lunes, 7 de septiembre de 2015



«Suplantarme. Es el resumen del ejercicio de hoy. Suerte»

Sergio se levanta de la cama, últimamente es feliz pero siempre tiene sueño. Suele despertarse rápido, no le gusta remolonear. Levanta la persiana, se dirige al lavabo arrastrando los pies y realiza la primera parada biológica del día. Un número uno. Bosteza, se lava la cabeza, el agua un poco fría le ayuda a despejarse, un buen desayuno acabará de sintonizarlo con la vida. Tostadas con tomate restregado, sal y aceite, el queso no puede faltar.

Recoge el carro de la compra, primero irá al pequeño supermercado de la esquina de su calle, la misma invariable lista de comida y otros utensilios, después visitará la carnicería, reirá con la carnicera mientras ella corta un par de pechugas de pollo, y por supuesto, un cuarto de kilo del inolvidable queso de oveja. La última parada será en la agradable farmacia regentada por un par de hermanos farmacéuticos muy cariñosos. El barrio donde vive esta en la ciudad, pero por cómo se tratan las personas más bien se diría que es un pueblo grande. Algún chisme, un cotilleo, pero también esa agradable camaradería se filtran por todas las esquinas de este antiguo barrio.

Sergio no ha quedado hoy con nadie, es domingo, día de interminables lavadoras y descanso en general en su rutinaria vida. Ama la rutina, y sin embargo, también es feliz cuando por algún motivo debe cambiarla.

Hoy se preparará salmón al vapor, sin aceite, el cuerpo es sabio dice, y desde hace tiempo rechaza de manera innata el dorado líquido, su estómago lo agradece. Añade estragón y un poco de vino blanco al agua, el líquido final servirá como improvisada salsa al plato, dos tostadas acompañaran la frugal comida. Un yogur desnatado es la guinda final de esta excelente comida.

El contacto con el agua lo calma, lavadora, fregar los platos, tender; lo que peor lleva es barrer, es alérgico al polvo y este le causa bastantes molestias, lleva tiempo pensando en comprar un robot de limpieza inteligente, pero el precio es excesivamente caro.

Una película después de comer, se sienta enfrente de su ordenador, el centro neurálgico de su hogar, o como él lo llama en ocasiones: «sancta sanctórum».

La película le ha gustado, se la recomendó una conocida bloguera a la que sigue, es maravilloso ese intercambio de información, cuando era pequeño no podría haber imaginado lo importante que sería el internet en su vida, internet es la madre, el wifi el cordón umbilical que le mantiene con vida. Puntúa la película en IMDB, una página especializada en cine y televisión.

Después recoge la ropa seca, y hace la cama, es tarde para hacer la cama, pero se acerca el verano, esa temida fecha en la que los calores asolan a todo bicho viviente y amodorran el ánimo de cualquiera, mucho más de este personaje llamado Sergio. A él le encanta el frío, una buena manta y estar encerrado en algún lugar confortable, «el yeti» le llama cariñosamente un buen amigo suyo.

El sol comienza a caer, debe ponerse a reescribir su novela, narrar es sencillo, divertido y gratificante, lleva esa pasión consigo desde hace cuatro años, pero reescribir es una tarea desesperante, es el momento en el que uno más debe luchar con el crítico interior, por que cuando reescribe el crítico surge con fuerza, e intenta destrozar todo a su paso, su peor enemigo está dentro de él, si permitiera abrirse paso al crítico este destrozaría toda la obra, quizás su propia existencia. La lucha contra ese malvado ser interior en ocasiones se recrudece, pero no es ese el día, ese Domingo esta apaciguado, en paz con su enemigo interior, el cual duerme tranquilo en algún lugar recóndito de su ser, hoy escribirá tranquilo.

Ha pasado tres horas reescribiendo, hubo un momento en el que sintonizó con la reescritura, no existía nada más a su alrededor, únicamente la pantalla con palabras y su imaginación; ese «debía» por un «atesoró», una camuflada frase en pasiva reconvertida al activismo literario, y algunas faltas ortográficas que causaban mucho daño en sus ojos.

La tarde se ha convertido en noche, esta dama nocturna lo ha atrapado tecleando frenéticamente en su «sancta sanctórum»; el tiempo detenido, como bien anuncia uno de los blogs que sigue, es la sensación que perdura en su mente. El capítulo ha sido reescrito con éxito. Hoy puede irse satisfecho a dormir.

Se desnuda, una ducha rápida antes de dormir, pantalón corto y camiseta de tirantes, se acerca el verano, los monstruos se esconden detrás de los infernales goterones de sudor.

Es un buen día, ojalá todos fueran así, mueve el rostro con aquiescencia, se recuesta tranquilamente en la cama. Comienza el iniciático viaje a ese otro lugar. «¿Dónde me llevaran hoy los sueños? ¿Quizás me reencuentre con UTLA?», son las últimas preguntas que recuerda antes de volver a la onírica realidad que le engulle...

«93% imaginación,7%realidad»


Cierra tus ojos, encuéntrate y sigue para adelante. Buena Suerte.
Un Tranquilo Lugar de Aquiescencia

2 comentarios:

  1. Fenomenal el The UTLA show. Me pasó volando el día.

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  2. Estimado bruto escritor,
    Que lamentable suerte de "Show de Truman" esta, que vida más anodina, y sin embargo, que bella es. ^^ jajajajaj
    El día se pasa volando en un santiamén.
    abrazos bruto escritor.

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