Habíase un lugar,
cuando el mundo era joven y la música caminaba alegre por los caminos, vino al mundo un pequeño Fa fruto de una «tercera», Papá Do y Mamá Mi.
Estos se conocieron durante una larga sinfonía, la cual finalizó justamente con un encuentro alargado entre ambos, Do y Mi.
De esta bonita unión, al cabo de 148 compases, nació el pequeño Fa, pero Papá Do y Mamá Mi advirtieron en su retoño una pequeña tara, algo impropio de ellos dos tan altos y elegantes, la altura de Fa distaba mucho de la media, y su frecuencia sonaba, ¿Cómo podrían haberlo definido? ¿Disonante?
Papá Do y Mamá Mi llevaron al pequeño Fa a una escuela especializada, allí les atendió el Doctor Pentagrama Sol, «Llámenme Sol», profirió afablemente el docto Pentagrama cuando iniciaron la conversación musical.
Papá Do y Mamá Mi mostraron al pequeño Fa al Doctor Sol. Este examinó atentamente al pequeño, le realizó varias pruebas musicales, la prueba de las frecuencias, resonancia acústica y una de afinación.
Realizadas todas ellas, el doctor Sol llamó a La enfermera, por favor señorita La, podría llevar a este Fa a la armadura de juegos. Este lugar, la armadura de juegos, eran cinco líneas horizontales paralelas donde los pequeños se columpiaban y jugaban a sus anchas, el campo de juegos ideal para los futuros acordes, arpegios y escalas del mañana.
La tendió su tono hacia Fa, que nunca había visto a una nota tan bonita. ¿Qué quieres ser de mayor?, preguntó La cordialmente al pequeño Fa mientras salían cogidos del tono camino de la armadura de juegos. «De mayor quiero ser una nota redonda», fue lo último que escucharon.
Papá Do y Mamá Mi se miraron preocupados, las venideras palabras del Doctor Sol marcarían la trascendencia de su pequeño, ellos escuchaban ansiosamente.
Permítanme que llame a mi colega el Doctor Clave de Fa, comentó alegre el docto Doctor Sol, él está especializado en casos similares al de su hijo.
El Doctor Fa acudió presto a la llamada del Doctor Sol. Ambos colegas intercambiaron razonamientos que escapaban al entendimiento de Papá Do y Mama Mi. Fa, Sol, Fa, Sol, la musicalidad en la estancia aumentaba ‘alegre non tropo’, la acústica de ambos doctores, Fa, Sol, Fa, Sol, afinada durante años llegó a un punto cumbre y entonces ambos enmudecieron.
«Posee su hijo un desarrollo característico de sonidos enarmónicos. Es en realidad bemol», pronunció el Doctor Sol con la aquiescencia de su colega Fa.
«¿Se puede curar?», preguntaron al unísono Do y Mi, los dulces progenitores preocupados.
El Doctor Sol se disculpó con una floreciente sonrisa, «No es ningún problema», afirmó alegre, «la armonía de su hijo es excelente, quizás no se acople al ‘tono’ esperado de su unión pero es una nota totalmente sana, llena de musicalidad y buenas vibraciones».
«Sin embargo», justificaron ambos Doctores, «al ser tan enarmónico, les recomendamos encarecidamente su unión en el futuro con otra nota de igual altura, un Si sostenido sería lo ideal».
Papá Do y Mamá Mi se despidieron relajados de los doctos Sol y Fa, camino de la armadura de juegos vieron a su pequeño Fa jugando con otra nota, también de baja altura como él, aunque no tanto.
La enfermera les devolvió al pequeño Fa, que se despedía de su nueva amiga.
«¿Quién ese esa nota que has conocido hoy?», preguntó curiosa Mama Mi.
«Es un Si, y sus papas la han traído por un problema de altura, como yo. ¿Podré verla otro día?».
Papa Do y Mama Mi se miraron alegres. «Claro pequeño Fa, desde hoy podrás ver cuando quieras a Si».
Y Si se despidió moviendo alegremente su sostenido.
Y Fa le devolvió el saludo con su tierno bemol.
Y Mama Mi sonrío.
Y Papa Do asintió.
Esto es verdad y no miento, y como me lo contaron te lo cuento.
*Aquí podéis escuchar la alegre partitura de este musical cuento. ^^
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia
Un relato muy original y como diría... Con nota. Como dice el refranero, siempre hay un roto para un descosido.
ResponderEliminarUn abrazo, querido amigo.
Estimado Jesús,
EliminarY siempre hay una nota más que añadir al pentagrma denuestras vidas.^^
Un abrazo muy grande estimado Jesús.
Estimado Jesús,
ResponderEliminarCon nota baja, pues Fa bemol era una nota...baja. ^^
El refranero, de cualquier parte del mundo, me encanta.
Gracias por pasarte por aquí.
Un abrazo muy grande Jesús.
Madre mia! cada dia nos sorprendes mas, siempres traes cosas nuevas y interesantes para contar en forma de relato. Estas hecho un verdadero maestro. Muy buen relato. Un abrazo.
ResponderEliminarEstimado Hikari Javier,
EliminarSiempre es un gozo escuchar tus palabras siempre amables. ^^
Un abrazo muy grande estimado Hikari Javier.
UTLA,
ResponderEliminarCada vez que te leo me dejas impresionada. Tienes una manera de escribir maravillosa. El relato, como siempre, de diez! Sigue así.
Un abrazo muy grande y besos
Aiya Eowyn,
EliminarEsos ojos que leen con ternura son los culpables. Me alegro que te guste Reina Eowyn. Un abrazo muy grande.
Namarië Eowyn, Tenna rato.
IM-PRE-SIO-NAN-TE. Me pongo de pie y aplaudo esta magnífico cuento musical. Fresco, original, inteligente. Una obra maestra.
ResponderEliminarBravo..
Estimado Raúl,
Eliminarjajaja Maestro, muchas gracias por tus palabras, espero lo hayas disfrutado.
Un abrazo estimado Raúl.
Me ha encantado. Un cuento con banda sonora incluida. Me ha recordado a mis clases de piano, cuando tenía que afinarlo siempre decía: "Momentito, que busco el fa". Mira por donde vuelvo a encontrarme con mi querido y disonante Fa.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Estimado Mr. Borgo,
EliminarLas eternas clases de piano, quien no ha aporreado cariñosamente el teclado de un piano no sabe lo que es la música. jajaja Pobres pianos, lo que deben sufrir.
Un abrazo miquel. ^^