«Cuando el búho canta,
o llueve
o escampa»
o escampa»
—No he de mirar atrás. No he de mirar
atrás.
Susurraba María en una angustiosa repetición.
Su camisón blanco le entorpecía el paso de sus pequeñas piernas, apenas avanzaba,
y aquel ruido seco, constante, en la espalda, un arrastrar de garras y plumas
contra el entarimado suelo de madera, le erizaba el vello detrás de la nuca.
María inspiró y mantuvo suspendido el
aire en sus pulmones durante un momento, el ruido a su espalda también se
detuvo. Reanudó los pasos confiada camino del dormitorio, pero una tabla crujió
a su espalda, quizá fruto de sus propios pasos, o ¿eran los pasos del Búho Loco?
⁂
Una sombra oscura, con alas, la perseguía
desde aquel día que visitó, con su amigo Anthony, el pequeño bosque de Creek
Hill. Fue el día que mataron un gorrión a pedradas. Solo había sido un juego, la piedra de ella
apenas le rozó el ala a la pequeña ave, la de Anthony se estrelló contra el
pico y los ojos.
⁂
Mamá no la creía cuando le hablaba de
la sombra larga, oscura, con alas deformes que la perseguía por la casa desde aquel día. Papá
hacía ver que sí la creía, pero María sabía que no. Con su abuela no sabía que pensar,
hasta que una noche se presentó en su cuarto y le contó una historia de un
demonio de la naturaleza.
«No eches la mirada atrás» decía la
historia que le contaba su abuela. «La sombra del Búho Loco te mata si la
miras fijamente» y ella le creía. Al finalizar el viejo relato, le depositó un
beso en la frente y una rama fresca de muérdago bajo la almohada.
⁂
La abuela falleció hará seis días,
tiempo en el que la rama de muérdago se marchitó con lentitud. ¿Quién le daría ahora
muérdago para protegerse?
⁂
Con las palmas en los ojos avanzaba a
tientas por el pasillo. Avanzaba con el vello erizado, con el corazón dando enormes
golpes contra su pecho, ¿cuán lejos estaba de su habitación? Avanzaba rápido, a
ciegas, sin poder levantar las manos del rostro por miedo a ver aquella desangelada
sombra; las piernas le fallaron, equivocó el paso y cayó por las escaleras que
la conducían a la planta baja; rodó, se golpeó la cabeza contra los escalones, y la
cabeza, ladeada de una forma antinatural, observaba hacia arriba; mientras, el
blancor del techo se desvanecía de su visión poco a poco, envuelto en una sombra oscura que la
reclamaba con un ulular funesto...
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
Me animo a imaginar que Anthony la cobró por dos...
ResponderEliminarQuizás se salvó por no creer.
Nunca lo sabremos :D
hola! que nos encontramos aqui??? un buho loco... lo echamos de la manada( se dira asi???) porque se hacia el loco, que no es lo mismo que ser loco! saludosbuhos
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