«Cuando el diablo se mezcla en los asuntos humanos
para arruinar una existencia o trastornar un Imperio, es muy extraño que no se
halle inmediatamente a su alcance algún miserable al que no hay más que
soplarle una palabra al oído para que se ponga seguidamente a la tarea»
A través del tiempo, de los ecos que conforman las
palabras, se reproducen situaciones similares en distintos continentes y épocas.
¿Cómo podrían quedar unidos, por los ecos de las
palabras, un poeta español y un novelista ruso?
No tiene sentido esta introducción sin saber el tema
del que tratamos.
⁂
Federico García Lorca, uno de los mejores poetas españoles, escribió en
1920 unos versos acerca de su amigo Satanás, un ser que nos ha visitado a todos en
algún momento. El diablo es noble con sus conocidos, a pesar de sus muchas excentricidades
y que, siempre se espera de él, cumpla su palabra, más no debe el incauto contraer deuda alguna
con semejante amigo, se cobrará muy cara la deuda si no se paga a tiempo, ya sabemos todos a que me
refiero.
Nos pondremos en situación con la poesía del poeta
español Federico.
Cita de Prólogo (Federico
García Lorca), 24 de julio de 1920:
«Además, Satanás me quiere mucho,
fue compañero mío
en un examen de
lujuria, y el pícaro buscará a Margarita
me lo tiene ofrecido.
Margarita morena,
sobre un fondo de viejos olivos,
con dos trenzas de noche
de estío,
para que yo desgarre
sus muslos limpios».
En 1920, este amigo común y Federico, trasnochaban
juntos, pero mi asombro viene, no al descubrir la cantidad innumerable de
amigos comunes atesorados por Satanás, sino los versos que susurró a
Federico; palabras sobre él, Satanás, y la misteriosa
Margarita, una beldad morena de trenzas de noche.
¿El diablo y Margarita? El asombro, revisitando mis
propias incursiones lectoras con nuestro amigo común, me condujo hasta la
lejana Rusia, país de almas escépticas en la galería diurna
pero de poderosas inclinaciones teológicas en la onírica pasarela nocturna, el viaje
concluyó en un autor maldito, maldito por ser demasiado brillante y, maldito, por
ser demasiado ingenuo, me refiero a...
Mijaíl Bulgákov. El escritor ruso comenzó, en 1928, la escritura de una grandiosa obra
de la literatura, El maestro y Margarita,
el libro, auspiciado sin duda alguna por los susurros incesantes de
Satanás, su mejor lector, incluye a nuestro amigo común como
personaje de la trama, quien se presenta en Moscú donde realiza un sinfín
de fechorías y, en ese camino de perversión, trastoca la vida a un grupo
de personas.
¿De dónde sale mi asombro? ¿A dónde nos conduce esta
cháchara? Señalo algunas pistas que se remueven inquietas en mi cabeza.
Federico García Lorca
Prólogo.
Poesía.
Margarita y Satanás.
¡España!
|
Mijaíl Bulgákov
El profesor y Margarita.
Narrativa.
Margarita y Satanás.
¡Rusia!
|
Y, tal novela de misterio, nuestro amigo común, el soterrado
Satanás rey de todos los infiernos, se nos descubre como el nexo común
entre ambos textos además de la bella dama.
¿Casualidad? Mi asombro no sería tal, una simple
coincidencia metafórica y de personajes, después de todo
la flor de la margarita puede simbolizar la virginidad, la pureza,
denostando a la celebérrima rosa, ya demasiado gastada por muchos versos y, en
consecuencia, ambos genios, Federico García y Mijaíl Bulgákov, usaron la margarita en detrimento de la
otra, pero no, mi desconcierto aumenta, pues no nace de la etimología
poética de la evocada Margarita, es su descripción física, ¡morena
y con trenzas de noche!, es esa descripción la que sacude con fuerza algunos
recuerdos en mi frágil y escurridiza memoria, recuperar sin éxito aquello que
se le escapa a uno. Acudo, en mi intento de salvación, al otro demonio, San
Google, él me dirá lo que busco.
Cita de El
maestro y Margarita (Mijaíl Bulgákov):
«Era inteligente y hermosa y aún añadiríamos algo más [...]
Margarita Nikoláyevna era una mujer de treinta años
[...] La Margarita de treinta años veía reflejada en
el espejo a una mujer morena,
de unos veinte años, con el pelo ondulado.
[...] A la luz de la luna
su cabello era blanco, formando en la nuca una trenza que flotaba en el aire».
¿¡Margarita morena con trenzas de noche a la luz de la
luna!?
Demasiada casualidad para tan poco lector. Si existe alguien,
con mayor entendimiento, alguien que pueda esclarecer luz sobre el asunto, bienvenido
será a este lugar.
Amigo común, ¿dejarás, en algún momento, de
susurrarnos tus excentricidades al oído? ¿Dejarás de reírte de tus esclavos? ¿De plagiar
y repetir la misma tonadilla en unos y otros?
Aunque seguiré pensando que los caminos de Satanás son
inescrutables, ciertamente Satanás,
debemos rendirte homenaje por unir a sendos artistas en estos ecos de
metaficción.
Debo advertir (el
yo escritor) que quizá resida una mentirosa palabrería en todas estas
afirmaciones, o tal vez sean mentirijillas fruto de los susurros de nuestro
amigo común.
Lo sé todo. (susurra...)
La anterior frase, atribuida con entereza
al señor Satanás rey de todos los infiernos, cae en mis oídos igual que se desliza, después de leerla, en vuestros ojos. Del resto de temas, casualidades, plagios, mezquindades y lecturas
prohibidas... mejor las dicte el diablo en otro momento.
93% imaginación
7% realidad
Pero es ese 7%
lo que realmente importa
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
M'agradat molt, Sergi.
ResponderEliminarMargarita morena con trenzas de noche a la luz de la luna. Me encanta. Es como el título de una obra de teatro ¿Arniches? de los años 20.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.