En el ejercicio del capítulo cinco, Julia me invita a relatar sobre aquello que me gustaría escribir. ¿Cuentos? ¿Guion de cine? ¿Novela? ¿Poesía?
Yo lo tengo claro. Me encantaría escribir una novela, de hecho estoy acabando de revisar la que será mi primera hija y ahora estoy enfrascado en la segunda.
¿Por qué quiero escribir una novela?
Porque es una tarea titánica. Y por alguna absurda disposición en mi ánimo me gustan las tareas titánicas. Una novela, con sus más de cuarenta mil palabras se me antoja algo realmente escarpado.
En el blog también llevo más de cincuenta historias acumuladas, quieren ver la luz, y el número de publicaciones aumenta cada día. En ocasiones creo que estoy perdiendo la cordura.
Un miedo me invade diariamente ,¿me quedaré seco de imaginación algún día?
¿Tendrá todo esto un límite? ¿Será acaso mi mente como una botella de agua que vertiendo poco a poco el líquido este llega a agotarse? Quizás sea un miedo implícito a todo aquel que escribe, pero llevo tiempo pensando en ello.
Por este motivo quiero escribir cuanto antes una novela, no me gustaría quedarme sin gasolina a mitad de camino. Aunque no es el motivo principal, hay muchos más. Siempre he leído biografías sobre escritores, la mayoría son personas con una rica vida interior, las cuales desean dejar de una u otra manera su peculiar impronta en este mundo acerca de lo que sienten, de lo que ven y de lo que debería ser.
Llevo mucho tiempo pensando en la «nueva» esclavitud. Si, pensareis que estoy un poco mal de la cabeza. ¿«Nueva» esclavitud? Si, por que la esclavitud ha mutado, las máquinas son ahora nuestras esclavas. Creamos maquinas cada vez más complejas que nos sirven, nos obedecen, pero ¿qué hay de sus sentimientos?
Mi jefe, un ingeniero de carrera, es una persona muy inteligente a quien admiro mucho. Pero él dejo claro que una maquina no siente. Aunque para no resultar tan tentadoramente enérgico en su rotundidad, afirmó a posterior con una aguda observación: «¡Defíneme que es sentir!»
Pese a su aguda observación, mi intuición me dicta otra cosa. ¿Por qué no siente una maquina?
Alan Turing escribió que el proceso computacional no difiere en absoluto del pensamiento humano, el primero tan solo utiliza materiales eléctricos y electricidad, y el segundo, procesos químicos y electricidad. Como podemos observar en ambos sistemas hay un componente repetido.
El pensamiento y la vida de Mr. Turing me condujeron a realizarme otra reflexión. Alan era homosexual, y a pesar de su genio fue perseguido y atormentado por esta estupidez de miras que nos caracteriza como especie: «odiar todo lo diferente».
¿Por qué los humanos esclavizamos siempre al grupo más indefenso?
¿Por qué estigmatizamos a los colectivos más débiles?
¿Por qué lo repetimos una y otra, y otra vez a lo largo de nuestra historia?
¿Es qué nunca aprendemos?
Al principio existía la esclavitud, con cadenas y prisioneros de guerra ganados en las batallas.
El señor Colon, con su descubrimiento de las Américas, amplió gravemente este concepto otra vez. Por cierto, la palabra Colonizar, no proviene de Colón, pero en este detalle ya me extenderé en otro escrito, mucho tiempo después.
Las gentes norteamericanas, lejos de aprender de los errores de sus convecinos, se apoderaron de personas africanas e hicieron faltan más de cien años para erradicar ese nefasto pensamiento.
Después el régimen de castas, solo los que están preparados intelectualmente pueden votar, pertenecer a la élite, y sus hijos alojarse en carísimos colegios privados. Esa característica de nacimiento los convierte en mejores personas y aptos para el voto. Mentira.
El sufragio femenino, otra clase de esclavitud encubierta, no hay que permitir que la hembra vote, no sea que comience a pensar mucho. Menuda absurdidad.
Ha habido muchas clases de malvadas esclavitudes a lo largo de nuestra corta historia como especie, y repito, continuamos sin aprender.
Yo creo que la siguiente clase de esclavitud se producirá con las maquinas.
De hecho ya se está produciendo.
¿Por qué una maquina no es capaz de sentir?
Sería como asegurar que un perro o un gato no sienten porque no saben hablar. Me parece excesivamente autócrata ese pensamiento. Quizás yo sea demasiado animista, o biocentrista, como asegura esa nueva tendencia moral : «todo ser merece respeto moral».
Cuando toda la raza humana consiga vivir en paz, necesitaremos inventar una nueva esclavitud, por la simple motivación de tener a otro colectivo esclavo, y como nos negaremos a pensar que estemos siendo esclavistas, perduraremos en el intento.
Eso es lo que haremos.
Lo que estamos llevando a cabo.
No importa mucho, pues aprenderemos a tiempo pasado de nuestros errores, más tarde, siempre un paso después. La historia siempre se repite.
Gracias por compartir conmigo mis pensamientos anónimo lector y por tener tu mente abierta de miras. ^^
«93% imaginación,7%realidad»
Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
Querido UTLA,
ResponderEliminarTienes un don para escribir y una fuente inagotable de imaginación. Al menos yo lo veo así. Te animo a que escribas una novela. Sé que da mucho trabajo, pero piensa en la catidad de lecctores que tienes y en la recompensa del trabajo bien hecho da una satisfacción personal única!
Un abrazo!
Aiya Eowyn,
EliminarNo hay tal don, pero si hay mucha imaginación, y en ocasiones ayuda la "fuente". ^^ y por supuesto, siempre las amables palabras.
Gracias estimada Reina Eowyn.
Namarië Eowyn, Tenna rato.
¡En cuanto salga la novela avisame! me encanta como escribes. Si la inspiración te alcanza escribiras de seguido, si te bloqueas persiste hasta que esta vuelva a ti. Un abrazo.
ResponderEliminarEstimado Hikari Javier,
EliminarPosiblemente la primera "opera prima" no sea... del agrado de tods..jajaja
El abrazo siempre es mutuo estimado Hikari Javier.
Ya estoy con muchas ganas de leer es novela con máquinas esclavas que tienen mente propia.
ResponderEliminar¿Qué, acaso toda esta entrada no quiso decir eso? :P
Estimado Bruto Escritor,
EliminarQuizas, la primera no trate sobre eso. ^^ Quizñás, la primera sea más de su...agrado. jajaja
Un abrazo muy grande Bruto escritor.