«La grandeza es una experiencia transitoria porque depende de la imaginación humana creadora de mitos. Debes mostrarte inclinado a la ironía, eso te impedirá creer en tu propia pretensión, porque sin esta cualidad, incluso una grandeza ocasional puede destruir a una persona»
Desestimados,
Os conozco, os gustan mucho los cuentos, los relatos alegres, las historias de anodina felicidad. Yo prefiero la negatividad de lo real, hechos probados, premisas científicas: 1+1=2. Eso es un hecho. Sin embargo evitáis la realidad, preferís evadiros en esas estúpidas epístolas de felicidad improbable, en esos relatos que personajes como mi hermano UTLA y el resto de sus comparsas felicianos tejen alrededor de una realidad de improbable alegría desmedida. Ya que os gustan tanto los cuentos, os narraré uno.
Desérase una vez, un mago llamado Estupiditú,
El muy necio pensaba en dominar algún día el hechizo de hilar la realidad.
Su padre, hechicero de alto nivel, le advirtió, «cuidado con lo que deseas, se puede hacer realidad», pero se lo comentó de manera atolondrada antes de irse a trabajar al cónclave de magos en la península de Astañistán.
La madre bruja también añadió una despreocupada advertencia ante la extravagante peligrosidad de su pequeño, «menos pensar y más hechizar». Pero, al igual que su esposo, llegaba tarde a su particular reunión, un aquelarre en la montaña de Walpurgis, agarró la escoba y se fue volando en dirección norte.
Hasta su familiar adosado, una mascota similar a un pequeño gato negro con dos orejas de murciélago en la cabeza, bufaba lleno de espanto cuando su amo practicaba el susodicho hechizo noche tras noche.
Un mal día, espoleado con burlas en el patio del colegio por sus compañeros magos, brujas, hideutas y sátiros, Estupiditú lanzó al aire el conjuro. En aquella ocasión, quizá debido a la rabia interior, el efecto fue diferente...
Se formó la conocida niebla.
Se escuchó el lejano trueno.
Se paró el tiempo, las manecillas de los relojes se quedaron inmutables en aquella posición estática, anudadas a una fuerza mágica que les impedía avanzar.
Y se aparecieron, por último, las típicas luces discotequeras de Orcolandía, propias de todo embelesante hechizo.
*** Explosión + Reinvención + Estupidez ***
Al final, el propio Estupiditú se transmutó en un trajeado transexual ávido de poder en una multinacional encargado de erradicar el pasado y los recuerdos; y por supuesto, la magia.
Esto no es verdad y miento,
y estupiditú quien se lo crea.
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
hola! genial relato, por un momento me dio un estupidi moment y recorde el episodio donde Mickey era el aprendiz de mago,gracias! saludosbuhos.
ResponderEliminarEstimados Buhos Evanescentes,
Eliminar¿Mickey?¿Aprendiz de mago? Ahora, por un segundo los estupiditú hemos sido nosotros...
Espero que mi hermano NUTLA no haya plagiado nada bonito a modo de burla. ^^
Abrazos muy grande, una ululante despedida.
¡Qué interesante relato!
ResponderEliminar«menos pensar y más hechizar» Me gusta!
Un besazo!
Aiya Eowyn,
EliminarMi hermano NUTLA tiene una extraña manera de plasmar cuentos. :-|
Pero si a ti te gusta Reina REowyn, ya quedo contento. ^^
Namarië Eowyn, Tenna rato.