Entrada 1.
Las mejores vacaciones que disfruté
sucedieron el mismo año que acontecieron tres graves hechos en mi vida: me
despidieron del trabajo, mi mujer me abandonó y mi padre murió.
Entrada 2.
Las personas se afanan en decir que es
la infancia y la adolescencia donde guardamos los mejores
recuerdos: paseos en bicicleta, caminatas por la playa, cariño
incondicional de los abuelos, amores imposibles de verano...
Ese no fue mi caso, mi padre, desde
bien pequeño, anotaba en una libreta todos los gastos que yo le suponía.
Escuela, manutención, ropa...
Cuando tuve dieciséis años me llamó a
la mesa, acudí y me expuso la cuantía que le debía. Estuve trabajando para él hasta
la edad de veintiocho.
Cuando cumplí la edad de treinta y
tres, un tórrido día de verano, mi progenitor fallecía de un ataque al corazón.
Entrada 3.
La que se supone debería haber sido la
madre de mis hijos me abandonó por un puertorriqueño que había conocido en una
sala de baile.
En agosto de aquel mismo año que
cumplía treinta y tres, y, quizá, debido al influjo de la calor, que altera
algunas mentes susceptibles a las altas temperaturas, mi mujer decidió fugarse
con su amante. Yo poseía un extracto bancario con el pago de un hotel a nombre
de mi mujer, así, con lo que supuse una prueba, acudí hasta la policía
para denunciarla por abandono familiar.
Los agentes me llamaron una semana
después, habían encontrado a mi esposa, con un hombre, en el fondo de un
acantilado cercano a la playa. Se dirigían en coche desde el hotel hasta
la carretera y los frenos les fallaron. Se despeñaron y murieron. Me alegré
mucho.
Entrada 4.
Ya han pasado diez años desde mi
afortunado verano.
En los viejos garajes se
almacenan tantos trastos viejos, juguetes rotos de pasados alternativos que
pudieron ser y, que en la mayoría de ocasiones, no fueron.
No es mi caso, la mayoría de mis
juguetes sirvieron para algo, no obstante, a pesar de su anterior utilidad,
debo deshacerme de ellos.
Encontré la vieja botella de
Etiglencol, que parecía querer ocultarse entre cajas y viejas mantas. El Etiglencol
es una sustancia para deportistas, aumenta el ritmo cardiaco, aunque mal
administrada puede causar muerte por infarto de miocardio y es difícilmente
detectable en análisis forenses.
En la esquina contraria, más alejada
de la botella, encontré el extracto bancario del pago del hotel donde se alojó
mi exmujer con su amante, al lado unas pinzas pequeñas, de esas que utilizan
los mecánicos para reparar el cableado de conducción, dirección y frenada.
También encontré una antigua nómina y
la carta de despido. Debo aclarar que la muerte del jefe de recursos humanos,
quien opuso tanta resistencia a firmarme el finiquito, al caer por una escalera
y partirse el cuello, fue una azarosa situación. Lo sustituyeron por una
persona más joven y sin reticencias a firmarme los emolumentos que me
correspondían. Este último hecho sí puedo achacárselo por completo a la diosa
fortuna, que aquel año me brindó, con este regalo, el verano más afortunado de
mi vida.
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
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