hay nadie más a excepción de ellos dos.
La alumna se abalanza contra la cara del profesor. Ambos
entrelazan sus cuerpos y comienzan a besarse. En los labios, en el cuello,
juntan sus manos alrededor de sus espaldas, jadeos ahogados escapan de las
gargantas.
—...aún quiero —Dixit inspira con fuerza—, saber su
opinión.
—¿De la extinción? —pregunta, mientras renovadas caricias húmedas acarician la lengua de ambos.
—Síiii... —Dixit ahoga un gemido.
—Se extinguieron por aburridos. Vamos a mi camerino, y te
explicaré en más profundidad, que hacer para evitar la extinción.
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
Brutal, me ha encantado, y mira que yo no soy mucho de cifi. Joder, ¡que imaginación! Muy bien.
ResponderEliminarEstimada Angela Eastwood,
EliminarSerá que el tema de la extinción ha calado con profundidad en su ser. ^^ ja, ja, ja
Ya sabe que por estos lares estamos muy "malamente" de la mente.
je, je, je Un abrazo muy grande estimada bruta compañera.